Infraestructura resiliente ante desastres
Por: Álvaro Sarmiento
El pasado fin de semana, se resolvió -al menos temporalmente- el bloqueo de vehículos de carga en la frontera de Peñas Blancas, entre Nicaragua y Costa Rica. Recordemos que la génesis de este conflicto entre transportistas de la región y el gobierno de Costa Rica, se remonta a la decisión del gobierno por limitar y ejercer un control muy estricto a los conductores que después de pasar análisis médicos tuvieran como destino Panamá o viceversa. Pero tal vez la medida más rechazada por el gremio era la prohibición de llevar carga al interior de Costa Rica.
Pero para ser justos y equilibrados es importante escuchar al “otro campanero”, el gobierno de Costa Rica, que levantó ese “muro”, al detectarse que varias docenas de conductores que entraban al país estaban infectados del COVID-19. El Ministerio de Salud de ese país, y que cuenta a todas luces con el mejor sistema de salud de Centroamérica, y lo puedo atestiguar en primera persona en la parte materno infantil durante varios años, simplemente no se hizo esperar, procurando contener una lógica entrada de potenciales portadores del virus, simplemente sin ningún resguardo.
No se trata de un capricho de ninguna de las partes, ambas tienen su punto legítimo y bien fundamentado.
La salida inmediata, que provocó una crisis que hizo perder por ejemplo al sector de alimentos y bebidas de Guatemala, más de US$ 5 millones diariamente, que duelen mucho más en esta época de pandemia, fue la intervención del Consejo de Ministros de Economía y Salud de los seis países, para encontrar sí o sí, una salida razonable a un bloqueo que terminaría siendo más costoso para Costa Rica. El viernes, después de reuniones técnicas regionales, se aprobaron los lineamientos de bioseguridad que entrarán en vigencia el 7 de junio.
Los lineamientos se aplican en puestos fronterizos terrestres, los funcionarios que ejercen control en los mismos, conductores, ayudantes y tramitadores debidamente autorizados.
Detalla equipo indispensable (mascarillas, gel desinfectante), criterios sobre puntos y procedimientos de inspección de los conductores, cabina, limpieza y desinfección de estas.
Lineamientos de bioseguridad sobre carga, traslados y descarga de mercancías.
Coordinación interinstitucional y roles en puestos fronterizos.
Desinfección de los edificios e instalaciones y medios de transporte.
Acciones para implementar en caso de presentarse eventualidades de riesgo de contagio.
Acciones de autoridades migratorias.
Estrategia de capacitación, comunicación e información a funcionarios y usuarios.
Como todas las acciones similares, son una buena apuesta a hacer bien las cosas, pero al final del día únicamente las pruebas científicas y la estadística, nos dirán si estos lineamientos están cumpliendo con la finalidad para los que fueron establecidos. Lastimosamente la pandemia nos tiene en todo el mundo a prueba y error.
La lección inmediata ha sido comprobar que la institucionalidad regional COMIECO/COMISCA funciona y que su ausencia o inacción tendría consecuencias terribles para una región, tan integrada. Por otro lado, la importancia de no concedernos medidas unilaterales, que al final del día pueden ser contraproducentes. Centroamérica, con todos sus pecados, imperfecciones y defectos, debe estar más unida que nunca, no por romanticismos integracionistas, simplemente porque nos conviene mucho.
