El virus más mortal

MA
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2 de agosto de 2021
/
01:09 am
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El virus más mortal

Otto Martín

Existen grupos de personas que se atribuyen ser los reyes de la creación.
Otros, igual de ilusos, dicen y creen que fueron creados a imagen y semejanza de sus dioses.
Finalmente -pero sin ponerle límites a la falta de humildad- hay quienes piensan que el ser humano es lo más perfecto que existe en el universo.
Aunque desde muy pequeño recibí esa clase de adoctrinamiento, en escuelas y colegios, además de alguna literatura, también era muy pequeño cuando me empecé a dar cuenta de que las cosas no necesariamente eran como me las planteaban.

Es posible que usted también haya sido formado con esas creencias y que, tal y como me sucedió a mí, la vida le haya enseñado que ni somos los más importantes entre todas las especies, ni somos los mejores, ni somos los reyes de la creación o cosa parecida.
Como no somos nada de eso, hablemos un poco de lo que sí somos.
Cuál es la única especie, entre los millones existentes, que mata por placer?

No me refiero a los que matan por política, religión, dinero o poder, estoy hablando de aquellos que disfrutan torturando, descargando increíbles muestras de sadismo y, claro, matando. Nosotros, desde luego.
Sigamos adelante. Cuál es la única especie que desde todos los tiempos ha sido capaz de emplear todo su talento y capacidad creativa para construir armas con las cuales eliminar a otros seres humanos?
Garrotes, arcos y flechas, lanzas, espadas, rifles, pistolas, bombas, gases venenosos y, la joya de la corona, armas termonucleares capaces de vaporizar cientos de miles de personas en un instante, como ocurrió al final de la Segunda Guerra Mundial en Hiroshima y Nagasaki, dos ciudades que no eran blanco militar, llenas de civiles, niños, ancianos, mujeres y hombres.

Fuimos capaces y -en determinadas circunstancias- estoy seguro que lo volveríamos a hacer.
Lo peor del caso es que, si volviera a ocurrir, el asunto no se detendría ahí, es posible que desataría una guerra atómica global que terminaría con nosotros y con la mayoría de las especies en el planeta, tanto animales como vegetales.
Eso somos nosotros, los humanos.
Utilizamos combustibles para mover nuestros vehículos, sin que exista mayor conciencia o que nos importe el daño que le hacemos al medio ambiente.
Cuál, entonces, es la única especie que destruye su propia casa a sabiendas de que lo está haciendo y no le importa?
Seremos nosotros, los reyes de la creación?

Tenemos la capacidad para eliminar otras especies, llevarlas a la extinción, como ya lo hemos hecho con varios miles de indefensas criaturas que, aunque no sean humanos tienen derecho a su parte del planeta.
Insecticidas, herbicidas, abonos químicos, detergentes, pinturas, químicos de todas clases que simplemente tiramos a la basura, sabiendo que mucha de estas terminan en los océanos, lugar donde -paradójicamente- empezó la vida.
Lo hacemos a sabiendas, no nos importa.

De verdad alguien puede creer que fuimos creados a imagen y semejanza de algún Dios?
Desde hace mucho, antes de que se pusiera de moda, llegué a la conclusión que nosotros, la especie humana, realmente somos como un virus que se ensaña en el planeta Tierra, por derecho propio la casa de todo ser viviente.

Un virus tan idiota que es capaz, precisamente, de destruir su propia casa.
Todos están en libertad de creerse lo que quieran; que somos perfectos, los más inteligentes y hasta los más guapos, pero la verdad podemos encontrarla en las calles, tiradas por ahí: mascarillas desechadas que fueron utilizadas para tratar de detener otro virus, que también destruye su casa.
Eso somos nosotros, el más mortal virus que ha existido.

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