Estoy de acuerdo contigo…

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11 de enero de 2021
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12:04 am
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Estoy de acuerdo contigo…

Por: Otto Martín Wolf

Con tal de que pienses como yo.

Soy del criterio que las discusiones son inútiles, pues no creo que exista un solo caso en el que alguien haya convencido a otro de que cambie su forma de creer o pensar.

Sea en política, deportes y, sobre todo, religión.

Messi mejor que Cristiano Ronaldo? Nunca!

Rojos mejor que azules?

Jamás!

Más ejemplos? Según algunos fundamentalistas de la Biblia, el universo fue creado hace unos seis mil años (segundos más, segundos menos).

Bien, qué sucede cuando a un creyente de estos se le muestran evidencias científicas, como fósiles que tienen decenas de millones de años y que, obviamente, destruyen el mito bíblico?

Los más radicales con toda firmeza aseguran que su Dios hizo la Tierra (hace apenas 6 mil años), ya con todo y esos fósiles.

Lo mismo sucede cuando se les muestran escritos milenarios en tablillas de barro, pruebas sólidas (no leyendas orales) que hablan de un diluvio con las mismas características del arca de Noé, pero ocurrido dos mil años antes, como en efecto se relata en la llamada Odisea de Gilgamesh de la civilización sumeria.

Uno pensaría que, ante esa evidencia, se aceptaría que el relato de Noé fue inspirado en la leyenda de los sumerios.

Pero no es así.

No van a cambiar lo que creen aunque se demuestre que sin lugar a dudas están equivocados.

La mayoría de las religiones han ubicado su Paraíso en el cielo, un poco arriba de las nubes.

Era fácil -e irrebatible- sostener esa posición, sin poder volar no había forma de comprobar nada.

Cuando los primeros arriesgados aviadores llegaron más allá de las nubes (al principio en globos y luego en rudimentarios aeroplanos) los creyentes simplemente cambiaron la ubicación a “un poco más arriba”.

No muchos años después el hombre salió de la Tierra y fue a la Luna, sin tampoco encontrar vestigios.

Entonces lo mandaron mucho más lejos, fuera del alcance de la vista y, por el momento, las cosas quedaron tranquilas.

Pero llegaron los telescopios y radiotelescopios modernos, cuya visión puede alcanzar hasta los más recónditos lugares del cosmos, demostrando que no hay nada a la vista de lo que, en la mayoría de las religiones, es conocido como el “Paraíso”.

Posteriormente las sondas espaciales Voyager, lanzadas hace más de cuarenta años por la NASA, abandonaron físicamente nuestro sistema solar y hasta el momento tampoco se han tropezado con el mencionado cielo.

Cuando una de esas “verdades” se demuestran falsas y, después de un breve tiempo de descontrol, casi todos los líderes religiosos ofrecen a sus creyentes una nueva ubicación del Paraíso.

Dónde queda entonces ahora? En el corazón, -dicen unos- en otra dimensión -dicen otros- el Paraíso no puede ser visto por seres vivos, hay que morir para vivirlo, etc.

La prueba irrefutable de que el cielo no existe en el universo conocido no sirvió para resolver una discusión que tiene miles de años, nadie -o muy pocos- cambiaron de idea y reconocieron que jamás ha existido el cielo de los vikingos, egipcios, griegos o cristianos y que todo es un cuento de hadas destinado a ofrecer la esperanza de una vida después de la muerte.

Le solicito que no discutamos sobre lo anterior, no me van y no los voy a convencer.

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