45 años después: Somos la generación en blanco y negro

Autor: Luis Alonso Gómez Oyuela
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DANLÍ, El Paraíso. Somos de la generación en blanco y negro. Las mejores imágenes a través de la historia siempre fueron en blanco y negro hasta que llegó el color para hacer más vistosas las páginas de las revistas y diarios, sin embargo, la vistosidad no se mide por los colores sino por el talento de sus protagonistas y nosotros en LA TRIBUNA, somos hacedores de la historia política de Honduras, porque desde estas páginas se gestó el retorno al orden constitucional.

Este 9 del presente arribamos al XLVI. Vamos subiendo la escarpada hasta llegar a la cima del medio siglo con la ayuda y la dirección de Dios. Parte de esa generación pionera ha partido a la eternidad, habiendo dejado huellas indelebles. Hoy podemos decir junto al autor del libro de los Salmos: Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán (Salmo 126:5).

Revisando el archivo de las pocas fotografías que guardo en blanco y negro como parte de las vivencias del trabajo realizado durante los primeros años de labor periodística en esta región del país. En esta ocasión comparto con nuestros lectores una pequeña historia de todo ese recorrido por espacio de 43 años y los 45 de este rotativo. Este 9 de diciembre arribamos a los 46 con la misma motivación del director fundador abogado Óscar A. Flores.

En mi caso particular, como parte de la historia y del “inventario” de LA TRIBUNA, todo comenzó en la oficina de don Óscar. Doña Leticia de Baca, era en ese tiempo la administradora. Tras una breve conversación solicité una entrevista con el periodista que siempre admiré desde mi infancia. Una vez en la oficina le conté mi sueño de niño, el honor de conocerlo y la idea de trabajar algún día bajo su dirección. A don Óscar le pareció interesante la historia, sonrió y dijo: “Mira muchacho, esto de escribir no es comida de trompudos, pero necesito alguien en la zona, ve con Carlos a ver que dice”. Ese mismo día se cumplió mi sueño y continúo soñando porque todos mis triunfos se los debo a esta empresa.

Por esta razón, el titular de hoy es: “La Tribuna en blanco y negro”. Primero como ejecutivo de ventas para suplementos especiales e introducción del diario por varias ciudades importantes. Poco tiempo después abrimos la oficina en esta ciudad desde donde dimos cobertura a los diferentes acontecimientos políticos, sociales, históricos, culturales y económicos. Sobre este particular, el historiador Carlos Ernesto Molina, al referirse a LA TRIBUNA en la zona oriental, expreso. Danlí, tiene tres grandes referentes: La Escuela Normal España, el Festival del Maíz y LA TRIBUNA, porque es a través de sus páginas, hoy se conoce gran parte de la historia con sus principales protagonistas en el ámbito de la literatura, la música y la educación.

En 1978 comenzaron a sonar los tambores de guerra en Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Los militares en el poder comenzaron a sentir la presión ideológica pero se aferraban al poder como la única forma de contrarrestar los movimientos guerrilleros del área. Los medios de comunicación, empresa privada, partidos políticos y otros sectores de la sociedad también ejercieron presión para un pronto retorno al orden constitucional.

En 1979, la guerra en Nicaragua entre el Frente Sandinista de Liberación Nacional y el gobierno dictatorial de Anastasio Somoza, cobró mayor intensidad hasta el derrocamiento de la dictadura. Durante el fragor de la metralla en el frente norte estuvo presente LA TRIBUNA. Dimos cobertura activa en plenos combates en las tomas de Ocotal y Estelí por los peludos guerrilleros.

Mientras la guerrilla recrudecía en El Salvador y Guatemala, y los sandinistas se consolidaban el poder en Nicaragua, los militares presionados por la situación geopolítica, deciden convocar a elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente y, redactar la Constitución vigente de 1982. A partir de 1980 se implantó la “Doctrina de la Seguridad”. El trabajo periodístico entra en una etapa de riesgo a lo interno y en las fronteras, caso particular, la zona oriental con la presencia de los denominados “contras”, a los que Ronald Reagan, llamo “defensores de la libertad”. Lamentablemente, una verdadera amenaza para los connacionales en la mal llamada “zona recuperada”.

Durante toda la década de los 80 La Tribuna dio cobertura informativa, superando a los demás medios escritos sobre la presencia de un ejército irregular. El trabajo periodístico lo ejercimos bajo presión interna, por un lado el ejército hondureño que prohibía el ingreso de la prensa a las zonas controladas por los “contras”, y por el otro, los infiltrados del gobierno sandinista en los campamentos de refugiados y los mismos “contras” que ejercían “soberanía” sobre nuestro territorio.

Con el fotógrafo Mario Fajardo, fuimos emboscados por el ejército sandinista en el corredor de Cifuentes a Trojes, logramos salir bajo fuego de metralla y morteros. El ataque fue directo al vehículo de La Tribuna, un Toyota Dina, similar al de suministros de la contra. Una confusión que casi nos cuesta la vida. Afortunadamente, la respuesta del ejército nacional fue oportuna. Durante esta odisea, todo fue “blanco y negro”. Mario, cubierto de pólvora el cuello, Armando Reyes y yo, blanquitos de miedo y, el carro blanco, quedo negro por la pólvora de un motero.

Otra experiencia durante nuestro trabajo periodístico, la última de riesgo, fue con Ángel Espinal, el periodista director de AP, de apellido Arce, cuando fuimos capturados por el ejército en la zona de Yamales y trasladados bajo custodia militar hasta el Sexto Batallón en Ojo de Agua. Una noche infernal, pero al final, válida para complementar la historia y presencia de este rotativo en el ámbito nacional e internacional.