Prevención de la violencia en las redes sociales
El notario como ministro de fe pública tanto física como electrónicamente
Por: Jorge Roberto Maradiaga
Doctor en Derecho Mercantil, catedrático universitario y especialista en Derecho Aeronáutico y Espacial.
No es un secreto el papel que desempeñan actualmente las TICs (Tecnologías de la Información y Comunicación) y las redes sociales en el mundo globalizado, pues la globalización nos ha permitido avanzar sustantivamente en este campo, de tal manera que hoy en día en el contexto global es común y corriente el uso de las TICs. Más allá de las infinitas posibilidades que las nuevas tecnologías nos abren, su alcance y dimensiones las convierten también en un arma de doble filo. Los más jóvenes, aquellos que han crecido y se han formado al calor de computadoras, tablets, teléfonos móviles y creen en lo virtual más que en la vida misma, son los más sensibles y vulnerables a la hora de afrontar mensajes negativos. Por eso se dice que toda luz tiene su sombra.
Es de destacar que, desde principios del presente siglo, el año 2001, la UNESCO (que no solo se ocupa de educación y cultura) abrió un programa adscrito al Sector Comunicación e Información que aborda un amplio abanico de problemas relacionados con las nuevas tecnologías en este campo. Desde aquellos relacionados con las asimetrías de acceso a nivel planetario, hasta los problemas de ciber seguridad, derechos de autor, ética de la información, etc.
Destacan estudiosos del tema, a raíz del trágico desarrollo del terrorismo fundamentalista y constatado el papel esencial que desempeñan las redes sociales en el reclutamiento y radicalización de los jóvenes, el Programa Información Para Todos (PIPT) creó grupos de trabajo y estudio y convocó diversas conferencias internacionales para estudiar el problema y avanzar por el camino de la prevención.
La violencia juvenil es una realidad innegable en Latinoamérica, la UNESCO propuso un estudio que vincula el papel de las redes sociales y el internet a los comportamientos violentos y la radicalización islamista en Europa y en América Latina.
Tratadistas del tema han destacado el lazo entre precariedad, desempleo, exclusión social y radicalización que existen en importantes sectores juveniles a ambos lados del océano: un terreno fértil para mensajes de violencia en redes. Como lo afirma el islamólogo francés Oliver Roy, asistimos hoy a una “islamización de la radicalidad” (la rebelión de los jóvenes se aferra al relato musulmán). El Islam no establece rupturas entre lo terrenal y lo espiritual). En América Latina, en cambio, las manifestaciones juveniles de violencia (las maras, los grupos armados, las “barras bravas”) no asumen una dimensión política explícita.
Las concepciones de vida y de muertes entre los jóvenes de uno y otro lado del océano deben ser coincidentes. Hay, en efecto, diferencias visibles entre los jóvenes musulmanes y los latinoamericanos. La dimensión sacrificial, en el primer caso, es evidente. En cambio, en América Latina, si bien los jóvenes violentos conviven con la muerte día a día, no la asumen como medio para alcanzar fines más elevados, ya sea políticos o espirituales. Es más bien un riesgo permanente que condiciona su modo de vida.
“Una de las características de los jóvenes de ambas áreas del mundo es el peso esencial y formativo de las nuevas tecnologías. Tanto en el mundo árabe como en Europa, las TICs han desempeñado un papel fundamental en la construcción de un relato sobre la realidad en la que les ha tocado vivir. De hecho y no en vano, se desarrolla un importante trabajo de difusión y propaganda desde sus inicios”.
El especialista Wassim Nasr afirma en “El Estado Islámico. El hecho consumado” (Plon. Francia 2016) que los teóricos de Al-Qaeda fueron los primeros en hablar de la necesidad de una “Yihad mediática”, de una información emancipada de los medios de comunicación tradicionales para poder luchar contra el discurso dominante. Más tarde el ISIS recupera estos preceptos y construye redes sociales al servicio de sus objetivos. Sus mensajes y videos fueron, en un principio, bastante elementales y de una violencia insoportable y gratuita (decapitaciones y visualización de asesinatos), pero más adelante se convirtieron en montajes muy elaborados y casi épicos
De acuerdo con recientes estudios de la CEPAL, América Latina se ha convertido durante la última década en un mercado emergente en el uso de aplicaciones TIC por empresas, gobiernos e individuos. Entre los principales usos figuran las redes sociales que alcanzan al 96 por ciento de los usuarios. Esta es una forma de socialización especialmente importante en la generación que ha nacido y crecido al calor de internet, pero las redes son también el soporte del mobbing (acoso) a nivel escolar, de videos con actos de violencia como golpizas, violaciones y otros crímenes y de todo tipo de mensajes agresivos, amenazantes y de violencia verbal. Expresiones de racismo e intolerancia que resultan inaceptables y que son difundidas y potenciadas a través de la web.
Es preciso el diálogo intercultural y la lucha contra el extremismo violento, pues con fe y optimismo debemos obtener el mejor de los resultados.
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