Las nuevas tecnologías. El accionar a distancia

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22 de octubre de 2020
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12:01 am
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Las nuevas tecnologías. El accionar a distancia

Por: Jorge Roberto Maradiaga
Doctor en Derecho Mercantil, catedrático universitario y especialista en Derecho Aeronáutico y Espacial.

Las nuevas tecnologías se refieren a todos los nuevos medios que, en los últimos años, han facilitado el flujo de información (internet, el videodisco digital (DVD), los computadores portátiles y todos los aparatos tecnológicos que sirven para producir, desarrollar y llevar a cabo la comunicación).

La incorporación de las nuevas tecnologías a la vida cotidiana es un hecho concreto y funcional. La difícil situación que estamos viviendo a consecuencia del impacto del COVID-19 ha conducido a una utilización sustantiva de la tecnología en todos los ámbitos del acontecer humano. Se trata de un accionar futurista y funcional cuyos resultados se están evidenciando en todo el contexto global.

La tecnología ha penetrado en todos los ámbitos de la vida actual y, con mayor motivo, en la educación a distancia. La aplicación de las nuevas tecnologías ha modificado el concepto mismo de “distancia”, al facilitar la comunicación inmediata y la interacción. Pero la correcta aplicación de las nuevas tecnologías en la educación a distancia precisa de condiciones ineludibles: existencia de un modelo didáctico coherente, preparación previa en los destinatarios, planificación a cargo de equipos multidisciplinares, establecimiento de las condiciones para la interacción social y con el mismo material didáctico, fomento de la motivación, etc. En cualquier caso, la libertad de iniciativa en el sujeto que aprende no exime de garantizar la adquisición de los conocimientos y competencias fundamentales en el campo objeto de estudio.

Uno de los fenómenos más representativos de las transformaciones socioculturales en la época actual se refiere a los cambios en los modos de producción y consumo de cultura. La cultura, es decir, la manifestación de las ideas, significados, valores, sentimientos y experiencias humanas, a diferencia de lo que ocurrió en el pasado, ha sido convertida en un producto de consumo generado desde las industrias culturales o de la conciencia en expresión.

Los avances tecnológicos se han puesto en servicio de la enseñanza y del aprendizaje, dado que, a partir de la utilización de internet como herramienta fundamental, la educación a distancia ha permitido el acceso a la formación inicial y continua a personas de otro lugar.

El mayor beneficio que proporciona la educación a distancia es el tener la posibilidad de emplear la tecnología de la computación y las comunicaciones para, en una forma eficiente, poder educar y poner al servicio del común de las personas el gran cúmulo de información que hoy existe.

El influjo del internet ha sido extraordinario y eficaz en todos los ámbitos, tal como lo demuestran los hechos concretos. Es evidente que el internet actualiza el debate acerca de las nociones de identidad y de hombre. En el ámbito de los estudios culturales, la categoría identidad ha sido propuesta y desarrollada desde multiplicidad de perspectivas disciplinarias y ha supuesto, en definitiva, un ámbito de investigación sumamente complejo. Así por ejemplo se han planteado diversos conceptos (identidad, subjetividad, austeridad, representación, simulación, virtualidad, fragmentación, etc.,) que requieren una articulación coherente para su estudio.

Partamos pues del concepto “identidad”. En el diccionario de la Real Academia, esta es definida como el “conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás; la conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás”. La identidad implica y presupone, como es sabido, la presencia del “otro” y el estableciendo de un vínculo relacional de confrontación que permita establecer las diferencias entre el mismo y ese otro.

Hoy en día y en función del impacto de las tecnologías se habla de las nuevas formas de telepresencia, las técnicas del sistema y de la virtualidad, que permiten dinamizar el fenómeno identificativo, pues minimizan los límites, espacios temporales y, por tanto, la frontera entre el mismo y el otro.

Ahora, las nuevas tecnologías posibilitan una experimentación del tiempo y el espacio diferente a la que hasta el momento habíamos vivido, rompiendo la narrativa lineal de nuestra experiencia. La noción tradicional de cuerpo humano como límite de la individualidad estable, absoluta, coherente e integrada, queda dinamitada con la aparición de las tecnologías de la telepresencia, la primera de las cuales fue el cine y la última el internet.

Por lo señalado aflora la interrogante: ¿cómo se construye la identidad? ¿Es internet un lugar donde experimentar y conformar libremente la identidad o es más bien una suerte de universo donde las identidades y las alteridades quedan aniquiladas? En internet, aquello a lo que aludíamos como telaraña rizomática, la tradicional noción de identidad modernista no tiene cabida, y eso es lo único que podemos afirmar con mayor propiedad. En cuanto a las posibilidades de expresión de la identidad humana en la red, existen multitud de visiones y argumentaciones al respecto.

Nos resultaría difícil siquiera imaginar cómo sería la vida, el trabajo y el conjunto de la sociedad sin los recursos que la tecnología ha puesto a nuestra disposición.

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