Óscar Lanza Rosales
La creación de las Zonas Especiales de Desarrollo Económico (ZEDE), con el objetivo único de generar empleo, es algo inédito para Honduras y el mundo. Al constituirse fuera del marco legal de nuestra Constitución de la República, al regirse por sus propias regulaciones y dar origen prácticamente al nacimiento de otros estados dentro del territorio de lo que era originalmente el Estado de Honduras, se presta para reflexionar y hacer conjeturas de lo que quedará de nuestra patria en los próximos 10, 20 ó 30 años, y hasta de su probable extinción en el largo plazo. A nivel mundial, estábamos acostumbrados a escuchar las diversas historias de la venta de territorios de un Estado a otro Estado, o dárselos en concesión por 99 años, como fue el caso típico del territorio de Hong Kong, de China al Reino Unido, en 1898.
En la venta, Alaska, por parte de Rusia a Estados Unidos de América (EUA); en 1854, la venta de un 55% del territorio de México a EUA, por 10 millones de dólares de aquel entonces, en la cual iba incluido lo que hoy es el Estado de Texas, Nuevo México y California. Y así podemos seguir enumerando muchos ejemplos, de Luisiana de parte de Francia a EUA, Florida de España al mismo EUA. Como pueden apreciar, EUA es el país que más ventaja le ha sacado a estas ventas de territorio.Como dicen los entendidos, con estas compra-venta de territorios, se trataba del traspaso de soberanía a cambio de un puñado de billetes -por lo general- por países con problemas económicos, para saldar deudas, y también se ha planteado como una solución para naciones en riesgo de desaparecer, como ocurre con las islasKiribati o Maldivas, que año tras año pierden territorio por la subida del mar. Por eso, el gobierno kiribatiano se ha embarcado en la compra de terrenos en Fiji.
Pero en el caso de las ZEDE del gobierno de JOH, es novedoso porque ya no se trata de las ventas que se dieron en el siglo XIX y a principios del siglo XX, de Estado a Estado, sino que del Estado de Honduras a inversionistas nacionales o extranjeros. Posición que en EUA es defendida y promovida por el Partido Libertario y el proyecto Sociedad Libre, que los países necesitados de lograr dinero fácil están en todo su derecho de realizar estas ventas a empresas privadas que quieran fundar sus propios países privados. Esta situación nos preocupa a los hondureños conscientes de lo que eso significa, de la amenaza a la pérdida de su soberanía, a la misma existencia de Honduras como Estado y hasta de su desaparición. En mis reflexiones he pensado en esa frase famosa: “Piensa en lo peor y acertarás”, y he llegado al convencimiento que, con las ZEDE, le estamos ofreciendo en bandeja de plata a los países vecinos, a los inversionistas nacionales e internacionales y a los carteles de la droga, entre otros, para que adquieran grandes extensiones de terreno en territorio hondureño, y críen su propio Estado dentro del Estado de Honduras.
Los países vecinos -a través de sus inversionistas- pueden crear sus propias ZEDE estratégicas en las zonas fronterizas, en beneficio de sus propios intereses, principalmente El Salvador, que ya está asfixiado en su estrecho territorio. Nicaragua y El Salvador, mediante las ZEDE, pue-den quitarnos el acceso al Golfo de Fonseca y apoderarse del mismo. Guatemala, para fortalecer su desarrollo turístico le convendría tener sus propias ZEDE próximo a las Ruinas de Copán, Tela e Islas de la Bahía. Los millonarios y famosos que andan en busca de refugios y espacios para crear sus propios paraísos -al estilo de Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, que tiene su islita privada en Hawái, la cantante Shakira en Las Bahamas y el actor Leonardo DiCaprio en Belice- no van a vacilar en tener su propia ZEDE en Honduras. Para los narcotraficantes y lavadores de dinero, las ZEDE les cae como anillo al dedo, pues eso es lo que andan buscando, gobernar sus propios territorios: como en Culiacán, Sinaloa; El Aguaje y el Terrero en Michoacán, los tres en México; El Paraíso en Copán, Honduras; y lo que significó Medellín en Colombia.
Honduras no va a desaparecer por su retraso en la tecnología de la inteligencia artificial como lo ha pregonado el intelectual israelita Yuval Noah Harari, sino por el harakiri -suicidio ritual japonés- a que la ha llevado el actual gobierno, por su necedad en seguir promoviendo esas perversas ZEDE
