Los grandes peligros de la democracia (3)

ZV
/
16 de abril de 2021
/
12:04 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Los grandes peligros de la democracia (3)

Por: Mario E. Fumero

Ya hemos mencionado en artículos anteriores el peligro de la democracia frente al poder absoluto de las personas, al de los medios de comunicación, y al poder económico que compra conciencia, junto a la corrupción implantada por estos poderes. Hoy vamos a enfocar el peligro de la democracia frente a la división partidista.

A través de la historia hemos visto cómo algunos escritores, principalmente alineados al lado de los poderes dominante, establecieron conceptos para poder controlar el gobierno de turno. Entre estos escritores se encuentra Nicolás Maquiavelo, que en sus libros estableció métodos para obtener el poder de forma ilícita, afirmando que cualquier medio justifica el fin propuesto, y estableció una seria de normas para poder dominar políticamente a los estados, entre ellas la estrategia de la división como arma para obtener el poder absoluto, naciendo el concepto de que el poder absoluto corrompe absolutamente. Maquiavelo explica en su libro, que las personas poderosas dejan a un lado los principios y actúan con fuerza y violencia de ser necesario para logar aquello que ambicionan.

Jesucristo habló del peligro de la división como uno de los factores más destructivo en todas las áreas de la vida, y escribió que “todo el reino dividido contra sí mismo no prevalece” (Marco 3:24) y esta técnica da muchos resultados en algunas democracias, las cuales caen en la trampa del divisionismo, por medio del partidismo.

La esencia de la democracia está en la mayoría simple (51%), o sea, una mayoría que es la que decide los destinos de una nación. Por regla general existen dos tendencias dentro de la política a nivel ideológico, como es la izquierda y la derecha, que plantean posiciones económicas diversas, lo cual da origen a dos partidos políticos, sin embargo, el radicalismo de ambos extremos crea partidos intermedios, como por ejemplo los partidos de centro izquierda y centro derecha. Estos partidos intermedios llevan a un proceso electoral fraccionado en muchas corrientes. Al dividirse el voto y no alcanzar la esencia de mitad más (51%) ocurre que la democracia se debilita, y grupos no populares alcanzan el control político como causa de la división.

Algunos estados fraccionados en muchos partidos políticos han resuelto la situación a través de una segunda vuelta entre los dos más votados, porque la fortaleza de un gobierno radica en poder contar con una mayoría simple. Sin embargo, la división partidista crea grandes conflictos y gastos económicos, lo que tristemente debilita la solidez de la democracia.

¿Qué origina la división de partidos? Algunos creen que son conceptos políticos, pero ¡no!, en el fondo, lo que hay son ambiciones políticas, ya que para muchos buscar alcanzar el poder no es para servir al pueblo, sí para enriquecerse. Es ahí donde vemos la debilidad de la democracia moderna, el poder económico y la ambición genera la división, por que cuando nos dividimos, más dos debilitamos.

Algunos consideran que la división política se debe a conceptos económicos o ideológicos, sin embargo, en el fondo de la división predomina la ambición, la cual nos lleva a la intolerancia y a muchos radicalismos, que producen confrontación conduciéndonos lentamente a la destrucción.

¿Cómo podemos combatir el divisionismo dentro de la política? Erradicando la ambición que genera la codicia, la cual tristemente es el móvil que produce este fenómeno. La gran mayoría de las divisiones, tanto en política como en religión, nace del capricho humano y de las ambiciones personales, en donde el deseo de servir y ayudar al necesitado es absorbido por el poder y la soberbia humana.

[email protected]
www.contralaapostasia.com

Más de Columnistas
Lo Más Visto