¡En sus marcas, listos, arrancan…!

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18 de enero de 2021
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12:42 am
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¡En sus marcas, listos, arrancan…!

Por: Otto Martín Wolf

Al igual que una de obstáculos, la carrera de las elecciones primarias está a punto de empezar.

Los candidatos-corredores, han tenido suficiente tiempo para ponerse en forma (al menos políticamente, porque muchos tienen sobre peso y, si ya estaban medio herrumbrados antes de la pandemia, imagínese ahora).

Han buscado amigos y simpatizantes para que les sirvan de coro desde las graderías públicas de los medios de comunicación y redes sociales, contribuyendo en algunos casos a agrandar su imagen y en otros a hundirla (dime con quién andas y te diré si soy corrupto).

El lanzamiento de su candidatura es el primer obstáculo (para presidente, diputado, alcalde o cualesquiera de los cargos de elección) y los que corren ya lo han superado.

Algunos saben que no tienen la posibilidad de llegar a la meta final, pero aun así están corriendo.

Qué buscan estos?

Notoriedad, una “cuota de poder” cuando cerca de la parte final negocien con los que sí pueden ganar o, simplemente, quieren hacerse notar para empezar una carrera política que -en el futuro- les puede conducir a su meta.

Uno de los más grandes obstáculos es el dinero y es que para ganar en política se necesitan tres cosas: dinero, dinero y dinero, según decía el padre de un expresidente norteamericano de apellido Kennedy.

Los que tienen recursos propios NO los invertirán, todos los políticos con experiencia saben que si meten su dinero quedarán en la calle, porque nunca ninguna cantidad es suficiente.

Por lo tanto hay que recurrir a donaciones de amigos y, para ser sincero, esto es muy peligroso, por razones obvias.

Sería bueno que las regulaciones hicieran más grande y difícil este obstáculo, para evitar que indeseables como delincuentes y narcotraficantes se metan en la carrera, sin realmente correr en lo personal, tal y como se dice que ha ocurrido en el pasado. (Ellos llegan muy cerca de la meta del poder sin otro esfuerzo que aflojar la chequera).

Esta vez la carrera tiene un obstáculo adicional nunca antes visto, la pandemia. Las concentraciones masivas no estarán permitidas (aunque en los mercados populares uno ve más gente de la que se ha reunido en cualesquiera de las campañas de los más famosos políticos del pasado), lo cual sirve para economizar dinero, ya que -normalmente, la mayoría de los que asisten a reuniones populares tienen que ser trasladados, alimentados, pagados y llevados de regreso a las comunidades desde donde los han traído-, “seguidores”, que esta vez no se ganarán esos lempiritas fáciles.

Los discursos que dirán los candidatos -sin que les falte el aire por la carrera- serán los mismos de siempre: seguridad, empleo, más seguridad y más empleo, transparencia, honradez, “mi afán es servir”, todo un futuro lleno de cosas buenas.

Promesas que si se hubieran cumplido desde que empezaron a hacerlas, en la actualidad Honduras sería uno de los países más desarrollados y ricos del mundo.

Conforme se acerquen a la meta del día de las elecciones, el nerviosismo aumentará, no faltarán muchos pleitos entre simpatizantes de uno u otro candidato, pero no serán nada más que intercambios verbales, quienes se irán a los puños serán los “papos” de siempre; el pueblo allá abajo.

Finalmente, la meta está a la vista, solo quedan un par de obstáculos para “llegar”.

El primero es que no les hagan farusca en las mesas, para esto tienen que conseguir suficientes amigos fieles que les cuiden los votos, y el segundo que no se vaya la luz durante el conteo.

Con el cuerpo cansado, algunos llegarán a la meta ganadores, otros sufrirán la tristeza de la derrota.

Los perdedores inteligentes podrán “negociar los votos de los cuatro gatos que les apoyaron”.

Los ganadores, inmediatamente después de recuperar el aire, empezarán a prepararse para la verdadera final que son las elecciones generales.

Tendrán que empezar todo de nuevo, ya un poco más curtidos, con más experiencia y siempre con la esperanza de ganar en la siguiente carrera, donde los obstáculos son más grandes, más abundantes y más traicioneros.

En lugar de suerte a todos, se la deseo al pueblo… que es quien más la necesita.

ottomartinwolf.com
[email protected]

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