GENERACIÓN DE DOCENTES JUBILADOS, POR LA SENDA DEL BICENTENARIO.
Generación de oro de docentes del IDO.
Autor: Luis Alonso Gómez Oyuela
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DANLÍ, El Paraíso. Los grandes hombres y mujeres que forjaron generaciones no deben ser ignorados. Deben ocupar siempre un lugar de privilegio en la sociedad y la historia. Por ellos, muchos de los que hoy se consideran grandes sin merecerlo han escalado posiciones con salarios exorbitantes, mientras la mayoría de maestros continúan con salarios y jubilaciones miserables.
Docentes que dejaron los mejores años de su vida en las aulas de clases, hoy ven con tristeza y desencanto una educación sin brújula, no hay esperanza de mejorar, estamos a merced de la mediocridad, sin posibilidades de bajar los altos índices de pobreza y miseria que vive el país. Las estadísticas del gobierno en materia educativa son elevadas, pero en la práctica, la realidad es otra. La pobreza tiene sus orígenes en la falta de un sistema educativo que forme ciudadanos responsables, que amen a su país.
Qué nos espera el mañana. A medida que avanza el siglo XXI, ¿nos hemos detenido a considerar cuál es nuestra mayor necesidad? ¿Qué es lo que más necesitan los hombres y las mujeres de hoy? Quien pasa hambre, necesita comida; quien no tiene hogar, necesita vivienda; quien se encuentra enfermo, busca una cura; el que está solo y desanimado, quiere amor… pero ¿Hay algo, más que cualquiera otra cosa, que pueda ayudarnos a superar toda dificultad que enfrentamos en la vida? ¿Hay algo que pueda elevar el espíritu humano? En todo el mundo lo que la gente anhela es tener esperanza. Lo que el oxígeno es a los pulmones, lo es la esperanza al espíritu humano.
Echemos una mirada al pasado inmediato para recordar los pasos de muchos docentes ahora jubilados. Ellos con sabiduría sembraron esperanza. Es esa maravillosa generación de las décadas de 50 al 90, los verdaderos forjadores de vidas en las aulas de la escuela y los colegios como el IDO y la Normal España donde se formó para la vida. Si bien viven de recuerdos, también de satisfacciones por los años que le dieron a la patria.
Citaré algunos nombres de docentes que no deben pasar al olvido. Por ejemplo, Ada Enamorado (QDDG), que vino desde Santa Bárbara para ejercer la docencia en la emblemática escuela Normal España. Mujer fuerte, vigorosa, dura pero humana con las estudiantes y servicial con la sociedad impulsando proyectos de carácter social. Con su temple de acero alcanzo metas, una de ellas, gestionar la construcción del Centro de Rehabilitación Gabriela Alvarado. Ada Enamorado, se enamoró de Danlí, vivió y se despidió de la vida creyendo que la educación en verdad nos cambia la vida.
Concha García, inolvidable para quienes tuvieron la dicha de ser sus alumnos, encontraron en ella a una mujer vigorosa en su pensamiento, fuerte como los robles, firme en sus convicciones. Profundizar sobre la vida de Concha García y su paso como maestra por las aulas escolares es evocar recuerdos de los que fueron sus alumnos, muchos de ellos hoy día, excelentes profesionales que no olvidan a la maestra, cuya autoridad, capacidad y conocimientos fueron su mejor carta de presentación.
La profesora Concha, por muchos años se despeñó como directora de la escuela “Renovación Guía Técnica”, período en el que esta institución educativa cumplió con sus objetivos hasta 1984. Le siguieron otras directoras que se desempeñaron con mucha eficiencia.
Carlos Molina Castro, de la generación de hierro, llegó de las pampas olanchanas, educador por excelencia, creativo, amante de la plástica, uno de los primeros pintores y escultores que guiaron a muchos jóvenes para incursionar en el arte, entre ellos el desaparecido pintor primitivista Luis Ernesto Zepeda. Como ser humano, apegado a sus principios morales y espirituales, Molina Castro también figura en la senda del Bicentenario por su ejemplo ciudadano y amigo.
María Elena Gamero (QDDG), dejó un enorme legado, mujer dinámica, emprendedora, genuina y carismática. En el campo de la docencia se desempeñó con acierto y autoridad como académica en el Liceo Militar del Norte. En esta ciudad fue cofundadora y académica del Centro Técnico Vocacional Pedro Nufio. Ella sentó las bases de esta institución en compañía de una generación de docentes que siguieron hasta hoy su legado y ejemplo. María Elena fue miembro del Comité danlidense de Desarrollo (CODANDE) y un bastión de apoyo para el centro social Estancia Santa Gertrudis, sin perder un solo instante su incansable espíritu de docente.
Wilfredo Carías, Nelly de Carías, Ana Rosa Castellanos y Araceli Castillo. Wilfredo, docente por muchos años en el Instituto Departamental de Oriente. Su esposa Nelly, maestra del aula Recurso de la escuela Guía Técnica, su carácter y dulzura para los niños fue parte de su éxito. Ana Rosa Castellanos, figura sobresaliente en las aulas el IDO y Aracely Castillo, maestra por muchos años en la escuela Guía Técnica en la época dorada de esta institución educativa en la formación de valores. También fue funcionaria municipal durante el gobierno municipal dirigido por Gonzalo Lovo Sevilla.
Amadeo Dubios y su esposa Guadalupe, ambos docentes, ahora jubilados, dejaron huellas indelebles en las aulas del Instituto Departamental de Oriente y la escuela Mirian Judith Gallardo. Cada uno tiene su propia historia para la vida de aquellos que siguieron muy de cerca sus pasos.
Josefina Gamero Pinel (QDDG), también figura en la senda del Bicentenario. Maestra egresada de la Escuela Norma España. Visionaria y comprometida permanentemente con la educación desde diferentes estrados. Deja también un legado como tantos otros que ya partieron a la eternidad. No tenemos espacios para enumerar sus hechos y virtudes profesionales y ciudadanas. Todos ellos sembraron esperanzas, porque la esperanza eleva el espíritu humano.
