“Baja la intensidad, trabaja hasta que mueras; no mueras a los 60 para ser sepultado a los 80”

ZV
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28 de febrero de 2021
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12:14 am
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“Baja la intensidad, trabaja hasta que mueras; no mueras a los 60 para ser sepultado a los 80”

El bordón, sostén de los ancianos.

Autor: Luis Alonso Gómez Oyuela
Email: [email protected]
Fotos: Cortesía Emma Vargas

DANLÍ, El Paraíso. David Noel Ramírez Padilla, rector emérito del Tecnológico de Monterrey, en un video hecho viral en las redes sociales, se refiere a “bajar la intensidad en lo que hacemos, pero nunca dejar de hacer lo que nos gusta. Yo siempre he dicho que el ser humano debe trabajar hasta que se muere, y eso es muy importante”. En otro aparte del video dice: “Hay personas que mueren a los 60 y los enterramos a los 80 porque se excluyen solos y eso no puede ser. Hay que morir viviendo”.

A diario encuentro personas mayores de 80 y hasta 90 años, con unas ganas tremendas de vivir, no se doblegan por nada y todavía caminan erguidos. Lo importante es que no se han excluido por sí mismos; aunque la sociedad y el sistema lo haya excluido, continúan con muchas ansias de vivir y servir a otros. En cambio, veo personas de 50 y 60 años arrastrando los pies porque van cargados de frustraciones que nunca lograron superar.

Doña Chabela con su nieto en las cortas de café siguiendo la tradición.

En la página de Facebook de Emma Vargas, encontré imágenes de personas de la tercera edad faenando en las cortas de café, casi con la misma energía de un joven, pero la suficiente experiencia acumulada en el largo recorrido de la vida.

Llamé a Emma para pedir permiso para utilizar sus fotos para este reportaje y de paso; pudiera narrar su experiencia en el campo en compañía de estas personas cortando café en su finca. Gustosa aceptí el reto para compartir sus vivencias con nuestros lectores.

Emma es una apasionada del campo, además, ama la pintura como parte de sus habilidades vinculadas con el arte y la naturaleza. En la corta entrevista, detalla haber crecido en un ambiente cafetero porque su familia son productores de café, “recuerdo desde niña cada temporada de café en la finca de la zona Azabache. La corta de café es una actividad que genera ingresos a muchas personas que cada año realizan esta actividad.

Emma Vargas, también le entra al corte.

En todo este tiempo he visto varias generaciones de familias involucradas en el trabajo de la finca, recuerdo a muchos de ellos que hoy ya son personas de la tercera edad; ellos continúan realizando labores de recolección en la finca. Para la corta de café no existe discriminación para las personas mayores, aunque el esfuerzo físico requerido es poco; y la hora de cargar el saco siempre hay quien les ayuda.

Afirma que la mayoría de personas que trabajan en la corta de café son de la tercera edad; algunas son madres solteras desde siempre, ahora son abuelas que continúan haciendo su labor en las fincas porque necesitan ingresos para el sustento diario y para ayudar a sus nietos.

Tal es el caso de Isabel Cerrato, 77 años, más conocida como doña Chabela, ella siempre ha estado en muchas temporadas, anteriormente acompañada por sus hijos y ahora la acompañan sus nietos. Es conocida por realizar un buen corte de café; lo que en la finca denominamos un café limpio; además, sin daño a la planta. Doña Chabela aunque no tenga la destreza que poseía años atrás para cortar muchos canastos de café, siempre es la preferida por la limpieza en el corte.

Finca Buena Esperanza en Azabache.

Al contratar personas de la tercera edad se busca calidad en el corte y no volumen de café; de esta manera garantizar la permanencia de las plantas para la próxima cosecha. Otro personaje emblemático de la tercera edad en la finca y comunidad es don Agustín Rodríguez (82) que también se suma a las labores de recolección. A pesar de vivir solo y trabajar para mantenerse lo hace con disciplina y alegría. Don Tin, como cariñosamente lo llaman, es de los que alegran el cafetal con sus anécdotas y cuentos que relata mientras realiza la corta.

Estas personas de la tercera edad con sus vivencias se vuelven consejeros de muchos jóvenes dentro del cafetal, son queridos y respetados por todos, quienes además, dejan un legado a sus hijos y nietos de involucrarse también en labores de corta de café. Así como ellos hay muchos que a pesar de encontrarse en la edad de oro no es impedimento para realizar dicha actividad convertida en una tradición en las zonas cafetaleras.

Don Agustín Rodríguez.

Considero que mientras ellos se presenten voluntariamente y tengan la capacidad de hacerlo siempre contarán con nuestro apoyo. Son el mejor ejemplo en su labor, conocen su trabajo, no tanto por el esfuerzo físico sino por la experiencia acumulada a través de los años. Aparte de esta actividad familiar entre amigos de la comunidad, el disfrute de la convivencia constituye una forma de vida positiva entre la gente.

Resumiendo, no importan los años que lleves encima, si los has vivido bien no te excluyas, vive haciendo lo que te gusta. No mueras a los 60 para que te entierren a los ochenta. Estos “viejos” en las fincas de café y tantos otros viven con intensidad con sus cuerpos erguidos y aunque las sombras de la noche eterna se aproximen, ellos son capaces de dar esperanza al que la perdió cuando cumplió los 50 años.

Chabela, minuciosa en el corte.
Don Agustín con el canasto lleno.
Los años cuentan y la experiencia, es sinónimo de vida.
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