Por: Jorge Roberto Maradiaga
Doctor en Derecho Mercantil, catedrático universitario y especialista en Derecho Aeronáutico y Espacial
Es un hecho concreto e indiscutible que estamos inmersos en el contexto de la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación, lo que podemos fácilmente constatar con las innovaciones que constantemente se producen en los diferentes ámbitos del acontecer social, de tal manera que un producto (teléfono, computadora, etc.), que en su momento signaba una innovación, hoy en día puede resultar un producto obsoleto. La innovación educativa es la incorporación sistemática y planificada de prácticas transformadoras, orientadas a mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Es procedente puntualizar que, aunque parezca increíble el nefasto impacto de la COVID-19, ha venido a acelerar el desarrollo tecnológico. Este cambio cualitativo no solo lo advertimos en lo que hace a productos, bienes o mercancías, sino en todas las áreas del acontecer o saber humano. Justamente por eso es que hablamos de la innovación educativa. El término innovación es utilizado para designar una mejora con relación a métodos materiales, formas de trabajo, etc., utilizados con anterioridad y ello se da, cuando el método mejora, como producto de la introducción de elementos nuevos; vale decir, la innovación es algo más planeado, más deliberado, más sistematizado y más obra de nuestro deseo que el cambio, mismo que es generalmente más espontáneo.
Es un hecho concreto que el accionar educativo tradicional ha tenido que suspenderse, justamente para evitar los estragos generados por el coronavirus, pues los accionares o comparecencias colectivas, se prestan para la propagación de dicho virus. En esencia se ha evitado la presencia masiva en los diferentes centros del saber a todos los niveles y reiteramos ello se ha convertido en un reto para la innovación educativa, en el entendido que, la palabra innovación proviene del sustantivo latino innovatio. Su étimo es novus, que constituye la base de un extenso campo léxico: novo, novitas, novius, renovo, renovatio, renovator, innovo e innovatio, cuyo significado equivale al de los verbos innovar y renovar.
Compartimos lo señalado por estudiosos del tema, cuando señalan: “La innovación educativa es la actitud y el proceso de indagación de nuevas ideas, propuestas y aportaciones, efectuadas de manera colectiva, para la solución de situaciones problemáticas de la práctica, lo que comportará un cambio en los contextos y en la práctica institucional de la educación”.
Por lo precedentemente señalado es que hoy en día se habla de innovación educativa, lo cual significa la introducción de algo nuevo que produce una mejora fácilmente constatable y con ello obviamente un cambio que genera resultado cualitativo. En efecto, en el campo educativo, la incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), ha creado diferentes entornos o ambientes, pues se producen formas de interacción entre profesores y alumnos y por ello es que las universidades tradicionales están cediendo paso a las universidades que han incorporado las TICs con una visión dinámica y futurista.
Es procedente destacar que hoy en día se habla del B-learning o lo que es lo mismo de la combinación de la enseñanza virtual y la enseñanza presencial. En otras palabras, esto significa que el estudiante puede llevar sus clases de manera tradicional asistiendo con rigurosidad al aula de clase; pero a su vez en forma virtual; vale decir, desde su propia casa o centro de trabajo puede cursar una clase, sin necesidad de desplazamiento de un lugar a otro y con los mismos efectos. Como se puede apreciar, lo virtual entraña transformaciones tecnológicas que cambian la forma de percibir el mundo y en el caso concreto, la educación se torna más expedita y funcional, misma que en muchos países tiene una cobertura total, generando la democratización de la educación.
Es un imperativo destacar, que para poder producir este cambio se requiere capacitación y concientización, pues si no existe la capacitación del caso, jamás habrá la concientización de que tal cambio tecnológico se convierte en un imperativo categórico, pues de no ser así, continuaremos sumidos en el peor de los retrocesos u obscurantismos.
A manera de resumen podemos decir que la innovación educativa en esta dimensión tiene como objetivo central la formación integral del estudiante, formación que involucra todas las dimensiones, no solo la intelectual: Conocimientos, habilidades, actitudes y valores y que para el logro de estos objetivos se plantea como estrategia central la flexibilidad curricular, en cuanto a contenido y modalidad, tiempo, y secuencia y/o de espacios.
Espero que tomemos conciencia para que este cambio se produzca sin limitaciones de ninguna naturaleza a todos los niveles educativos y que deba procederse de inmediato a la dotación de Internet a todos los municipios del país y al suministro del equipo tecnológico.
