¿BAÑOS DE RUDA?

MA
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1 de diciembre de 2021
/
12:25 am
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¿BAÑOS DE RUDA?

GENTE más divertida. Llueven las felicitaciones al Registro Nacional y especialmente al Consejo Nacional Electoral. Y qué bien ese reconocimiento. Más que merecido. De parte de muchos de los mismos grupos e instituciones que durante el trayecto –emitiendo comunicados para dejar sentado sus puntos de duda– solo esperaban que las cosas resultasen distintas para comérselos vivos. No hubo mucho apoyo cuando peleaban por los listados adicionales en las primarias y no despojar a ningún ciudadano de su sagrado derecho al sufragio. Ni cuando a última hora dieron los recursos que venían pidiendo meses atrás. Tampoco cuando contagiados de la peste –un propietario y los suplentes– el pleno no podía sesionar por un vacío del improvisado decreto emitido. Quedaron abandonados a su suerte, pero ninguna obstrucción les impidió sacar avante el compromiso.

Las elecciones primarias montadas contra viento y marea –más por voluntad y esfuerzo del CNE– resultaron ser una fiesta cívica. Solo empañadas por reclamos de perdedores, mientras pocos salían en auxilio del éxito alcanzado. La comparsa –por deleite o figuración– agarraba al ente electoral como piñata. La ley definitiva salió a las cansadas. Recién publicada en La Gaceta sufrió reformas de los últimos antojos. Solitario el CNE defendió su autonomía e independencia constitucional para la ejecución presupuestaria, igual que la tienen otras instituciones –el Poder Judicial y el Legislativo, la Fiscalía y la Procuraduría, el TSC– de rango equivalente. Más bien tildaron a las mujeres aguerridas de conflictivas por no dejarse manosear. Pues bien, pese a la asignación tardía de fondos, contrarreloj adquirieron los sistemas informáticos y tecnológicos de transmisión. Las elecciones –nuevamente con el concurso profesional de las Fuerzas Armadas– transcurrieron en paz. Multitudes se agolparon a depositar sus votos. Celebración y alabanza de los observadores internacionales al comportamiento cívico de los hondureños. Unos minutos después de la hora prevista aparecieron las consejeras en pantalla –al rato se incorporó el consejero presidente– a ofrecer el primer corte de resultados de la fórmula presidencial. La opaca nube de dudas, de sospechas, de reniego que permeaba el ambiente de pronto se disipó. La tendencia –con una enorme ventaja favorable a la candidata presidencial de Libre– se ha mantenido a medida que se incorporan las demás actas al sistema.

También, con mucha fluidez, van conociéndose los resultados de los otros niveles electivos. El país está tranquilo. Fruto de un proceso electoral bien dirigido por el CNE, la masiva afluencia de votantes y el triunfo indisputable que no es objeto de conflicto. Posiblemente si la diferencia hubiese sido apretada –como algunos esperaban– otra sería la historia. Sin embargo se dio el milagro. A modo que reine la paz y la concordia en las fiestas navideñas. De aquí hasta la Nochebuena y, si no es pedir demasiado, durante el tiempo prudencial que sea necesario para que vuelva siquiera una sonrisa a todos los hogares hondureños. Comprensible la tristeza de los que no salieron favorecidos. Pero no se acaba hoy el mundo. Bien harían esas almas en pena que han quedado rociando odiosidad, –activos en las tóxicas redes sociales– darse una tregua. La inquina es irreverencia a los valores cristianos de la temporada. (Baños de ruda, recuerda el Sisimite que recetaban en otros tiempos para limpieza de vibras negativas).

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