Olanchito, Ciudad Cívica ejemplar

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18 de septiembre de 2021
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12:17 am
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Olanchito, Ciudad Cívica ejemplar

Por: Ivonne Tábora
Lic. en Periodismo, relacionista pública.

Olanchito cuna de grandes escritores, oradores, dramaturgos, poetas, columnistas, entre otros, nombrada por el soberano Congreso Nacional, Patrimonio Cultural, por su alto grado de civismo, educación, cultura y preocupación por mantener vivo el fervor y amor patrio, además de ser un municipio conocido como la Ciudad Cívica de Honduras.

Me refiero a este sitio en particular, porque hace unos días participé en un evento cultural en este lindo y recóndito municipio del país, era un festival de celebración del Bicentenario y pude presenciar una serie de actividades culturales que realizaron, también tuve la suerte de dialogar con algunos oriundos del sitio y me relataron entre otras cosas, que fue un profesor llamado Francisco Murillo Soto, el fundador de la famosa Semana Cívica que ellos llevan a cabo en el mes de septiembre.

La iniciativa fue allí por el año 1932, junto al alcalde Dionisio Romero Narváez, a raíz de ver tanto talento en un mismo lugar, decidieron homenajearlos, en pequeñas plazas y efectuar dicha celebración.

En esta Semana Cívica se conmemoran importantes fechas nacionales y efemérides en referencia al mes de identidad patria, como Día de la Bandera, Día del Agricultor, Día de la Alfabetización, Día del Pueblo, etc.

Olanchito, fue nombrada Ciudad Cívica en honor al memorable profesor Max Sorto Batres, originario del municipio y también por ser cuna de alrededor de 120 escritores, hoy en día es la segunda ciudad más importante del departamento de Yoro, por sus avances en educación, agricultura, ganadería e industria, y un dato importante es que se estima que, en cada hogar, hay un maestro de educación y para este año las autoridades buscan modernizar el tema de educación digital.

Pero quien fue Max Sorto Batres, fue un maestro que incursionó en el periodismo como corresponsal radial en el año de 1974 y transmitía noticias desde su pueblo natal, asimismo escribió un ensayo biográfico de Ramón Amaya Amador y dejó varios trabajos inéditos de corte folclórico, biográfico y literarios, entre otros.

El famoso escritor Ramón Amaya Amador, orgullo insigne de los pobladores de esta zona, porque nació también en este pintoresco lugar, conocido por su famosa novela Prisión Verde, que relata el realismo socialista en el cual se describen las condiciones de vida en la Standard Fruit Company al norte de Honduras, en los tiempos de Tiburcio Carías Andino y también escribió la obra Cipote, muy leída por todos los hondureños, en nuestra época de estudios.

Es digno de imitar este municipio, más en esta época, en que celebramos nuestros 200 años de independencia, luego de la transición histórica en el año de 1821, cuando Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Honduras deciden dar un paso adelante a la tan anhelada emancipación.

La celebración del Bicentenario, debe ser para meditar sobre la reconstrucción hacia una Honduras que soñamos, con menos desigualdades y más oportunidades y desarrollo humano, por ello se vale tomar de ejemplo esta Ciudad Cívica.

Honduras puede ser transformada, primero con el poder de Dios y luego con hombres y mujeres que amen su país, trabajando por esa nación que soñaban nuestros próceres José Cecilio del Valle, Francisco Morazán, José Trinidad Cabañas, José Trinidad Reyes, y otros pensadores e intelectuales.

En estos 200 años, si lo que celebramos es nuestra independencia del Imperio español, que de paso marcó un nuevo destino político, administrativo, económico, social y cultural para los países de Centroamérica, pues apostémosle a hacerlo con fervor patrio.

La esperanza en este momento es indispensable, creer en que lo imposible es posible, algunos tal vez ya habrán perdido la confianza, en medio de tanta convulsión y pérdida de valores, otros llevados por el odio creen que no hay motivo para celebrar, pero somos más, los que queremos a nuestra Honduras, unidos todos los sectores, podemos contribuir a dejar un mejor legado para nuestros hijos y nietos.

La grandeza de una patria no se mide por la extensión de su territorio, sino por la dignidad y honor de sus hijos, famosa frase que nos dejó el militar y político Francisco Morazán, uno de los personajes más importantes de la historia de América Central.

@IvonneTabora, [email protected]

 

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