Polémica por lectura de la Biblia en escuelas

Por: Ivonne Tábora
Licenciada en Periodismo, relacionista pública, administradora de redes sociales.

La famosa Madalyn Murray, la atea estadounidense que ha demando al Sistema de Escuelas Publicas de Baltimore, Maryland en EEUU, en donde estaba matriculado su hijo William Murray III, ya que en su escuela obligaban a los estudiantes a participar en lecturas de la Biblia, ella señalo en alguna ocasión que la religión era un asunto privado y solo debía ser celebrado en las casas o en las iglesias.

La atea se amparó en que la ley violaba los derechos otorgados a ella y sus hijos, por la enmienda de la Constitución de ese país, que garantiza la libertad de religión y acudió hasta las últimas instancias, apelando a la Corte Suprema, en donde el caso se unió a otro y lograron en 1963 que se examinaran las leyes, terminando la lectura de la Biblia y recitaciones en las escuelas públicas en Estados Unidos.

Pero la oposición a esta mujer fue tan grande por parte de la población en Estados Unidos, una nación identificada como cristiana en un 70 por ciento, según encuestas realizadas, que fue catalogada por muchos como “la mujer más odiada de América”, y su fin fue trágico, pues su hijo se convirtió al cristianismo y se hizo pastor, pero en 1995, Murray, su hijo y su nieto desaparecieron, al parecer fueron asesinados por un exmiembro de la Asociación de Americanos Ateos.

Traigo a memoria esta historia, pues en los últimos días en Honduras he analizado como ha renacido la polémica ley introducida al Congreso Nacional, sobre si se debe aplicar la lectura de la Biblia en las aulas escolares públicas, la cual me parece muy acertada, especialmente en estos momentos en que se vive en una sociedad carente de valores morales y principios cristianos.

Yo no creo que, por promover valores cristianos en las escuelas, se busque convertir en iglesias las mismas, al contrario, ser respetuosos, generosos, honrados, etc., son principios importantes que se deben inculcar, desde edad temprana en los niños y niñas, más si en nuestras comunidades sufren y se enfrentan a problemas como la violencia, las drogas, alcoholismo, familias desintegradas, maras y pandillas, entre otros.

Además, el artículo 151 de la Constitución de la República, se refiere a que “La educación es función del Estado, para la conservación, el fomento y difusión de la cultura, la cual deberá proyectar beneficios a la sociedad, sin discriminación de ninguna naturaleza, la educación será laica y se fundamentará en los principios esenciales de la democracia”…, pero según los congresistas lo que buscan con la implementación de esta ley, es fomentar en nuestros jóvenes los valores cristianos, incluso que vaya implícito la prevención de la violencia.

Al no imponerse una religión en las aulas escolares, siempre se está respetando el Estado laico, así que no veo por qué tanto revuelo y negatividad por parte de algunos sectores, como el de ciertos maestros que se oponen a esta importante ley.

A mi parecer un Estado laico, no es sinónimo de tener niños y jóvenes sin valores, y si lo que se quiere implementar son acciones positivas como realizar jornadas de oración, consejerías entre padres y alumnos, entre otras, que ya están en una mesa de trabajo que evaluará los mecanismos para estimular la lectura (no obligatoria) de la Biblia en las escuelas del país, se deben aprobar con inmediatez.

A pesar de que los cristianos en muchas partes del mundo son perseguidos, y se violan sus derechos nada más por profesar su amor por Cristo, hay muchos países en el mundo en los que se lee considerablemente la Biblia, entre ellos están Estados Unidos de América, Brasil, México, y Rusia.

La Biblia es una guía en la vida de las personas, también por medio de ella tenemos la puerta de acceso a un crecimiento espiritual y nos permite conocer la vida y la obra del señor Jesucristo, nos hace más sabios y nos trae paz, es como una semilla que da fruto.

Jesús dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a Él y haremos morada con Él. San Juan 14:23.

@Ivonnetabora, [email protected]