Adiós a un enamorado

OM
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13 de enero de 2021
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02:25 am
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 Adiós a un enamorado

 

En el verano de 1948, cuando yo me encontraba pasando un par de meses en Nueva York cuando a los 13 años me invitaron a ir a ver jugar los Dodgers (Esquivadores) de Brooklyn. Los Dodgers eran adorados en Brooklyn y se le partió el alma a sus habitantes cuando el equipo se trasladó a Los Ángeles en 1976. Fue en ese partido entre los Dodgers y los Cardenales de San Luis, de la Liga Nacional, donde vi jugar por primera vez a Jackie Robinson, el hombre que rompió la barrera del color, pues era el primer beisbolista  afroamericano al que se le permitó jugar en las Ligas Mayores, desde ese día, un sábado del mes de julio, fue que me conmovió tanto la proeza de Robinson que ese día, hace 72 años, fui y seguiré siendo fanático de ese gran equipo con un enorme historial.

Pero si de lejos yo amé a los Dodgers durante 72 años, de cerca es lo que ha sido Tom Lasorda adorando a sus Esquivadores.

Es precisamente por ese enorme amor a su equipo es que me estoy refiriendo a Tom Lasorda, que como lanzador jugó un tiempo con los Esquivadores y después pasó a otro equipo por un corto rato, para retirarse del engramado y comenzar a ser parte de la administración del equipo.

Posteriormente, como administrador de su escuadra saboreó conquistar su primera serie mundial en 1955, pero eventualmente terminó siendo el entrenador (manager) que en cuatro ocasiones ganó el primer lugar de la Liga Nacional, para luego pasar a jugar en la Serie Mundial, que por cierto ganó ese trofeo dos veces como D.T. en los años 1981 y 1988. Como D.T. ganó 4 veces el campeonato de la Liga Nacional y ocho veces como líder de su división.

Y como asesor del presidente del equipo, estuvo presente en el juego final de la más reciente Serie Mundial cuando los Dodgers ganaron el campeonato mundial, derrotando al equipo de Tampa Bay, de la Liga Americana. Y recordemos también que en 1997 fue que como D.T. se le nombró miembro distinguido  del Salón de la Fama.

Él siempre llevaba en su corazón a su escuadra y en su ADN la marca de su cariño al beisbol de las mayores, en la que fue parte durante más de siete décadas y donde se entregó de lleno a la tarea, con  todo lo que tenía adentro. para mantener vigente a ese deporte que en un tiempo fue el deporte rey, pero que ahora tiene muchísima competencia de parte del baloncesto y de parte del futbol americano.

Dodger fue toda su vida, Dodger será en el firmamento, donde desde las nubes podrá ver jugar al equipo que tanto quiso en vida y que seguirá queriendo desde las alturas.

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