El fracaso de la Revolución cubana

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15 de marzo de 2021
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01:12 am
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El fracaso de la Revolución cubana

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Otto Martin

El primero de enero se cumplió un aniversario más de la llegada al poder de Fidel Castro en Cuba, desgracia que ocurrió allá por 1959, cuando la mayoría de sus habitantes -y del mundo- aún no habían nacido.
Con la pandemia y muchos otros motivos para preocuparse, la efeméride pasó casi desapercibida, pero son ya 62 años de dictadura que no deben olvidarse
Un breve repaso histórico para los que acaban de llegar.

Antes de 1959 Cuba tenía 7 años de ser gobernada por Fulgencio Batista, dictador terrible y sanguinario.
Fidel Castro y un grupo de 61 revolucionarios llegaron a playas cubanas procedentes de México, en una frágil lancha llamada Granma.
Después de un sangriento combate inicial, los doce sobrevivientes alcanzaron la cadena montañosa Sierra Maestra, desde donde, con rápidos y certeros ataques de guerrilla, poco a poco conquistaron la simpatía popular y el poder.
Batista huyó a España en donde falleció en 1973 de un paro cardíaco.

Fidel Castro bajó de la Sierra Maestra con un crucifijo en el pecho, jurando libertad y democracia.
Entre los carismáticos revolucionarios se encontraba el pintoresco argentino Ernesto “Che” Guevara, quien luego fue traicionado por Castro y enviado a Bolivia donde murió en forma miserable. Hubo otro, casi olvidado por la historia, Camilo Cienfuegos, cuyo avión se perdió para siempre en un misterioso accidente.
Esos dos, especialmente Camilo, pudieron haber sido rivales y discutido el poder a Castro. El resto de los 12, “Los inmortales del Granma”, murieron o fueron a dar a las cárceles por contradecir a Fidel.

Al mando de su ejército, Fidel se hizo del poder absoluto hasta su muerte y aún más allá, quienes le han sucedido en el poder, su hermano Raúl y ahora Miguel Díaz-Canel, también fueron escogidos por él… como una maldición que persigue después de la tumba.
Antes de Fidel, Cuba era un paraíso turístico, había casinos, sitios de verano y prostitución, hay que reconocerlo, más o menos como cualquier otro lugar turístico en el mundo, también había una cantidad considerable de pobres y hasta miserables, especialmente en el campo.
Pero Cuba era un emporio de riqueza en otras zonas; primer productor de azúcar en el mundo, primer país en Latinoamérica en contar con televisión a color, delante de México, Argentina y Brasil, lo que puede dar una idea de su avance.

Los sueños democráticos del pueblo cubano fueron terminando poco a poco mientras Fidel planeaba quedarse para siempre.

Todo buen dictador tiene que encontrar un enemigo que “vender” al pueblo, Fidel escogió al Imperialismo norteamericano y el asunto le funcionó.
Nacionalizó muchas propiedades gringas -y también el resto de las propiedades- todo pasó a manos del Estado, como ocurre en los regímenes comunistas. Los Estados Unidos, en represalia, establecieron un boicot que más o menos permanece hasta la fecha.

Ese boicot fue una maldición para el pueblo y una bendición para Fidel, que encontró a quien culpar de todos los males que él -Fidel mismo- había provocado a su pueblo.
Es que acaso no existen otros mercados donde vender sus productos? Es que no hay otros proveedores a quienes comprar? El boicot fue un pretexto magnífico.
Un enemigo a menos de 60 millas a quien responsabilizar.

Sigue: Capítulo 2, el éxodo.

Nota: A los comunistas fanáticos y ciegos les recomiendo que sus ataques se pospongan hasta que se publique el tercer capítulo.

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