COMO DISCO RAYADO

MA
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18 de mayo de 2021
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12:25 am
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COMO DISCO RAYADO

SERVICIOS DIGITALES TRANSFRONTERIZOS

BUSQUEN otra cosa que decir. Que no sea la misma redundancia que repiten para todo. O mejor aún, actúen. Menos palabras, más acciones. Esa salida que tienen, que están “muy preocupados”, cada vez que surge un problema sobre el cual no tienen ni idea para dónde agarrar o manera efectiva de solucionarlo, ya parece disco rayado. Quienes no tienen noción a qué equivale decir “parece disco rayado”, sin duda no tienen la avanzada edad de haber vivido en los dorados tiempos de los tocadiscos, las consolas y las rocolas. Lo decimos con tristeza, pero hay que admitir que aquello, aunque apetecido en su tiempo, no es ni comparable a la tecnología de los aparatos inteligentes –más inteligentes que sus dueños– sin los cuales no podrían vivir los adictos de hoy. Pasan prendidos, hipnotizados, sin despegarse un instante de sus pantallas digitales.

Por tocadiscos, nos referimos a las máquinas que reemplazaron el fonógrafo que, para reproducir sonido, utilizaba un cilindro. Lo que se colocaba sobre el plato de los gramófonos y tornamesas, cuyo sonido era inducido por medio de una aguja que recorría los microsurcos. Eran discos de acetato en formatos de 45 revoluciones por minuto, los sencillos y los “longplay” de 33 1/3 RPM. Pues bien, de tanto reproducir la música, los surcos se gastaban o la aguja los dañaba. Así que el disco, después de sufrir aquel agitado bamboleo, se quedaba trabado, repitiendo lo mismo una y otra vez. Igual a lo que se escucha en boca de tantos poderosos y altos burócratas internacionales. Cada vez que sucede algo impactante sobre lo que no tienen solución, aunque deberían tenerla, expresan: “Estamos preocupados”. Como si su preocupación fuese bálsamo milagroso o remedio a los males que sufre la gente. “Estamos preocupados” por la inequidad en la distribución de las vacunas –se le oye decir a la burocracia internacional que debiese intervenir para remediar el desequilibrio– mientras los pintorescos paisajes acabados no reciben ni las migajas del derroche de los que se reparten con la cuchara grande. “Estamos preocupados” por el escalonamiento del conflicto palestino israelí –dicen en la ONU– cuando la misión de ese organismo mundial no es otra que intervenir para que cesen las hostilidades. “Estamos preocupados” por lo ocurrido en El Salvador –se escuchó decir allá en la OEA y por Washington– como si la preocupación hiciese cosquillas al millennial o que a punta de preocupaciones vayan a revertir lo ocurrido. “Estamos preocupados” –expresan los que dirigen la OMS, la OPS y su mecanismo COVAX– de los rebrotes del virus.

“Estamos preocupados” del brote en la India que impide al laboratorio más grande del mundo entregar las dosis ofrecidas de las vacunas. “Preocupados” estuvieron cuando tampoco suministraron las pruebas clínicas para detectar contagios. (Se amoló Honduras, ya que aquí tarde pillaron y metieron los huevos en una sola canasta. Hasta ahora consiguen contratos con las farmacéuticas, pendientes de cuándo llegan las vacunas). “Estamos preocupados” por la debacle económica mundial –reiteran los presidentes de los bancos internacionales de crédito– que se quedaron como el avestruz, con la cabeza metida en la arena, sin agilidad o creatividad alguna y sin respuesta suficiente a la crisis. Volviendo al tema de los discos rayados. Los discos que se tocaban en las vitrolas eran otros. Estos eran de goma laca, más pesados, y recorrían el plato a 78 revoluciones por minuto. Esos no eran tan melódicos. Generaban un ruido de fondo y con el desgaste se oían crujidos. Se rayaban con mayor frecuencia debido a que las agujas eran mucho más rústicas que las finitas utilizadas después. Aquí otra aclaración para que nadie interprete cosa diferente. No nos referimos tampoco a lo acuñado en otros editoriales haciendo referencia a la insidiosa campaña, poco patriótica, para deslegitimar el proceso electoral y empañar el único horizonte de luz que le queda a los hondureños para salir de esta crisis. Esa batería de ataques que también se repite como disco rayado, de parte de perdedores y sus vitrolas RCA Víctor. (Inolvidable el icónico sello que comercializó la compañía discográfica. La famosa pintura de un chuchito mestizo (parte Terrier), blanco de orejas marrón, de nombre Nipper, echado frente a la bocina del fonógrafo escuchando extasiado “la voz de su amo”). Dudamos que Nipper haya visto al Sisimite. El comentario de la “preocupada comunidad internacional”, sobre un encuentro de esa naturaleza, sin duda sería: “Estamos preocupados”.

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