Por: Gustavo Milla Bermúdez
Lo que el hombre habla y escribe, y cómo habla y escribe, es toda expresión objetiva de su espíritu. La palabra es generadora en su condición de simple vocablo escrito.
Con la palabra el hombre se hace hombre. Al decir su palabra, el hombre asume conscientemente su esencial condición humana.
Dios, JEHOVA nuestro Señor, creador del mundo y su universo; creó al hombre como su máxima expresión divina y le dio el don de la palabra, y a su vez le dio el entendimiento para todas las cosas.
También encontramos en la antropología filosófica que el hombre es el ser simbólico, porque es el único animal que habla.
La palabra es dinámica y la filosofía de la vida en el hombre, la palabra es símbolo de libertad. La palabra es el arma más potente y fue la que libró al hombre de la esclavitud.
El antropocentrismo es doctrina que supone que el hombre es el centro de todas las cosas y que el bien de la humanidad es fin absoluto de la naturaleza. Y siguiendo el parecer de esa lógica filosófica, pues yo quiero cambiar el hacer, por el hecho. Quiero saber más, para los demás. No olvidemos que el hombre es promotor de ambiciones en favor del mismo hombre. Los hombres de ayer no pensaron con bastante profundidad, y por tanto no llegaron a lo hondo. El hombre de hoy es un individuo necrófilo, ama lo que no crece. Porque se caracteriza por el crecimiento de una manera estructural.
Hablar del humanismo y negar a los hombres es una mentira más. Tampoco hay diálogo sin esperanza. La esperanza está en la raíz de la inconclusión de los hombres, a partir de la cual se mueven en permanente búsqueda.
En Honduras se ha creído que la proliferación de partidos políticos no es la solución de la problemática que vive el pueblo hondureño. Si los verdaderos creadores de los grandes conflictos son el mismo hombre de ayer y de hoy.
El sistema llamado democrático no es el hacedor de todos los males, que predomina en el seno de la sociedad. Aunque esa sociedad está llena de valores injustos, siendo que ahí nace LA CORRUPCION, LA MENTIRA Y LA MALDAD. Es lo que no deja crecer al país y manipula al poder de los entes del Estado, es más, va en detrimento del desarrollo.
Las palabras se ahogan en el silencio, y a través del tiempo quedan en el olvido. Pero con la palabra se construye el puente del amor, como también se destruyen los muros que construye míster TRUMP, como semilla del odio que separa a los hombres, a los pueblos y naciones.
Continuando con lo antes expuesto. La palabra se entiende como palabra y acción; no es término que señala arbitrariamente un pensamiento que, a su vez, discurre separado de la existencia. Palabra viva y dinámica, y no categoría inerte. Palabra que dice y transforma al mundo. Los hombres se humanizan trabajando juntos para hacer un mundo humanizado en favor del mismo hombre. La palabra, los que gobiernan solo ellos quieren tenerla, especialmente los del Congreso Nacional con el “NUEVO CODIGO PENAL”. Quieren callar las voces del pueblo. Hagan algo en beneficio de todos los que están en las altas directrices del Estado. Que no cometan actos de corrupción, y que no mientan diciendo que las medicinas que donan las naciones amigas, el gobierno las paga. No mientan, la mentira es crimen.
Ahí comienza la historia con el robo del “triaje”. Calificado como el “robo del siglo”, también los 50 millones de lempiras en máscaras y otras cadenas de robos en solo lo que va del “CORONAVIRUS”.
Tenemos una larga historia de mentiras, de corrupción y abuso de poder como jamás ANTE LA HISTORIA. Desde el gobierno de “PEPE LOBO”. Todos están vinculados, homologados y mancornados. Y los millones olvidados en Casa Presidencial. Cinco millones en dólares y 320 millones en lempiras. ¿Quién los tiene y quién los dejó? ¿Y los otros dos quiénes son?
Señor Presidente: ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.
