¿Y además de bordos?

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8 de julio de 2021
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12:04 am
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¿Y además de bordos?

Vértice

Por: Fernando Berríos
Periodista

Reconstruir el 100 por ciento de los bordos de contención debe ser prioridad uno para el Valle de Sula y en general para todas las comunidades a lo largo de 900 kilómetros.

Las recurrentes inundaciones, por el desbordamiento de los ríos Ulúa y Chamelecón, son una pesada cruz que cargan miles de hondureños, agricultores y ganaderos cada año. Buscar una solución definitiva a este problema ha sido una tarea pendiente de todos los gobiernos de turno.

Hoy vemos con entusiasmo cómo el gobierno, a través de la Comisión para el Control de Inundaciones en el Valle de Sula (CCIVS) que preside Leonel Ayala, ha reconstruido en tiempo récord el 70% de los bordos que fueron dañados por los huracanes Eta e Iota.

En estos 900 kilómetros se produjeron fallas en al menos el 10%, es decir, en unos 90 kilómetros, detectándose ahí más de 800 boquetes por donde se filtraron las crecidas, provocando los severos daños ya conocidos por todos.

Los últimos reportes indican que el avance es sustancial, lo cual llena de alegría porque el segundo invierno, que es el más recio, está a la vuelta de la esquina. Para este 2021 se ha pronosticado una temporada ciclónica bastante activa y muy similar a la registrada en el catastrófico 2020.

Ante el poder de la naturaleza, que siempre reclamará lo que le pertenece, lo que queda ahora es aprender a ser resilientes. Han pasado 8 meses desde las peores inundaciones de los últimos años y es muy alentador y esperanzador ver cómo todo un pueblo se levantó del fango para salir adelante.

Hoy, gracias a la unidad del pueblo y de un gobierno que puso en primer lugar a la persona a través de operaciones de limpieza y donación de alimentos y menaje para el hogar, los vestigios de esas inundaciones son casi imperceptibles en muchas comunidades anegadas. Desde luego, que nadie entienda que somos ilusos y que todo sigue como si nada hubiera pasado. En La Lima y en otros sectores del Valle de Sula, nada volvió a ser igual, y eso no se puede quedar así.

Mejorar la calidad de vida de las familias afectadas debe ser el eje central de todas las decisiones del gobierno actual.

Es por eso que nos preguntamos, ¿y además de los bordos, qué más se debe hacer? Lo cierto es que hacer las mismas cosas, solo dejará los mismos resultados. Hay que marcar la diferencia, hay que poner punto y final a este problema histórico que todos los gobiernos solo han querido ver de reojo.

Cada hondureño del gran Valle de Sula merece vivir seguro, sin temor a perder todo de la noche a la mañana.

Hemos leído sobre las importantes medidas lanzadas a lo interno de la mesa de trabajo que se constituyó y cuya labor ha sido muy eficiente a juzgar por el avance de las obras a contrarreloj.

Cada obra que se ejecute debe hacerse también bajo la premisa de que los ríos Ulúa y Chamelecón son una bendición para nuestros pueblos.

La sociedad debe aprender que ellos están ahí y tarde o temprano siempre van a reclamar lo que les pertenece.

Solo para que usted mida la importancia de los bordos. Tener estas obras en buen estado, funcionales, beneficia a 2,497,586 habitantes distribuidos entre las zonas de los bordos y el resto de habitantes en todo el Valle de Sula.

Invertir más de 500 millones de lempiras en su restauración jamás debería ser visto como un gasto, sino como una inversión para la paz social y la seguridad económica y alimenticia de los pueblos.

Además de la reparación de boquetes y roturas, se debe seguir avanzando hacia la segunda fase que es el reforzamiento de bordos, como colocación de escolleras de piedra, construcción de gaviones, espigones para orientar el recorrido del río y reforzar los taludes que sirvan de apoyo a los bordos.

Y en una tercera fase es impostergable la limpieza de cauces y canales con la extracción de sedimentos en los diferentes puntos estratégicos.

Pero también se debe pensar a mediano y largo. Esto implica, según hemos escuchado a los miembros de la comisión, de tres etapas: la primera es el dragado y limpieza de las cuencas hidráulicas de los ríos Ulúa y Chamelecón. La segunda es la construcción de las represas El Tablón en el sector Chamelecón, Los Llanitos y Tepuyo, que complementen las obras actuales de la reconstrucción y rehabilitación de los bordos en el Valle. Y una tercera etapa, que es la reforestación de todas las cuencas altas de los ríos Ulúa y Chamelecón.

Ejecutar todas esas fases y etapas es igual a no seguir haciendo más de lo mismo, así que manos a la obra.

Correo: [email protected]
Twitter: @berriosfernando

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