GOTAS DEL SABER (54)

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11 de septiembre de 2021
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GOTAS DEL SABER (54)

Vicente Mejía Colindres a Carías Andino: “DESEO QUE EN ESTE CARGO SEAS MENOS INFORTUNADO QUE YO”

Por: Juan Ramón Martínez

I
La independencia, obra de los criollos y de españoles, no fue necesariamente beneficiosa para los indios. El establecimiento de la igualdad, entre los desiguales, no necesariamente produjo justicia. La protección de los indígenas desapareció y aumentaron sus obligaciones. Los gobiernos creados después de la independencia no cambiaron su concepción de la individualidad del indígena, del respeto de sus derechos y sus singularidades. Los siguieron viendo como seres inferiores a los que se debía explotar. “El informe presentado por fray Matías de Córdova titulado Utilidades que todos los indios y ladinos se vistan y calcen a la española y medios de conseguirlo sin violencia, coacción ni mandato (Memoria premiada por la Real Sociedad Económica, el 13 de octubre de 1797). El texto fue preparado para participar en un concurso literario organizado por la mencionada Real Sociedad Económica de Guatemala en 1796 sobre el problema de la civilización de los indios”. (Santiago Muñoz Machado, Hablamos la misma lengua, Crítica, 2018, pág. 517) Es decir que, para los criollos, la igualdad de los indígenas, no tenía que ver con la mejoría de su nivel de vida, sino que su integración a la nueva sociedad y su uso, como fuerza de trabajo. En pocas palabras, era reflexionar los beneficios que resultarían al Estado” que todos y ladinos de este reino se calcen y vistan a la española, y las utilidades físicas, morales y políticas que experimentaran ellos mismos. Se buscaban ideas sobre la civilización por los métodos más sencillos y sin que mediara coacción alguna. (Muñoz, Machado, 2018,517). Los coloridos vestidos, que todavía se ven en Guatemala, Honduras y El Salvador especialmente, fueron originalmente mecanismos de arraigo de los indios a sus comunidades y después, mecanismos de identificación de quienes eran indios y quiénes no. Y en Guatemala, a que pueblo pertenecían. El hecho que el fenómeno siga visible, es una prueba del interés de los criollos y una evidencia que pese a transcurrir doscientos años de independencia, los indígenas -declarados iguales- siguen siendo, menos iguales que otros.

II
El comienzo de la nueva nación, no fue fácil. Los sectores económicos políticamente fuertes, siguieron controlando el sistema político y económico. Ellos habían roto con España, nada más. Y se consideraban herederos de la nueva nación. Era un premio suyo. No tenían propósito de crear una nueva nación diferente a la colonia. De allí la lentitud de los cambios y el poco interés para cambiar, fuera de los accesorios y meramente cosmético, la legislación española que continuó vigente. En Honduras los primeros cambios reales se dieron a partir de la “Reforma Liberal” y la primera legislación, ajustada a las realidades hondureñas, se aprobaron por el Congreso Nacional, tan solo a principios del siglo pasado. “Algunos centro americanistas como Víctor Hugo Acuña y Pablo Rodríguez piensan que la formación de los Estados centroamericanos se divide en tres etapas: la etapa de la formación (1821—1870—1880), la etapa de la consolidación liberal (1870—1880) y la “etapa del inicio del surgimiento del estatismo, (1930—1950) (Albany Flores Garca, Academia y Estado, origen de la Universidad de Honduras 1830—1847, página 22)

III
Las cosas no fueron muy tranquilas durante la Constituyente que redactaría y aprobaría la primera Constitución de Honduras. “El 4 de marzo de 1825, el diputado por Gracias, presbítero José María Donaire, se quejó vehementemente en el seno de la Asamblea Constituyente contra el comandante de la ciudad, señor Manuel Zelaya y contra el alcalde constitucional de Tegucigalpa, señor Simeón Durón, por haber sido desalojado, mediante la fuerza del Convento de La Merced, en una de cuyas piezas vivía durante el tiempo que formaba parte de la asamblea. La queja de Donaire, promovió airadas discusiones y aunque el diputado José Antonio Márquez, se opuso, la comisión de justicia de la Asamblea, dispuso que las autoridades respectivas, instruyeran diligencias contra Zelaya y Durón y que el diputado Donaire fuera reestablecido inmediatamente al lugar donde venía habitando. El Convento de La Merced, había sido ocupado por las fuerzas que se preparaban para enviarlas hacia Nicaragua, para apoyar al general Manuel Arzú, en la pacificación de aquel Estado donde ya la guerra civil tenía varios meses de duración. En vista del incidente suscitado, el Jefe Político Accidental de Tegucigalpa, procedió a la búsqueda de una casa capaz, para el alojamiento de la tropa, a fin de poder instalar de nuevo al diputado Donaire. También, como en acto de reparación, fue destituido de la comandancia de la plaza, el señor Zelaya, quien fue sustituido por el coronel Cáscara”. (Cáceres Lara, 1980, 12). Todas estas acciones eran evidencia de un clima de las autoridades tegucigalpenses en contra de la asamblea, las que “veía con malos ojos las tertulias patrióticas que se verificaban atendiendo a instrucciones del jefe del Estado don Dionisio de Herrera”. (Cáceres Lara, Idem). Adicionalmente se había creado un clima en contra de la iniciativa del Ejecutivo porque este promovía un empréstito para equipar a la fuerza militar que se proyectaba enviar a Nicaragua. “En la sesión del 20 de enero el diputado por Cantarranas don Juan Francisco del Valle se quejó de que, a la autoridad legislativa del Estado, se le trataba en Tegucigalpa con el mayor desprecio y de que sus miembros, especialmente los eclesiásticos eran odiados. Como resultado de este debate, el 22 de enero se dispuso trasladar la Asamblea a Comayagua, donde, en medio del regocijo de aquellos habitantes reanudo sus deliberaciones el 15 de febrero del mismo año”. (Cáceres Lara, 1980, 11)

IV
Para el mes de octubre de 1826, en vista de incidentes que comprometieron al Ejecutivo a obrar enérgicamente en contra de algunos adversarios del jefe de Estado, la asamblea ordinaria “aprobó la conducta observada por el gobierno de don Dionisio de Herrera al que solicitó, mediante acuerdo, que echase un velo de olvido sobre lo ocurrido, del cual no podría descorrerse sino solo que ocurrieran hechos posteriores, también subversivos, a partir de esta fecha”. (Cáceres Lara, 1980, 339). Los hechos ocurridos a los que se refiere el acuerdo se habían iniciado del 17 de abril de 1826 en que el diputado Pablo Irías “instigado por el provisor José Nicolás Irías, había iniciado acción hostil contra el gobierno de Herrera, además de acciones adversas en la Asamblea contra el jefe de Estado, habían ocurrido motines en Tegucigalpa y Comayagua, el Ejecutivo fue informado, que el 5 de octubre en la noche, un grupo de facciosos, so pretexto de que en Tegucigalpa había francmasones y que el propio jefe de Estado lo era, trataban de asaltar el cuartel de Comayagua y deponer al jefe Supremo y demás funcionarios. El 7 del mismo octubre, visitaron a Herrera dos de los comprometidos, pidiendo gracia por el delito cometido y no estando el Gobernante en facultad de concederle, intervino para que la asamblea se reuniera y la otorgara, todo con el objeto de preservar la paz pública, que venía perturbando el clero asociado con los españolistas enemigos de la independencia”. (Cáceres Lara, 1980, 339)

V
El 8 de noviembre de 1825, la asamblea constituyente del Estado de Honduras, instalada en Cedros se ocupó de cuatro asuntos importantes: 1. Discusión del dictamen de la comisión de hacienda en relación al presupuesto general de gastos, aprobándose los sueldos del departamento de Hacienda. A los Gobernadores Departamentales, se les aprobó un sueldo de mil pesos anuales. 2. “Se leyó una nota del gobierno estatal, en la cual se comunicaban todas las medidas que había tomado el Gobierno Federal, para el establecimiento de un cuño en Tegucigalpa, cosa que el vecindario venía solicitando, ya que constituía todavía y lo había sido durante casi toda la colonia, un centro minero de primer orden. 3. Fue firmada una comunicación aprobada por la asamblea, dirigida al gobierno del Estado en la que se le preguntaba sobre las causas que habían motivado la falta de reunión de los individuos electos para integrar la Corte Superior de Justicia de Honduras. 4. También se dio lectura a una presentación del ciudadano Guadalupe Carrero, vecino de Sulaco, en el departamento de Yoro, en la cual se quejaba de las heridas y de los insultos recibidos departe del Presbítero José Manuel Medina, de un hermano de este llamado Rosa Medina y de Isidro Álvarez. Sobre la integración de la Corte Superior de Justicia, el gobierno contestó al siguiente día, que los electos, con excepción de don Juan Lindo y de don Joaquín Espinoza, aún no habían contestado sobre el nombramiento que se les había comunicado”. (Cáceres Lara, 1980,377).

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