El camino es ciudadano

MA
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11 de noviembre de 2020
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01:00 am
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El camino es ciudadano

Rafael Jerez Moreno
Twitter: @RafaJerezHn

Para todos y todas es conocido el diagnóstico del país a causa de la pandemia de la COVID-19. Difícil. A ello se sumó lo ocasionado por ETA, un huracán en todos los sentidos. Seguramente todos y todas nos preguntamos porqué como país hemos tenido que atravesar tantos episodios duros solamente este año, especialmente con autoridades cuya abundante publicidad no puede borrar su incompetencia. Sin embargo, si queremos salir hacia adelante, debemos encontrar luz en medio de tanta oscuridad. Esta vez, el camino hacia la luz ha sido usted, ciudadano y ciudadana.

Ambos flagelos, la COVID-19 y el ETA, vislumbraron las debilidades de nuestro sistema político, reflejó las regresiones de la democracia representativa en la que el ciudadano no encuentra respuestas en sus representantes, en sus diferentes niveles y con raras excepciones. Lo que los discursos políticos tratan de insertar en el imaginario social fue desmentido por una dirección del sistema nacional de salud que al día de hoy no ha sido capaz de responder científicamente a los embates de la pandemia y un huracán que evidenció la ineficacia de décadas de administraciones ejecutivas y municipales, de todos los colores políticos, en el fortalecimiento de una infraestructura sostenible capaz de mitigar el impacto de fenómenos naturales.

Naturalmente, genera frustración, rabia e incluso odio el cinismo de las personas que están en los lugares para tomar decisiones sobre escenarios que pueden prevenir, o gestionar eficazmente los recursos para atender a los damnificados; pero, cuando el estado de la democracia impide que esa representatividad adquiera vida material, el poder regresa al soberano, como ocurrió en Honduras. En catástrofes así, las consecuencias de la corrupción son más palpables, el ciudadano las siente directamente. Gráficamente, todas y todos hemos sido conmovidos por las imágenes del paso por ETA en nuestro territorio. Hogares desaparecidos, familias separadas e incomunicadas, desprotegidas en muchos sentidos durante una pandemia, y el costo de la vida humana que no tiene precio. Este fue el llamado a la acción ciudadana, a gestionar donaciones de todo tipo para contribuir de alguna manera a paliar los efectos del huracán. Conocidos y desconocidos, basándose en algo tan importante como es la confianza, unieron esfuerzos para después dirigirlos hacia los más vulnerables.

Para entender el éxito de esta organización ciudadana no debemos limitar nuestra visión a lo ocurrido durante los últimos días, nuestra respuesta frente a la pandemia ya dio indicios de lo que se puede lograr organizados, conociendo las diferencias entre nosotros, pero apostándole a los pequeños consensos. Siempre se suele invocar a la juventud, y respondió. Sigamos mirando hacia adelante, conscientes de que en una semana no resolveremos el problema, pero estaremos más cerca de hacerlo. Apuntemos a esta organización ciudadana como el camino hacia tener mejores representantes, con una participación ciudadana sostenible para dejar en claro que el poder, verdaderamente, no reside en los gobernantes, sino en los ciudadanos.

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