Cero feriados en 2020

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29 de agosto de 2020
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12:07 am
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Cero feriados en 2020

Por: Carlos Medrano
Periodista
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Uno de los proyectos que deberían proponer lo más pronto posible nuestros “padres de la patria”, si es que podemos señalar así a los diputados, es eliminar todos los feriados pendientes que tenemos en el presente año, ya que la necesidad particular y como país es trabajar intensamente en beneficio de nuestra economía y de los más pobres.

Suficiente tiempo hemos tenido en nuestras casas, algunos trabajando con las nuevas herramientas que el Internet proporciona con el teletrabajo, el famoso Zoom, vía WhatsApp y el YouTube, que es la manera más popular de comunicarnos y reunirnos ahora y como un efecto provocado por la pandemia y el confinamiento obligatorio.

Los desfiles del mes de la patria deben realizarse hasta el próximo año, ya que sería descabellado y contraproducente reunir a una gran cantidad de personas en una celebración, ante el evidente peligro de más contagios o un rebrote que coincida con la apertura económica que gradualmente se ha ido abriendo en beneficio de las personas y del país.

Los feriados de octubre también deben de ser suprimidos, ya que, yo calcularía que la mayoría de los hondureños en lo que menos piensan es salir a turistear debido a la crisis económica que ha impactado severamente en las familias hondureñas.

Los feriados de Navidad también deben de cancelarse, y utilizar los días básicos y esenciales para la festividad, que indudablemente tendrá otras particularidades como nunca en la historia del país.

La pandemia COVID-19, debe de dejar lecciones ejemplares para todo el país, para la familia, para cada uno de nosotros como seres humanos, para los empresarios, para las abrumadas, inconscientes e inconsistentes autoridades, ya que, si el país no reacciona positivamente después de este desastre sanitario, el caos y la anarquía estará a la orden del día.

Alemania y Japón después de quedar casi devastados, producto de haber perdido guerras mundiales, se levantaron, reconocieron que fallaron como país, hicieron reflexiones interesantes e hicieron un culto al trabajo, a la disciplina y a la honestidad, como única herramienta para el desarrollo.

La Segunda Guerra Mundial dejó a Alemania literalmente hecha trizas, la mayoría de sus principales ciudades fueron destruidas y quedaron en ruinas, su gente literalmente no tenía qué comer, su industria se había desplomado con el hundimiento del régimen nazi.

Se inventaron una nueva moneda, se hicieron remodelaciones fiscales que unificó el Impuesto Sobre la Renta empresarial y minimizó el de los contribuyentes particulares, la moneda fuerte detuvo la inflación y volvió a dar sentido a los salarios y créditos.

La industria creció como la espuma, gracias a las reformas y a un firme consenso entre la patronal y los trabajadores -que contemplaba la búsqueda de la excelencia, generosos incentivos y prolongadas jornadas laborales-, hubo un floreciente crecimiento de la química, la mecánica, el textil o la electrónica, y el progreso redujo el desempleo a menos de un 1%.

Y qué decir de Japón, que se convirtió en la tercera economía mundial después de quedar destruida al recibir los impactos demoledores de las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki.

Su PIB per cápita supera los 45,500 dólares, su inflación apenas alcanza los 0.2%, el desempleo llega a un 2.5%, su industria automotriz, tecnología, equipos electrónicos, químicos, textiles, alimentos, alimentos procesados, entre otros, sigue pujante y cada vez más próspero.

A nuestro país ha caído una bomba atómica, la pobreza se incrementará significativamente… debemos aprender de estos países que se levantaron de las ruinas y dedicarnos a trabajar, trabajar y trabajar.

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