Ministerio de Transparencia y la solución contra la corrupción
Por: Carlos Medrano
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Ministerio de Transparencia y la solución contra la corrupción. La creación de una nueva Secretaría de Estado -en este tiempo de pandemia y desastres naturales- es una descabellada decisión, es un disparate en los peores tiempos que vive nuestro atribulado pueblo hondureño que se encuentra en calamidad doméstica y que apenas tiene qué comer.
En un país tan pequeño y ahora más pobre, cuyo mensaje debería ser más bien hacia la austeridad de los exiguos recursos de esta nación, el gobierno del Presidente Juan Orlando Hernández decide engordar aún más el aparato estatal y exhibir a su institucionalidad encargada de detectar, investigar y atacar a la corrupción, como dependencias que no sirven para nada, inútiles y sin razón de ser.
Que conste, no estamos en desacuerdo que se luche en contra de la corrupción, es una tarea de todos los días y cada vez más compleja, pero crear un nuevo ministerio que sería “juez y parte”, no logrará el objetivo trazado y más bien provocará más desilusión en contra del actual régimen.
Dictar políticas públicas del combate a un fenómeno, del que ya sabemos su origen, su desarrollo y su encarnamiento en todos los estratos de la administración pública y sociedad, es como autosatisfacerse sexualmente en esos momentos de esparcimiento y ocio.
Quien recomendó esta medida de crear esta locura, como para salirle al paso al tema de los hospitales móviles o generar una imagen de honradez, no pudo hacerle más daño al atribulado gobernante hondureño.
Asimismo, nombrar a la agraciada jovencita, María Andrea Matamoros, como la titular de este nuevo “elefante blanco”, que es una señorita sin experiencia en este tipo de temas, además sin los conocimientos que requiere el delicado asunto a atacar, nos parece otro desaguisado.
Aunque la señorita Matamoros tiene estudios superiores y hasta una maestría del exterior, este nombramiento es similar al de Killa en Copeco, personas sin experiencia y conocimientos de la tarea que están asumiendo.
La corrupción es un monstruo de mil cabezas, se ha desbordado y desmedido por una única razón, que se llama impunidad, que se origina en el sistema judicial y Fiscalía, permeados por la clase política, quien ha puesto a casi todos los jueces, magistrados, fiscales y todo el personal existente.
Desarmen a ese Tribunal Superior de Cuentas (TSC), que no sirve para nada, fortalézcanlo, háganlo como un “perro furioso” en contra de tanto delincuente en la administración pública, contraten auditores honestos que detecten antes y después las picardías de estos bárbaros.
Empiecen a hacer investigaciones a funcionarios del gobierno que ahora son grandes potentados, rastreen sus cuentas bancarias, miren qué compran y si su salario les permite una serie de lujos que se dan todos los días.
Vuelvan a traer a la MACCIH, traigan a la CICIH, inviten a organizaciones de la sociedad civil serias y con credibilidad a participar en licitaciones y compras del Estado, sean inclusivos en esta tarea que cada vez se desborda y atropella a los más pobres.
Soluciones hay, lo que se necesita es una verdadera y honesta voluntad política para solucionar y destruir a esta bestia que amenaza con devorarnos.
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