Por: Noé Pineda Portillo
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Los hondureños somos unos desgraciados o des-graciados, tanto por la naturaleza como por los hombres (políticos), pero, “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”, dice el dicho popular.
La buena noticia, es la que nos traen los periódicos hoy, al decir del Banco Mundial, nada menos, que Honduras tendrá en 2021 un rápido crecimiento económico junto a otros países, especialmente del área centroamericana. Pronosticar para Honduras un crecimiento económico rápido, después de estar, apenas saliendo de la crisis múltiple de pandemia COVID-19 y huracanizada por los fenómenos naturales Eta e Iota, es digno de historializarla en forma singular, dada las características de pobreza e incertidumbre de Honduras.
El Banco Mundial prevé que Honduras tenga un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 3.8% en 2021, en medio de la reactivación económica interna y de la recuperación externa a través de la inversión y demanda de productos extranjeros. En 2020 para Honduras fue una economía más vapuleada de la región centroamericana con un PIB que cayó en -9.7%, siendo los que estaban arriba de Honduras los países de El Salvador y Panamá.
Por otro lado, el informe de la Cepal (Comisión Económica para América Latina) presentado al gobierno y a la ONU, registra en 46 mil millones de lempiras el impacto de los huracanes, mientras los daños generados por la pandemia COVID-19, según estimaciones del Banco Central de Honduras son más de 55 mil millones. Todo esto, hace un total de más de 100 mil millones de lempiras en pérdidas.
Lo bueno de estas pérdidas es que los organismos internacionales, nos conocen mejor que nosotros mismos, desde el punto de vista del desarrollo, y visualizan mejor al medir las mismas. Por ejemplo, el Banco Mundial nos informa, que en el caso de Honduras, después del huracán Mitch en 1998, y la crisis política del golpe de Estado de 2009, las proyecciones del último informe del Banco Mundial son un indicio de una recuperación.
El Banco Mundial también destaca en su informe que “Honduras posee muchas fortalezas con el potencial para un crecimiento más rápído y una mayor prosperidad compartida, con su ubicación (geográfica) estratégica, una creciente base industrial, esfuerzos continuos para diversificar sus exportaciones y una población joven y en crecimiento”.
Podemos inferir a través de estos informes de organismos internacionales, que si los hondureños fuéramos como decían los griegos, de poner como gobernantes a los más sabios, no estaríamos como dicen nuestros campesinos, “debajo de la tenedora” sino en posición de frente, adelante, en progreso.
