Reconstruir Honduras después de las elecciones

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23 de octubre de 2021
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12:05 am
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Reconstruir Honduras después de las elecciones

Esperanza para los hondureños

LETRAS LIBERTARIAS

Por: Héctor A. Martínez (Sociólogo)

Ha llegado la hora de cambiar la estructura y el funcionamiento del Estado si queremos sobrevivir como sociedad. Debemos aprender a respetar la democracia para apuntalar la nación hacia los derroteros de la justicia y la libertad que nos han sido negadas desde hace un par de décadas. Desde luego que esto no será posible únicamente con un cambio de gobierno, sobre todo si el vencedor de las elecciones de noviembre es el mismísimo partido que actualmente ocupa la casa presidencial. En otras palabras, se requiere de una nueva organización política y de un nuevo liderazgo que actúe con autonomía de criterios frente a las élites que ostentan el Poder, aunque eso no se logra de la noche a la mañana, sobre todo si en la mente de los actuales líderes de la oposición predomina la idea de gobernar con la misma maquinaria administrativa del pasado y del presente.

Pero ese nuevo gobierno, guiado por un liderazgo de cierta catadura moral, no podrá operar en solitario ni presumir de autárquico aislándose de los sectores oligárquicos, sin sufrir las consecuencias. Quien pretenda gobernar aplicando reformas trascendentes, tendrá que hacerle frente a las arremetidas y a las trabas políticas que sobrevendrían de manera inminente, y estar dispuesto a conciliar sin dejarse torcer el brazo. Eso implicaría la difícil tarea de sacar todo el lastre que se ha anidado en los poderes e instituciones del Estado señalados por los actos de corrupción de los últimos diez años. El precio que se tendría que pagar por tan quijotesca empresa sería altísimo, desde luego, en términos de erosión política, teniendo que soportar las embestidas y el asedio de sus enemigos naturales. La otra alternativa es seguir por la misma senda de la indiferencia que ha caracterizado al bipartidismo desde 1982 con tan nefastos resultados.

Pero ¿qué partido, qué líder estaría dispuesto a cambiar todo el sistema político del país, sin importarle el desgaste de su organización de cara al futuro electoral? Fuera de las promesas que aparecen en los spots publicitarios -que son todas puras mentiras-, el gobierno reformista tendría que negociar con las élites económicas y políticas de este país. Esas élites, poco ilustradas, por cierto, también tendrán que reinventarse por la razón o por la fuerza. Y como una exigencia histórica. Y no se trata de ningún impulso onírico de este sociólogo. En la historia, quienes han conducido las grandes reformas transformadoras han surgido de las clases más privilegiadas, es decir, de la nobleza y de la burguesía nacional. En la distancia temporal, Lafayette, La Rochefoucault y Mirabeau, fueron nobles que abrazaron los ideales de la Revolución francesa a pesar de su posición privilegiada en la sociedad. Y en América Latina, mal que bien, los principales protagonistas de los cambios han provenido de la clase media educada en universidades de todo tipo. Pienso en José Velasco Ibarra en Ecuador, en Víctor Haya de la Torre en Perú, o en Jorge Eliécer Gaitán en Colombia, solo para mencionar algunos nombres.

En suma: no podemos transformar la sociedad con los míseros argumentos politiqueros de poner “cash money” en el bolsillo, como reza la propaganda liberal, ni prometer trabajo arduo cuando el desempleo es uno de los indicadores más críticos del país. La gente ya no piensa como antes. Por el lado jacobino, Libre tendrá que dejar a un lado sus pretensiones posmodernas de favorecer a ciertas minorías por el puro prurito de verse a la vanguardia de los partidos de izquierda del continente, y enterrar para siempre el sambenito del socialismo del siglo XXI.

Lo que los políticos no imaginan es que los ciudadanos se mantienen a la expectativa sin abandonar sus esperanzas. Expectativas de ver el comportamiento del nuevo gobierno, y con la esperanza de que las cosas mejoren para bien. Es bastante probable que Libre-PSH se alce con la victoria en noviembre. Y de ganar, tendría la gran oportunidad de hacer un gobierno de conciliación nacional, de reconstrucción de la sociedad, pluralista y democrático. Pero antes tendrá que convencer al electorado.

[email protected]
@Hector77473552

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