La tarea: crear empleo

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30 de julio de 2021
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12:03 am
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La tarea: crear empleo

CONTRACORRIENTE:
Por: Juan Ramón Martínez

La actitud de la población sobre lo que está ocurriendo en San Marcos de Colón y las fuertes oposiciones a las ZEDE, nos hice pensar que el tema principal, el empleo no está en el centro de la discusión. Porque los críticos, no han tomado conciencia de la gravedad que atravesamos, el crecimiento de la pobreza y la miseria. Estas, no son resultado de maldición alguna o falta de recursos y oportunidades. Es fruto de la ausencia de una clase empresarial agresiva, con orientación nacionalista -hondureña y extranjera-; la falta de una cultura general que celebre el éxito y rechace el fracaso, individual y colectivo; la ausencia de un sistema legal, estable y confiable que, de seguridad a la inversión; y la falta de un gobierno, al servicio del bien común, centrado en facilitar, el ejercicio de la libertad económica, la estabilidad del sistema jurídico y la distribución equitativa del producto social.

El rechazo a las ZEDE, aunque fuera de tiempo -la legislación fue aprobada hace 9 años- es un legítimo derecho. El problema es que, la discusión no diferencia lo que es el problema: el desempleo y la pobreza, es decir el objetivo y el cuestionamiento de un medio, las ZEDE, descalificadas, por expertos, como por personas o grupos, animadas por motivaciones políticas. O ingenuidad. En una campaña electoral en que priva la descalificación del otro, la falta de creatividad de las élites y el desconocimiento de las razones por la que Honduras, no es atractiva para la inversión. Estas fallas de perspectiva, proyectan una primera evidencia de incompetencia colectiva, la confusión entre los fines y los medios, privilegiando el análisis de estos, sin probar si son útiles o no para lograr los fines perseguidos, es decir la atracción de inversión, la creación de empleo y el bienestar de la población.

Fuera de un análisis del porqué Honduras es un país fracasado, con una pobreza creciente, llama la atención que no se aporten alternativas. Ni se estudie lo que es el problema más grave: porque Honduras no atrae la inversión extranjera y nacional. La razón por la que los empresarios piden más que en otras sociedades para hacerlo; y la causa porque el gobierno, en vez de garantizar el crecimiento económico, más bien conspira en contra del desarrollo económico y social del país. Es más fácil oponerse a todo. Lo difícil es, aportar soluciones.

Hasta donde hemos leído, nadie de los que han mostrado oposición a las ZEDE, ha ofrecido alternativas. La UNAH, la más calificada para ello, se ha quedado a medio camino, incumpliendo su obligación de señalar rutas, proponer alternativas y preparar los recursos humanos para producir soluciones creativas con las cuales, cambiar la realidad y hacer de Honduras un espacio global, útil para el logro del éxito y el goce de sus resultados. No se le puede pedir a la Conferencia Episcopal que haya dicho algo más que la condenación. Su papel no es de proponer estrategias económicas, sino que fortalecer la cultura nacional, defender el derecho a la vida, exigir la práctica de la moral en la vida política y defender a las familias, porque en ellas, está la base para la producción de los nuevos recursos humanos que el país requiere para enfrentar los nuevos retos de una realidad cambiante. Es injusto pedirles propuestas a los obispos católicos, a los Boy Scauts, a los Leones o a los Rotarios.

Esa es tarea del talento nacional, cuya manifestación es el cuestionamiento de la pobreza que sufrimos, la inseguridad jurídica que provoca miedo a los inversores, la cultura que rechaza el éxito personal y cultural, sistema político que vive de los pobres y la operación de un sistema educativo que prepara para la irresponsabilidad y la dependencia de los gobiernos y la mendicidad internacional. Pero esa masa crítica, no existe. Las universidades no hacen propuestas. No pasan, del rechazo. Sin alternativas, con las cuales transformar a Honduras, desde una sociedad que no provoca confianza y respeto, a una democrática perfeccionada, con un modelo económico que garantice las inversiones, la movilidad de capitales, celebre el éxito, yendo más allá del simple rechazo. Porque, después de ilegalizar las ZEDE, ¿qué haremos? ¿Qué le diremos a los pobres? Que sigan vendiendo sus desgracias, y sus votos. O, que, ¿emigren a Estados Unidos?

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