Sociedad civil y partidos

ZV
/
27 de mayo de 2021
/
12:05 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Sociedad civil y partidos

Carolina Alduvín

Por: Carolina Alduvín

La primera comprende la diversidad de personas que como ciudadanos y de manera colectiva, toman decisiones en el ámbito público con relación a individuos fuera de las estructuras del gobierno, los partidos políticos, las empresas y las instituciones religiosas. Se concibe como el espacio de la vida social organizada que se genera por voluntad propia en la esfera pública para expresar sus intereses, pasiones e ideas, y para intercambiar información para alcanzar objetivos comunes. Se dice que debe existir una sociedad civil diferenciada de la sociedad política como requisito para la democracia y un Estado legítimo, consta de dos componentes principales: un conjunto de instituciones que definen y defienden los derechos individuales, políticos y sociales de los ciudadanos y que propician su libre asociación, la posibilidad de defenderse del poder y del mercado y la viabilidad de la intervención ciudadana en la operación misma del sistema.

El segundo componente son los movimientos sociales que en forma continua plantean nuevos principios, valores, demandas y están al pendiente de la aplicación efectiva de los derechos ya reconocidos. Hay en la sociedad civil organizaciones e instituciones voluntarias que sirven como mediadores entre los individuos y el Estado, como las no gubernamentales, las asociaciones sin fines de lucro, fundaciones, universidades, colegios profesionales y hasta grupos religiosos. Todas favorecen la democracia al ser una escuela de participación y funcionar como dizque para que el Estado no invada todos los espacios sociales.

De acuerdo con la distancia que guardan con respecto al quehacer político, se distinguen entre las que básicamente fortalecen a la sociedad, como las instituciones de beneficencia y asociaciones de ciudadanos; las que pretenden influenciar en la esfera política, como los sindicatos, colegios profesionales y grupos de pensadores; finalmente, las que ejercen acciones primordialmente políticas. La sociedad civil cobra importancia por todos los beneficios que aporta a los individuos como la generación de empleos, el fomento de la conciencia crítica y la búsqueda en el equilibrio de los poderes.

Los partidos políticos, por su parte, parecieran encajar en el tercer grupo; sin embargo, los expertos los consideran grupos casi antagónicos a la sociedad civil. Son entidades de interés público fundados para promover la participación de la ciudadanía en la vida democrática y contribuir a integrar la representación nacional; en teoría, quienes los conforman, comparten objetivos, intereses, visiones de la realidad, principios, valores y proyectos para ejecutar en los gobiernos. Se encargan de presentar candidaturas a ejercer cargos públicos en diferentes niveles, movilizan el apoyo electoral, contribuyen a organizar y orientar la labor legislativa, articulan y agregan intereses y preferencias en la ciudadanía, son casi siempre la única vía de acceso pacífico al poder.

En la práctica, hay sistemas con un solo partido, como los regímenes totalitarios; el bipartidismo, tradicional y frecuente en la historia de las democracias, donde uno representa a los conservadores y el otro a los progresistas; y en tiempos más recientes, el multipartidismo es un fenómeno en crecimiento, donde hay dos mayoritarios y los demás nacen pequeños y así se quedan indefinidamente; ideológicamente, los también llamados emergentes, dicen ser algo diferente pero terminan favoreciendo a uno u otro de los tradicionales, sus votos suelen ser el fiel de la balanza en asuntos sumamente reñidos y, finalmente una forma reciente y legalizada de atracar los fondos estatales en forma de deuda política y de dispersar la voluntad ciudadana.

Tal dispersión se ha corregido en otros países mediante la segunda vuelta electoral, prevista para otorgar mayor legitimidad, cuando ninguno de los partidos adquiere mayoría absoluta. Aquí se sigue gobernando con la mayoría en contra y con el silencio conformista de quienes se abstienen de ejercer su derecho al voto y que son en términos reales una mayoría absoluta no organizada, sin derecho a participar de la festinada deuda política, sin derecho a quejarse, pero son quienes más lo hacen, sin participación, sin ambiciones, sin creer en forma alguna de organización y sin conciencia de que a ellos más que a nadie, dada su indiferencia, los menos aptos, intelectual y moralmente, acceden al poder, solo para servirse del mismo.

[email protected]

Más de Columnistas
Lo Más Visto