Navidad atípica

MA
/
22 de diciembre de 2020
/
01:27 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Navidad atípica

Adiós 2020

Armando Cerrato
Licenciado en Periodismo

Este 24 y 31 de diciembre los hondureños conscientes nos preparamos para celebrar una Nochebuena, el próximo jueves 24 de diciembre y una noche vieja el 31 de diciembre, completamente atípica debido a la pandemia del coronavirus, que hoy afecta a todo el mundo conocido y tiene de rodillas a la población que ya ha perdido más de un millón de personas y hasta hoy se desconocen los efectos eficaces y las secuelas secundarias de varias vacunas, una en Inglaterra, otra en Rusia, China, y tres en los Estados Unidos de América.
Las firmas norteamericanas Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson compiten con Europa y Asia por un mercado global para la inmunización de millones de personas contagiados por el mortal virus SARS-CoV-2 que produce la letal enfermedad denominada COVID-19.

En Honduras el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) se ha comprometido a financiar el 65% del costo de la vacuna inglesa, cuya eficacia está en duda todavía y ha producido algunos efectos negativos colaterales inesperados, por la firma que la produjo AstraZeneca.
Esta adquisición de la vacuna inglesa debe ser efectuada por el Instituto Hondureño de Seguridad Social para la inmunización de más de 700 mil derechohabientes.

Honduras cuenta con la promesa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ubica a este país centroamericano como el segundo más pobre del mundo, junto a El Salvador, Bolivia y varias islas del Caribe a las que se ofrece el inmunizante –no se sabe aún de qué origen– en forma gratuita sin que se conozca aun el número de dosis a donar.
El inmunizante inglés requiere de un refrigerador normal y fácilmente transportable, en una hielera para zonas rurales, quizá por ello se ha preferido la compra a Gran Bretaña.

Poco se sabe de las vacunas rusas y las de China, en cuanto a sus componentes y mantenimiento a corto, mediano y largo plazo, mientras que la vacuna de Pfizer, que ya se aplica en varios estados de la federación americana, se sabe que debe ser almacenada en refrigerantes de -70° Celsius, de los cuales Honduras carece, se afirma que la producida por Moderna, que el fin de semana pasado recibió el visto bueno de la FDA (Food and Drug Administration) y puede ser almacenada en el congelador de un refrigerador casero y al igual que la inglesa transportada en una hielera a zonas rurales, mientras que la de Johnson & Johnson, una vez que sea aprobada, puede al igual que la inglesa guardarse en cualquier parte de un refrigerador corriente.

En El Salvador el presidente Nayib Bukele anunció el domingo pasado, que ha prohibido terminantemente el ingreso a su país de ciudadanos ingleses y de Rodesia, y de cualquier persona de otras nacionalidades que haya visitado esas dos naciones, donde se ha reportado la aparición de una nueva cepa del coronavirus que produce el COVID-19.
Mientras que en Panamá se han adoptado medidas restrictivas a la circulación de personas por motivos de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, imponiéndose un toque de queda desde las 7:00 de la noche a las 6 de la mañana y se ha cerrado el acceso a las playas y prohibido todo tipo de festividad para evitar la extensión de la pandemia que no respeta géneros, posición social o edad, en su ataque mortal.

En Honduras por el contrario, tras varios meses de sufrir la pandemia, que ha sido aprovechada por muchos para enriquecerse ilícitamente, incluso con la denominada estafa del siglo en la compra y pago por adelantado de cientos de millones de lempiras de 7 hospitales móviles, que ya están en el país y de los cuales solo funciona uno que se logró instalar en San Pedro Sula, y compra de mascarillas, caretas y equipo sanitario para protección de médicos y enfermeras sobrevalorado y en cantidades limitadas, por lo que las muertes y afectación en el personal de salud es altísimo.

Esta corrupción administrativa ha sido condenada por el Presidente Juan Orlando Hernández Alvarado, quien califica de “mal nacidos” a los que se han aprovechado de la pandemia para hacerse más ricos o ser ricos nuevos, especialmente en la alteración de precios de todo tipo de equipos biomédicos necesarios para el tratamiento de los afectados.

Mientras tanto, todo mundo cuestiona al Sistema Nacional de Gestión de Riesgos, que ha dejado de informar diariamente sobre las estadísticas oficiales del combate de la pandemia, en cuanto se decidió oficialmente reabrir la economía nacional sin restricciones de ninguna especie y tan solo con recomendaciones higiénicas de lavado de manos con agua y jabón, durante 40 segundos, el uso de gel alcoholizado, o alcohol al 70%, uso de tapabocas o mascarillas, anteojos protectores y caretas de vinilo y el distanciamiento físico de 1.5 a 2 metros para evitar el contagio por aerosoles salivales expulsados al hablar, toser o estornudar.

En Honduras funcionó un toque de queda nocturno, el tránsito de personas a diario utilizando el último digito de la identidad y el cierre total de todo tipo de negocios, como mercados, cinematógrafos, supermercados y todo tipo de espectáculos públicos, durante varios meses, pero aun así la pandemia no se detuvo y ya hay decenas de miles de contaminados y las muertes oficialmente se calculan en unas 3 mil personas, pero los dueños de funerarias calculan haber vendido hasta la fecha unos 8 mil ataúdes especiales, poniendo en duda la efectividad del SINAGER.

Más de Columnistas
Lo Más Visto