Ángela Marieta Sosa
Especialista en Derechos Humanos
Sin duda alguna el caso George Floyd, se constituye en un referente hemisférico para los defensores y educadores de derechos humanos en el continente, la debilidad estructural en la prevención de malas prácticas policiales queda evidenciada al no existir conciencia del respeto a la ley y a los derechos humanos, por parte de quienes poseen la autoridad pública, y por parte de quienes están sujetos a la ley, al sistema y al cumplimiento del deber.
El caso develado en redes sociales, mediante videos que constituyen pruebas irrefutables del abuso de autoridad, es ahora objeto de comentarios, murales, grafitis, protestas, incendios, canciones, disturbios, etc., pero también puede ser analizado desde otras perspectivas, como ser uso desproporcional de la fuerza policial, dictamen médico forense, autocontrol policial, permisibilidad de las leyes en el Estado, prevención por medio de educación y reformas a leyes y reglamentos sobre la prohibición o limitación de técnicas y tácticas letales en contextos de bajo riesgo.
El uso proporcional de la fuerza en la práctica policial, es una praxis que pasa por la formación del agente, su capacidad de autocontrol y el alcance de sus acciones en un contexto determinado, en el cual influye el nivel de riesgo de su propia vida en relación a la peligrosidad de la o las personas ante las cuales se enfrenta, esos componentes que se articulan en un escenario específico determinan el pensamiento y el accionar del policía.
El dictamen forense en el presente caso solo confirmará al detalle el abuso cometido, la posición física del detenido y de los policías que lo tenían reducido a la impotencia, la causa de muerte específica, los rastros de lesiones en el cuerpo de todas las personas intervinientes, que evidenciarían si hubo algún tipo de resistencia al arresto, y por supuesto el análisis de las gesticulaciones de Chauvin, al momento de presionar su rodilla contra el cuello de Floyd.
The New York Times, el 29 de mayo del 2020, publicó un artículo en el cual apunta que los departamentos de Policía de Estados Unidos han tratado de erradicar el uso de maniobras de estrangulamiento ya que es una técnica policial que ha provocado otras tragedias de alto perfil mediático. “Es una técnica que ya no usamos tanto debido a la vulnerabilidad”, expresó Mylan Masson, una exoficial de policía que dirigió programas de capacitación para la policía de Minneapolis durante 15 años, hasta el 2016.
Los registros oficiales indican que la policía de Minneapolis no ha abandonado por completo el uso de las maniobras de dominación del cuello, aunque se ha dicho que el método usado por Chauvin ya no forma parte del entrenamiento policial, el manual del Departamento de Policía establece que las restricciones de cuello solo pueden aplicarse cuando el oficial se encuentra en una situación de vida o muerte.
Muchos departamentos de Policía, incluido el de Minneapolis, dejaron de enseñar la técnica de restricción con rodilla y también trataron de limitar el uso de estrangulamientos después de la muerte de Eric Garner, a manos del Departamento de Policía de Nueva York en el año 2014 y que tuvo alta cobertura mediática.
Sin temor a equivocarme Chauvin será sentenciado con agravantes, sin embargo el sistema debe fortalecerse en la prevención y hacer énfasis en los entrenamientos de la proporcionalidad en el uso de la fuerza y el autocontrol en contexto determinados, además deben trabajar propuestas de reformas necesarias a los reglamentos de actuación policial donde la prohibición sea expresa y enfática, pues el costo de vida humana es irreparable para toda la sociedad estadounidense.
Los países del hemisferio necesitan seguir fortaleciendo la educación en derechos humanos, en las prácticas policiales, para prevenir el abuso de autoridad mediante el uso desproporcional de la fuerza, pues las consecuencias de las condenas recibidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, generan mal posicionamiento en el exterior y a nivel nacional costos económicos y sociales irreparables y muchas veces impagables.
Es lamentable la muerte de George Floyd, es condenable el abuso de autoridad que se ejecutó en su perjuicio, también es lamentable las consecuencias de la presión social ejercida en aras de obtener justicia; sería importante que se creara una fundación con el nombre de “Floyd”, que se encargara de mantener vigente la memoria de lo ocurrido a través de programas de concientización formativa y mediática, sobre buenas prácticas policiales y ciudadanas.
