SIN DECIR AGUA VA

MA
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4 de mayo de 2021
/
12:25 am
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SIN DECIR AGUA VA

SERVICIOS DIGITALES TRANSFRONTERIZOS

EL mero 1 de mayo, día reservado para un acto protocolario de instalación de la nueva asamblea legislativa –controlada ahora de manera absoluta por el partido de Bukele tras las elecciones del pasado 28 de febrero– sorpresivamente fue para ejecutar otros mandados. Muchos de los diputados del nuevo órgano parlamentario ni siquiera sabían con antelación quienes habrían de dirigirlos como Junta Directiva. Hasta que llegaron al hemiciclo se desayunaron con lo que sus jefes tenían en cartera, ya que ni la agenda de la sesión conocían. Si los oficialistas llegaban ignorando lo que sucedería, menos para que lo anticiparan los diputados de la oposición, ya que ni siquiera había pantalla led conectada a sus butacas. De pronto, sin decir agua va, el bloque oficialista puso en curso el proceso de destitución de los magistrados de la Sala Constitucional y como acto seguido, una vez perpetuada la primera encomienda, la destitución del fiscal general.

Sin entablarles juicio político y menos oportunidad para hacer uso de su derecho de defensa. Según reza uno de los artículos constitucionales, los magistrados deberán de elegirse de una lista de candidatos proporcionada por el Consejo de la Judicatura, recogidos, los nombres de los abogados, de la consulta con diferentes sectores representativos. Sin embargo, los nuevos togados fueron seleccionados de una lista leída por uno de los diputados del partido oficialista, sin que se supiese de dónde la había sacado. Después de los 5 minutos de receso, sin mediar debate alguno en la plenaria y en ausencia de los destituidos, se llevó a cabo la votación y la elección de los nuevos miembros de la Corte. Los magistrados cuya vacancia se produjo en un abrir y cerrar de ojos, emitieron una resolución declarando inconstitucional el procedimiento de su destitución, sin embargo los nuevos nombrados fueron a instalarse en sus puestos, resguardados por una nutrida escolta policial. Bukele, haciendo uso de su cuenta digital, se burló de la resolución emitida por los depuestos magistrados. Organismos internacionales de derechos humanos y el mismo gobierno norteamericano, primero por medio de voceros y después el propio Secretario de Estado –quien se comunicó telefónicamente con Bukele– condenaron la embestida contra uno de los poderes del Estado. La vicepresidenta Kamala Harris posteo en su Twitter: “Tenemos profundas preocupaciones sobre la democracia en El Salvador, a la luz del voto de la Asamblea Nacional de destituir a los jueces de la Corte Constitucional”. “Un Poder Judicial independiente es fundamental para una democracia sana y una economía fuerte”.

La Unión Europea consideró las acciones como “un ataque al Estado de Derecho”. El Secretario General de la ONU pidió “respeto a la Constitución y a la separación de Poderes”. Parecido se había pronunciado el Secretario General de la OEA, aunque nada ha dicho de invocar la Carta Democrática. Sin embargo esas manifestaciones de preocupación –similares a las que se escuchan de la burocracia internacional por la injusta y desproporcionada repartición de las vacunas en detrimento de los pintorescos paisajes acabados– como que a Bukele lo tienen sin cuidado. Este fue el Twitter que subió: “A nuestros amigos de la Comunidad Internacional”. “Queremos trabajar con ustedes, comerciar, viajar, conocernos y ayudar en lo que podamos”. “Pero con todo respeto: Estamos limpiando nuestra casa, y eso no es de su incumbencia”. (Sin embargo, de los destituidos, dos magistrados y el fiscal, temiendo represalias y hostigamiento a su vida personal se apresuraron a renunciar. No son ingenuos para presumir otra cosa. No ignoran que todo ese alboroto de una “preocupada” comunidad internacional, no prospera frente a hechos consumados dirigidos por el jefe de Estado. Cuando la alteración al orden democrático es contra el Presidente, otro es el desenlace, pero cuando esta proviene del Ejecutivo –remítanse a los antecedentes– ya está demostrado que a ningún lugar conducen esos desplantes de “preocupación”. Menos allá, donde el millennial gobernante tiene el control del ejército, de la calle y ahora de todos los Poderes del Estado).

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