VÉRTICE
Por: Fernando Berríos
Periodista
Sin duda, las últimas noticias para las comunidades ribereñas del Golfo de Fonseca y en general, para la zona sur del país, han sido esperanzadoras.
La delimitación de los espacios marítimos, mediante un acuerdo histórico con el gobierno de Nicaragua, no solo es un paso trascendental para la soberanía nacional sino también una luz de esperanza para todos aquellos que dependen de las múltiples actividades económicas que ahí se desarrollan.
El Salvador y Nicaragua, hasta hace poco, desconocían los derechos soberanos de Honduras en la bocana del golfo, la zona de cosoberanía y la salida al océano Pacífico.
Bajo el entendimiento de los gobiernos de los países vecinos, si bien Honduras tiene derechos en el Golfo de Fonseca, estos no incluyen el acceso libre hacia el Pacífico, una tesis descabellada y arbitraria porque no lo establece así el derecho internacional.
De ahí que el acuerdo entre Honduras y Nicaragua reviste gran importancia, ya que pone fin a siglos de controversia. Nicaragua, en ese sentido, ahora reconoce que su límite en la bocana del golfo no es con El Salvador sino con Honduras.
El Salvador, cuyo gobernante recomendó a su similar hondureño que se comiera un “Snickers” cuando Honduras reiteró que defenderá cada milímetro del territorio, incluyendo la Isla Conejo, de inmediato reaccionó afirmando que analizará detenidamente ese tratado.
Para nadie son desconocidos los intereses expansionistas de El Salvador en el Golfo de Fonseca, a fin de desarrollar una extensa comercial y logística mediante la cesión del territorio y los recursos a países como China continental.
Informes provenientes de El Salvador indican que fueron cedidas a China continental 7,000 hectáreas para desarrollar una Zona Económica Especial (ZEE).
Este centro logístico sería parte del pacto suscrito en 2019 entre el presidente Nayib Bukele y su par chino, Xi Jinping, conocido como Convenio Marco para el Establecimiento del Mecanismo de Cooperación Bilateral de los Proyectos de Asistencia Económica y Técnica.
En el caso particular del golfo, el proyecto consiste en crear un gran centro logístico que incluirá parques industriales, megapuertos, aeropuertos y zonas turísticas. Reportes de prensa establecen que China pretende invertir 23,000 millones de dólares para el desarrollo de esta zona “autónoma” de 2,800 kilómetros cuadrados entre el puerto La Libertad y el puerto La Unión.
Expertos en derecho internacional han reconocido que esta es una seria amenaza para los demás países ribereños y más aún para Honduras, porque El Salvador se resiste a reconocer nuestro derecho en la bocana y la proyección hacia el Pacífico.
Honduras, sin duda alguna, ha dado un paso geopolítico clave en la defensa de sus derechos soberanos y en este esfuerzo por hacer prevalecer estos derechos, de la mano de países amigos como la República de China Taiwán y de organismos cooperantes como el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), anuncia también toda una estrategia de desarrollo comercial, social y económica.
Aunado a la construcción de un puente que unirá la isla de Amapala con tierra firme (valorado en más de 200 millones de dólares), el gobierno hondureño ha anunciado la construcción de un megapuerto que sea la principal puerta de entrada de Asia a Centroamérica.
En este esfuerzo, el gobierno de Taiwán, a través de su presidenta Tsai Ing-wen, ha ofrecido su respaldo absoluto, facilitando la asistencia técnica y financiera que sea necesaria. Honduras, dando pasos en firme, ya recibió la primera delegación de ejecutivos de consorcios taiwaneses especializados en el transporte de carga marítima, entre ellos, Wan Hai Lines, Evergreen Marine Corporation (EMC) y Yang Ming Marine Transport Corporation. Además, arribarán al país expertos en construcción de megaobras portuarias.
Este desarrollo exponencial del golfo se convertirá en un esfuerzo multinacional, ya que además de Taiwán han expresado su interés de invertir países como Japón y Corea.
Honduras, de esta manera, con el acompañamiento de países amigos como Taiwán, se puede convertir en pocos años en la principal puerta de entrada del mercado asiático y no solo con los productos que se exportan e importan, sino para el desarrollo de nuevos mercados.
El Golfo de Fonseca es clave para la zona sur y para la economía nacional. En él habitan alrededor de un millón de hondureños, nicaragüenses y salvadoreños.
En el caso de Honduras, el 77% de la población de Valle y el 61% de la población de Choluteca vive de las actividades económicas generadas por el golfo.
Los ecosistemas del golfo constituyen una parte fundamental del Corredor Biológico Mesoamericano y un refugio y anidación de cientos de especies de fauna. Es importante destacar que el golfo cuenta con 30 áreas naturales protegidas, con una extensión de 762,000 hectáreas. Además, posee la mayor extensión de bosque de manglar de toda la costa pacífica centroamericana, con 76,100 hectáreas.
En el suelo continental se localizan 8 cuencas hidrográficas que vierten sus aguas al Golfo de Fonseca.
Esta es una zona exquisita para la producción de camarón, melón, sandía y caña de azúcar, entre otros.
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