La caída de un imperio

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22 de enero de 2021
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12:42 am
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La caída de un imperio

Por: Mario E. Fumero

La historia es una maestra, ella nos enseña que los grandes imperios tuvieron su decadencia, y muchos de ellos desaparecieron, pero ¿por qué cayeron los imperios sirios, babilónico, griegos y romanos? Estos grandes imperios conquistaron inmensos territorios, tuvieron poderosos ejércitos, y se destacaron grandes conquistadores, pero hubo algo que los debilitó, y los carcomió con el tiempo, hasta destruirlos.

Sin embargo, quiero mencionar y hacer alusión a uno de ellos, el que quizás fue el imperio más floreciente en la antigüedad. Y que se destacó por su naciente democracia, el cual impactó y conquistó todo el Mediterráneo, siendo el más grandioso de la antigüedad, me refiero al Imperio Romano.

Pese a la grandeza de Roma, con su senado y leyes avanzadas, muchos historiadores coinciden que el Imperio Romano no cayó y perdió su poder, debido a su debilidad militar o económica, sino por su corrupción interna. No cabe duda que cuando un imperio poderoso, militar o económico decae, por regla general no se debe a su debilidad política, sino a su corrupción interna, la cual carcome sus valores, y una vez que esto ocurre, el imperio está sentenciado a desaparecer.

Estados Unidos ha sido un imperio por aproximadamente más de 200 años. Sus valores fueron constituidos sobre el concepto de libertad, Dios y familia, con un concepto de Dios como confianza y dentro del cristianismo. Estos principios fueron llevados por los peregrinos protestantes que huían de la persecución religiosa que existía en Europa y llegaron a Filadelfia, trayendo sólidos valores relacionados con la familia y el temor a Dios, pero hoy, tristemente, vemos que todos estos valores están en proceso de extinción, al asumir el poder un gobierno aliado a todos los grupos antisociales y enemigos del cristianismo, lo cual convierte en realidad la profecía del predicador David Wilkerson, que en la década del 70 proclamó la caída de los Estados Unidos, debido a la inmoralidad, y afirmó que “si Dios no perdonó a Sodoma y a Gomorra por su inmoralidad, menos podría perdonar a esta nación”.

Vemos con asombro un panorama sombrío para la Iglesia durante el período del gobierno demócrata, encabezado por el nuevo presidente Biden, que es católico, pero sus valores son contrarios a dicha Iglesia, y esto lo vimos en la toma de posesión, por las personas que participaron, así como por el gabinete de gobierno que ha estructurado. No cabe duda de que detrás del poder del presidente, hay otro poder, el poder de los movimientos feministas, de la ideología del género, del movimiento Arcoíris y de los promotores del abortismo, además de los intereses de las grandes empresas de laboratorio, y los promotores del Nuevo Orden Mundial y los miembros del club de Roma y Bilderberg.

Veremos próximamente leyes que anularán las leyes que defienden el derecho de la familia bíblica, la vida y la promoción a la ideología general, así como el establecimiento del tercer género, o sea el derecho de escoger, al nacer, de parte de los padres, a que el niño se registre con un sexo neutro, también veremos el financiamiento al aborto, el cambio de género con fondos del Estado, y quién sabe la posible censura a la libertad religiosa, cuando ataquemos los antivalores.

Este gobierno será populista, repartirá dinero, legalizará la migración, respaldará a países corruptos, y lo peor, creará una crisis económica terrible. Y posiblemente su presidente no llegue a terminar su mandato y la vicepresidente lo sustituya, de la cual se tiene muchas dudas de sus valores religiosos.

Vamos hacia los dominios de los antivalores, y entraremos a un mundo en donde los que sostengan sus principios cristianos sufrirán censura, persecución y ostracismo, y veremos el desplome del dólar, la moral y el poder del imperio norteamericano, y como Roma, caerá por su corrupción moral, que socavará los cimientos de la democracia, para crear la nueva sociedad diluida que fijará la Nueva Era. Espero que me equivoque, pero ese es el panorama que tristemente yo veo.

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www.contralaapostasia.com

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