LA LISTA NAVIDEÑA

ZV
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28 de junio de 2021
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12:39 am
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LA LISTA NAVIDEÑA

POSIBLEMENTE lo que han intentado hacer para devolver la credibilidad perdida al proceso electoral, después del pasado aluvión, supuso alguna mediana expectativa de avance. Pero, aún así –como no hubo Segunda Vuelta– está lejos de satisfacer el apetito de un público atorado de incredulidad que no hay cosa de la cual no sospeche. Puede ser que todo ese repello, dizque en aras de la transparencia del proceso, se hizo con la mejor voluntad del mundo. Sin embargo, mientras no haya cambio de actitudes de la clase política, dudamos que sirva para restañar la lastimada confianza. Persiste la inveterada costumbre de arreglar los bultos en el camino, como con los parches y remiendos a la vieja ley electoral. No fue hasta ahora recientemente que entregaron una ley completa. Cargada de una especie de lista navideña de deseos. Para que la autoridad electoral encuentre forma de meter juguetes por la chimenea en tiempo récord.

Hubo cambio de cúpula en los organismos registrales y electorales –profesionales capaces y solventes– pero, los pusieron a lidiar con el mismo viejo andamiaje. Los políticos, exigentes pero indiferentes cuando toca proveer los recursos necesarios para producir los milagros que piden, nunca dieron esos fondos y ahora que en la nueva ley incluyeron la reestructuración, falta ver si van a soltar el efectivo que cuesta la limpieza. No solo eso es lo que cuesta dinero. Quieren transmisión rápida de resultados. Lo que significa montar una red de maquinitas y pantallas para el envío de imágenes de actas desde las mesas de votación y divulgar la tendencia que vaya generando. Precisamente el TREP que produjo el zafarrancho de la vez pasada. Sería un éxito si los que no vayan saliendo favorecidos se quedaran calladitos sin refunfuñar. Dudoso que ello vaya a ocurrir. Aunque no hubiese apagones o caídas del sistema, algo adicional va a surgir –que ya tenían otro servidor armado con resultados pandos– para mantener en vilo a la afición. A eso hay que agregarle más chunches caros. La tecnología computarizada que ocupan para el escrutinio. Por muy sofisticada que sea, ¿qué confianza merece entre políticos quisquillosos –si ahora los dispositivos digitales están expuestos a la manipulación y al hackeo informático– la metodología para la alimentación de datos, el cómputo y la oficialización de resultados? Nunca nada va a ser suficientemente fiable o transparente para el que quiere encontrar excusa de su revés electoral.

Todo lo que ha significado remozar la base registral no ha servido ni a los partidos ni al amable público como garantía que ya hay información íntegra. Las inconsistencias domiciliares; los que insisten mezclar la base registral vieja –esa que dicen es fraudulenta que a veces satanizan y otras veces imploran su inclusión– a la que va saliendo del enrolamiento; los que no están a gusto con la revisión que se hace; los que no pueden diferenciar entre el censo electoral y la base registral, y a qué ente le corresponde cada cosa, pero lo mismo da cuando de meter confusión se trata; las prórrogas y complicaciones para completar el “Identifícate” que, aún asistido por un ente internacional, hay suspicaces que lo cuestionan; las vicisitudes en la entrega de la nueva tarjeta de identidad. Lo anterior, solo a manera de ejemplos, ya que hay muchos otros detonantes. Sobre todo cuando se les pasó por alto que a todo ese amago de mejorar lo anterior le cayó encima la pandemia. Pero al final del día, lo previsible. A juzgar por la campaña de perdedores y sus vitrolas RCA Victor, para deslegitimizar el proceso electoral primario, nada asegura que no haya repetición de lo mismo en las generales. Los perdedores –en Washington, en Perú y aquí ni hablar– no se resignan. Ocupan pretexto y distractores, culpando a otros, para esconder su fracaso. A pesar que en Perú hubo TREP y toda la parafernalia electoral, sigue la procesión. Una nota periodística sobre las elecciones: “El proceso de confrontación impulsado por quienes no quieren aceptar los resultados electorales apunta a una polarización transversal de la sociedad”. “A tres semanas del balotaje aún sin proclamación de la autoridad electoral”. “El último imprevisto se dio cuando el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) de ese país, ante la renuncia de uno de sus magistrados, se quedó sin el número necesario de miembros para continuar con sus funciones”. Menos mal que –contrario a la “preocupada” comunidad internacional panfletaria que nada resuelve con sus comunicados– el Sisimite ha ofrecido sus buenos oficios en manejo de crisis.

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