No al totalitarismo de izquierda

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27 de noviembre de 2021
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12:04 am
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No al totalitarismo de izquierda

Por: Edgardo Rodríguez
Politólogo y Periodista

Llegó la hora de tomar las grandes decisiones, no por odio, ni resentimiento o por lo mal que nos haya ido en los últimos años, el pasado queda atrás, ahora lo que importa son los próximos cuatro años venideros. Honduras, esta patria donde nacimos y en la que probablemente moriremos, está convulsionada desde 2009 a la fecha, esa hemorragia de odio debe terminar, la confrontación política extremista ha hecho mucho daño, igual o más que los huracanes y pandemias.

Conozco muy bien a muchos de los dirigentes de la oposición radical, una gran cantidad de ellos no dan la cara, trabajan bajo las sobras, usted poco los mira, se esconden entre la maleza de las páginas virtuales o de organizaciones sociales (convertidas en empresas privadas), pero son protagónicos al momento de la toma de decisiones en su partido. Se hacen pasar por salvadores de la patria, se pintan como angelitos de altar, pero los conocemos, sabemos cómo son de ambiciosos, corruptos, algunos de ellos incluso ligados a estructuras de narcos o maras, conspiran con fuerzas externas, son malos seres humanos y viven con sed de venganza social. Esa clase de individuos, no pueden ni deben, tomar el control del gobierno.

Su propuesta es destruir, no construir, odian la iniciativa privada, a los medios de comunicación que no les aplaude y a Estados Unidos, aunque demagógicamente lo nieguen, su visión de gobierno apunta hacia un Estado paternalista, interventor de la economía, que gaste a manos llenas lo poco que le ingresa para dárselo a los sectores marginados, no para sacarlos de la pobreza, sino para convertirlos en dependientes de sus ayudas, a cambio de tornarse en la tropa en la que descansará su proyecto estatista y de permanencia indefinida en el poder, al estilo Cuba, Venezuela y Nicaragua. Como lo he dicho y lo repito, si ellos llegan al poder, no salen nunca de allí.

Del otro lado no hay santos, eso es obvio, el gobierno del Juan Orlando Hernández tiene muchos aciertos, pero también grandes decepciones, es difícil encontrar un gobernante que no tenga manchas en su gestión, aun la de Carlos Flores y Ricardo Maduro, bastante buenas ambas, tuvieron sus “pecados”, no hay que buscar pureza en el sitio equivocado, el mundo del poder político es otra cosa. Pero, todos los gobiernos liberales y nacionalistas tuvieron algo que no tendría un gobierno de la oposición radical de izquierda y es que se pudieron sustituir.

Los hondureños debemos votar por un cambio democrático, no por el camino al autoritarismo de izquierda cavernícola. Debemos votar por la paz, por continuar buscando alternativas en el marco de un Estado liberal, en el pleno sentido del concepto. “Tito” y Yani están dentro de esa lógica política, ambos son personas que no llevarían a Honduras a una ingobernabilidad, no la entregarían a potencias que le disputan la hegemonía a occidente, ni conspirarían contra la cultura cristiana que profesamos la mayoría de los ciudadanos del país. Ambos son hombres de familia, de trabajo exitoso y de fe.

Ni “Tito” ni Yani son perfectos, no están libres de pecado en su conducta personal, pero, como políticos nos garantizan lo que la izquierda no puede ofrecer, estabilidad, paz y libertad, tres conceptos intangibles, etéreos si se quiere, cuando se tienen, pero, que al perderlos se vuelven indispensables e invaluables como el oxígeno. Votemos racionalmente, inteligentemente, no visceralmente. En estos días está circulando en redes sociales un pensamiento que dice que no cometamos el error de la hormiga “que por odiar a la cucaracha votó por el insecticida, acabaron todos muertos, incluso el grillo que votó en blanco”.

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