Acuerdos positivos

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25 de agosto de 2021
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12:32 am
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Acuerdos positivos

Fernando Berríos

Los grandes acuerdos con sectores clave de la economía nacional sin duda son una luz al final de túnel para miles de productores que están agobiados por condiciones adversas, llámense estas: deudas, altos intereses, escasez de mano de obra, enfermedades o fenómenos naturales.
Sobre nuestros productores, vitales para garantizar la seguridad alimentaria de Honduras, han caído “las siete plagas de Egipto”, es decir, salen de una crisis para entrar en otra y bajo esas circunstancias no hay sector que soporte y sobreviva.

Es decir, el salvavidas lanzado con mucho acierto por el gobierno de la república es desde todo punto de vista oportuno para las más de 120,000 familias productoras de café, así como para los productores de banano y palma aceitera.
Estos acuerdos nacionales son un aliciente para la crisis en virtud de que atacan problemas estructurales del agro, problemas históricos, como la baja calidad de vida de las familias del campo, la falta de acceso fuentes blandas de financiamiento, la falta de apoyo técnico, la no readecuación de deudas y la imposibilidad de ofrecer garantías al sistema financiero.
Todos quieren producir, en esto estamos claros, pero pocos tenían el apoyo para hacerlo de manera que su actividad fuera un ganar ganar para todos.

Porque aquí de lo que se trata es que ganen todos, o sea, gana el que produce y vende a precio justo, el intermediario que cobra un margen aceptable de ganancia y el consumidor que recibe un producto de calidad al mejor precio para sus bolsillos.
Lamentablemente, la realidad en los últimos años es que estos tres actores de la cadena han sido severamente golpeados. El productor muchas veces no recupera ni lo invertido, el intermediario enfrenta el control de precios, tributos, altos costos de servicios públicos y el consumidor cada vez paga más aunque sus ingresos en lugar de aumentar, se reduzcan.

¿Cómo lograr un equilibrio? Esta ha sido la tarea del gobierno de la República: Crear condiciones para que los rubros sean más atractivos, rentables y seguros.
En el caso del café, los productores se han enfrentado a la falta de mano de obra, a la roya, a la crisis de los bajos precios, a caminos deteriorados, a la pandemia covid-19 y a la destrucción por los huracanes Eta e Iota.
Pese a todo ello, el sector sigue representando el 5% del Producto Interno Bruto Nacional y el 30% del PIB agrícola. Más de 120,000 familias dependen grano, el cual genera un millón de empleos a nivel nacional.
Al mes de julio, las exportaciones de café ya habían superado los $1,000 millones, es decir, alrededor de 24,000 millones de lempiras.

A ese fecha se habían exportado 6.8 millones de sacos y con las promesas de compra existentes, se cree que el rubro alcanzará un total de 7.6 millones exportados.
Esta cifra es inferior a las reportadas en años anteriores, pero para fortuna de los productores, las heladas en Brasil provocaron una mejora del precio internacional que hoy ronda entre los 165 y los 200 dólares.
En el caso de la palma, a pesar de la pandemia y los huracanes, la exportación superará los $500 millones en divisas. En el país tenemos unas 190,000 hectáreas sembradas con palma aceitera.
Debemos destacar que la palma es el segundo rubro más extensivo que tiene el país después del café. Se calcula que el año pasado se perdieron unas 23 mil hectáreas de palma por las tormentas tropicales Eta e Iota, no obstante, el efecto precio también está compensando esa caída de volumen.
El acuerdo nacional con el sector palmero beneficiará a más de 16,000 familias que podrán mejorar sus ingresos, su calidad de vida y generar más empleos.

En cuanto al banano, este es otro sector clave para la economía nacional. A pesar de la pandemia y los huracanes, se estima que la exportación de banano generará al país este año unos 350 millones de dólares.
Eta e Iota destruyeron alrededor de 3,700 hectáreas de plantaciones y aunque el impacto fue fuerte, las medidas de auxilio generaron los resultados esperados.
El banano sigue siendo el segundo rubro generador de divisas y un empleador constante todo el año, con más de 4,000 fuentes de empleo.

Considerando todo lo anterior, creemos que estos acuerdos nacionales darán vitalidad a sectores que venían afligidos por una crisis tras otra.
Llevar beneficios como un techo, un piso, una casa, un ecofogón, una letrina o un filtro a las familias productoras es sinónimo de invertir en una mejor calidad de vida y menos pobreza multidimensional.
Aunado a ello, los fideicomisos, las garantías y tasas de interés históricas como 8.7%, son la mano amiga que cada productor necesitaba para salir adelante.

También podemos considerar positivo la promoción de ruedas de negocios para buscar nuevos mercados seguros y rentables, la mejora genética de las plantas y los granos, la construcción de nuevas infraestructuras productivas, la reparación de caminos y carreteras a las fincas, la protección jurídica a la inversión, entre otras.
Invertir en el agro es invertir en una Honduras próspera. ¡Enbuenahora!

[email protected]
Twitter: @berriosfernando

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