SELLO NACIONAL

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18 de febrero de 2021
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12:25 am
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SELLO NACIONAL

CAPITALINOS Y EL AEROPUERTOLO DOMÉSTICO Y LA SOLIDARIDAD

ENTRE las nuevas medidas, que toma la Casa Blanca, consciente que la creación de empleos es lo urgente dentro de las urgencias, ha sido la orden ejecutiva dando prioridad a las empresas y productos estadounidenses en las contrataciones del gobierno federal. “Made in America” es la etiqueta de este ambicioso nuevo emprendimiento, orientado a preferir la industria nacional sobre lo extranjero. Favorecer en sus compras a las empresas norteamericanas y beneficiar las fuentes de trabajo para los estadounidenses. Está en vigencia desde 1933 el “Buy America Act” que obliga al gobierno federal contratar con preferencia lo fabricado nacionalmente. Sin embargo, a lo largo del tiempo la obligación fue llenándose de exoneraciones y formas de escapar el cumplimiento de la disposición. El “Made in America” busca abolir todas esas fugas.

Lo mismo, que hemos urgido hacer aquí en Honduras, martillando y martillando en esta columna editorial –como quien ara en el mar– hasta la necedad. Sentir orgullo por lo hecho en casa y privilegiar la compra de la producción nacional. Tanto para cuidar de las empresas hondureñas –hoy moribundas– como al trabajador hondureño –hoy padeciendo el más grave de los apuros–favoreciendo lo hecho en casa. Hoy más que nunca, abastecerse aquí de lo nuestro, sobre lo ajeno adquirido a empresas y trabajadores de afuera, más que medida para enfrentar la crisis, es un deber patriótico. El valor primero que debe rescatarse para levantar cabeza es la autoestima. Enorgullecerse del sello nacional. Retomando lo que sucede en el país más poderoso del mundo. El afán de la pasada administración republicana fue desmontar en lo nacional y lo internacional, mucho de lo que dejó la administración demócrata anterior. Las decisiones presidenciales envueltas con la etiqueta distintiva del MAGA “Make America Great Again”. Blindaje de las fronteras norteamericanas acompañado de una política inmigratoria de cero tolerancia, revirtiendo programas que amparaban a cientos de miles que ingresaron durante las últimas dos décadas. Distanciamiento de sus aliados de la OTAN; salida de los Estados Unidos de varios tratados multilaterales y de organizaciones multinacionales, incluyendo la “WHO”, OMS en español; una guerra comercial con China y otras grandes economías mundiales. Amenaza de sanciones arancelarias a México para obligar a AMLO negociar un tratado menos favorable a sus intereses. De allí, –vía la reducción de sus ingresos– pagan los mexicanos el costo de la construcción del muro fronterizo.

A lo interno, destartalar el “Obama Care”, eliminar regulaciones para incentivar otras formas alternas nacionales en el abastecimiento del crudo, bajar impuestos a ciertos sectores empresariales, e incrementar empleos por medio de la protección a las empresas locales –versus su competencia internacional– para potenciar la producción norteamericana. Hubo otras, pero no es el propósito aquí resumir un programa de gobierno. En los primeros días de su gestión –ojo por ojo– Biden con acciones ejecutivas desactiva casi todo el legado de la administración anterior. Envió al legislativo una iniciativa de reforma de la ley de inmigración solicitando un camino hacia la naturalización para cientos de miles de indocumentados. Un plan de estímulo a la economía nacional para reactivarla de los graves impactos del coronavirus, creación de empleos y asistencia a los estadounidenses más golpeados. Recursos para la vacunación masiva. Muy pocas decisiones anteriores van a resistir la chapeada de zacate que los demócratas harán en sus 4 años de gestión. Ese “Made in America” de Biden es un fuerte llamado a proteger lo propio como vía para que los Estados Unidos repare los daños sufridos por la pandemia y continúe siendo el líder de la democracia mundial. Aquí, que todo lo copian y si no lo asimilan como el “Thanksgiving” –teniendo Honduras su propio día de acción de gracias– y el Halloween, entre tantas otras cosas, a ver si, por amor al sello nacional, lanzan una campaña que pegue hondo de “Hecho en Honduras”.

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