Por: Rafael Jerez Moreno
Twitter: @RafaJerezHn
El tiempo pone todo y a todos en su lugar, a los bienhechores y malhechores. En buena parte de los años en los que se ha prolongado el control del poder político del Partido Nacional, parecía sencillo distinguir entre los “buenos” y los “malos”, para muchos era una simple diferenciación entre “oficialistas” y “opositores”. Pero cuando se acercan las elecciones los lobos siempre se despojan de su piel de oveja, y pareciera que como ciudadanos nunca aprendemos la moraleja…
A menos de un mes para que se celebren las elecciones primarias, lo que por tres años se nos pintó como el gran cambio político-institucional desde los órganos electorales, quedó en promesa “de campaña”. Las transformaciones en un sistema cooptado por el crimen organizado son graduales, y a veces imposibles, no basta con la presencia de partidos opositores en una institución para generar balance e implementarlos. El detalle radica en que, una vez adentro, corren el riesgo de que los buenos resultados sean un respaldo a la reconfiguración del sistema, pero los malos resultados también serán compartidos. Pretender transmitir que lo malo solo es culpa del otro, es desconocer el carácter colegiado de un órgano, y demuestra que la función pública no se puede ejercer bajo la bandera de un partido político.
No tener una nueva Ley Electoral pasó a un segundo plano después de que las primeras planas se las llevarán las denuncias de irregularidades en la base de datos que recibió el Consejo Nacional Electoral (CNE) para elaborar el censo electoral y el proceso fallido para contratar una empresa que facilitará el Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (TREP). Ahora que los cuestionamientos van dirigidos a todos, salen a relucir liderazgos para pedir respeto a los procesos internos de los partidos políticos. Que no se les olvide que quien paga la factura de L. 1,700 millones es el Estado, y eso que no todos van a la fiesta.
Tampoco podemos soslayar que las elecciones primarias se celebrarán en medio de la pandemia, mayor justificación para generar certeza en la organización del proceso, primera prueba de cara a las generales. En un sistema democrático frágil y con actores abanderando la corrupción es un verdadero reto impulsar elecciones limpias y justas, pero quienes dicen representar a una oposición sedienta de institucionalidad deberían abrir las puertas a la noción de que, como sostiene el experto en comunicación política, Antoni Gutiérrez, en política, la alternativa a un problema no es su negación, es encontrar una solución.
