Luces, cámara… acción

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4 de septiembre de 2021
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Luces, cámara… acción

Presentación del libro “Una vida de película”.

Por: José María Leiva

 

Desde luego, ver y hablar de cine, es una de mis pasiones favoritas. Y como lo he dicho en reiteradas ocasiones, el espectáculo cinematográfico me divierte, me entretiene, y lo más importante, me enseña… me educa. Aprendo sobre diferentes culturas, y me transporta desde la comodidad del santuario de mi hogar a conocer infinidad de lugares del mundo. ¡Es una maravilla, ciertamente lo que hacen las películas! Por eso lo amo tanto, pues ha contribuido a mi formación humana, a mi desarrollo integral personal.

 

Cuando empecé mis primeros pininos como comentarista de cine un 13 de agosto de 1983 en diario “La Tribuna”, me hacía muchísima ilusión compartir con los demás sobre este maravilloso y encantador arte de las imágenes en movimiento. Desde entonces han pasado 38 años y mis ansias e ilusiones por escribir acerca de ello permanecen intactas. Mejor aún, son parte esencial de mi vida. No en vano mi tesis doctoral defendida en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, en septiembre de 1987, está vinculada con el cine, al referirse en particular, a los “Derechos de Autor y Propiedad Intelectual en la Obra Cinematográfica”.

 

En octubre de 2009, gracias al apoyo solidario del director de la Editorial Universitaria, el poeta y amigo don Segisfredo Infante, se me publicó el libro, “El cine, espectáculo universal”. La idea, era escribir temas que normalmente no aparecen, o no son tratados de la misma forma en otros libros cinematográficos que lo precedieron, como, por ejemplo: El cine como medio de comunicación de masas, la comedia escatológica, celuloide gay, sida y cinematografía, el regreso del Peplum, las snuff movies, guerreros virtuales, actores de microchips, o los héroes anónimos del cine.

 

En 2019, publiqué “Una vida de película”, mi libro autobiográfico, cuyo título, explica, en primer término, mi afán por el mundo cinematográfico y, en segundo lugar, porque siento que el recorrido de mis 62 años de edad, viéndolo en retrospectiva, ha discurrido precisamente como si se tratara de un filme épico de largo metraje. Ahora bien, el libro “El cine de mis afectos”, presentado el sábado pasado en el Café La Estancia del Hotel Clarión, con el apoyo del primo Miguel Caballero Leiva, también es un repaso muy especial por temas cinematográficos muy poco conocidos en nuestro medio, e incluso, escasos en este tipo de literatura, a lo sumo, dispersos en obras de indistintos autores.

Aquí durante la presentación del libro “Una vida de película”.

 

Es, en el fondo, una selecta muestra de películas vistas en estos últimos cinco años, lo cual incluye, viejos filmes que por alguna razón aún no había visto, y por supuesto, nuevas producciones cinematográficas que provienen de lejanos horizontes. Aclaro, que el propósito no es hablar de “todo el cine en general”, cosa además compleja y harto difícil de abordar aún en las enciclopedias, sino de compartir una selecta muestra de filmes que, por alguna razón, llenaron a plenitud mis más caras expectativas, en circunstancias que, por un motivo u otro, más lo necesitaba.

En tal sentido, he dividido este primer volumen en XII capítulos, que abordan los temas siguientes: Apostolado docente, acerca de películas que narran el proceso de enseñanza-aprendizaje que reúne en un aula de clase a profesores y alumnos. Auge del cine cristiano, los libros de cine, por lo general se refieren a las clásicas películas religiosas que suelen exhibirse en la Semana Santa de todos los años. Sin embargo, a raíz de mis quebrantos de salud, he encontrado una vasta producción de cine cristiano que opera como un mensaje catequista, como un bálsamo de espiritualidad en medio de tanta confusión que sufre una sociedad cada día más fragmentada y curtida de antivalores.

 

Biopic de las artes plásticas, que aborda el tema biográfico de algunos pintores de renombre. Arte culinario cinematográfico, que encierra una serie de películas que le rinden culto a la comida, al buen apetito. No menos interesante me parece destacar el Cine Underground o independiente, que sin provenir de las grandes casas productoras o con limitados presupuestos, han sacado películas excepcionales. En el Comic y cine animado, encontramos joyas valiosísimas que además de entretener, contienen moralejas de impacto social y personal.

 

En el apartado sobre política y politiquería, quise recoger discursos antológicos, además de críticas y análisis sociales del arte de gobernar para alcanzar el bienestar común de los ciudadanos y habitantes de un país. Al hablar de literatura y poesía cinematográfica, me interesó destacar sobremanera, cómo la literatura ha ejercido una gran influencia en el campo del Séptimo Arte, particularmente, aquellas regias adaptaciones que destacan el género literario a través de las imágenes que admiramos en el celuloide.

 

En las películas que comprende el apartado titulado “Médicos en la campiña”, me conmovió sobremanera apreciar la calidad humana exhibida por estos galenos en el ejercicio y entrega de su abnegada profesión, haciéndole honor a Hipócrates, considerado el padre de la medicina. Desde luego, me hizo recordar la figura de mi progenitor, José María Leiva Vivas, como médico de familia al servicio de una comunidad del interior de la República: Santa Bárbara, donde ejerció por 50 años. Sus pasos lo han seguido, mi hermano menor José Erick, mi hijo menor Ricardo Arturo, actualmente en Leipzig, Alemania, a la espera de poder ser contratado por un hospital, y mis sobrinos, José Wendell, graduado en la Universidad Católica, con sede en San Pedro Sula, y José Erick Jr., que estudia la carrera en Miami, Florida.

 

El contenido de “Cine de catástrofe y mundos distópicos”, lo he dividido, para su mejor estudio y comprensión en 3 secciones: Cine de desastres nucleares; Ataques terroristas y, Relatos Apocalípticos. En el capítulo “Dos Tigres Asiáticos”, es de obligada mención el cine japonés, y el de Corea del Sur, que en lo personal me ha sorprendido e impactado favorablemente. La India, con su exquisito formato Masala, no podía faltar en el compendio de mis afectos. Son películas encantadoras que reúnen en la misma trama, varios géneros cinematográficos, acompañados casi siempre, de bailes, música super alegrísima y un colorido espectacular que se deja ver en los vestuarios y escenografías, volviendo entrañable y atractiva cada producción. Es francamente, ¡una gozada!

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