Pastores irresponsables, Por: Mario E. Fumero
Escuché una noticia que me indignó a lo sumo, por medio de la radio, y la cual decía que varios pastores fueron a manifestarse a COPECO y SINAGER para pedirle al gobierno que permita abrir las iglesias los sábados y los domingos, sin considerar los riesgos que representa tal acción frente a la realidad del aumento de contagios que se está experimentando en la ciudad de Tegucigalpa y San Pedro Sula azotadas por el COVID-19.
No sé los motivos que los mueve a estos pastores a pedir tan absurda acción, porque para edificarse espiritualmente lo podemos hacer bien en las casas, ya que tenemos la Biblia y muchos recursos tecnológicos disponibles para enseñar la Palabra. Y si fuera para orar, la Biblia enseña que, si oramos en secreto Dios, nos recompensará en público, (Mateo 6:6).
Además, debemos considerar que, de autorizarse abrir las iglesias, tendríamos que dividir la familia, la cual en estos momentos está más unida que nunca, porque no podrían ir ni los niños, ni los ancianos, obligándolos a quedarse solos en sus casas, mientras sus padres están en los cultos, algo completamente absurdo porque la división no es la solución. Y yo pregunto, ¿de qué vale asistir a un culto si tenemos que estar sentados a 2 metros de distancia, sin poder saludarnos, y los pastores no pueden imponer las manos sobre nosotros y porqué someterse a un protocolo tan agobiante? Si es por recoger las ofrendas y los diezmos, piensen que, si hay alguna persona asintomática, y toma el dinero en sus manos, al ponerlo en la ofrenda, hará que el que lo cuente se contamine, porque también a través del dinero se puede esparcir el virus.
Yo espero que la ambición sea la que los lleve a proveer tales reuniones, porque como pastores, tenemos que preservar la vida y proteger la unidad familiar, y al convocar reuniones eclesiásticas bajo las condiciones actuales, desobedeciendo las leyes de higiene y violentando las normas establecidas, podemos convertirnos no en pastores, sino en carniceros, dando lugar a que un infectado contamine a muchas personas. Si el motivo por el cual queremos tener reuniones en el edificio es la enseñanza, bien podemos hacerlos a través de los medios digitales desde nuestras casas, porque la Iglesia primitiva por 300 años no pudo congregarse, ni tenía Biblia, pero, sin embargo, predicó y creció, usando las casas como punta de lanzadera.
Es cierto que el Estado activó una apertura inteligentemente para el comercio y la industria, pero esta medida era necesaria para no sucumbir de hambre y de una mayor pobreza, pero ¿podemos catalogar la Iglesia como una industria o negocio para abrirla a pesar de los riesgos? Como ministro del evangelio, y coherente con las enseñanzas bíblicas, no veo que sea imperioso el que tengamos que reunirnos en un salón para poder edificarnos, ya que esto lo podemos hacer donde quiera que haya dos o tres reunidos en el nombre de Jesús, (Mateo 18:20).
Quizás el aspecto más crítico para buscar abrir los templos, sea la crisis económica de muchos pastores, que tienen que pagar el alquiler, el agua, la luz y el sostén del pastor, pero para ellos pueden educar a su iglesia a que siga apoyando, sin necesidad de que tengamos que reunirnos, porque hay muchos métodos para poder hacer llegar nuestros donativos y ofrendas a las iglesias, sin correr riesgos.
Hay un punto que es convincente considerar, muchos pastores desean la reunión de sus feligreses en el edificio para poderlos manipular emocionalmente, y motivarlos para que den más dinero, ofreciendo “vendas mágicas” y aumentar más sus ingresos. Si esto fuera así, los tales ministros no son pastores, sino trasquiladores de ovejas, que no aman al rebaño, porque el verdadero y buen pastor, como dijo Jesús, “su vida daría por las ovejas”, (Juan 10:11).
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