Carlos G. Cálix
@carlosgcalix
En 2020, publiqué un artículo en el que, además de comentar sobre el enfoque populista de Manuel “Mel” Zelaya, de los secretos y noform de Wikileaks y del porqué, Zelaya y Hernández deberían ir en el “mismo saco”, describí a la “Honduras híbrida” en función del índice de democracia global que elabora la Unidad de Inteligencia de The Economist, mostrando a Honduras entre uno de los 37 países bajo el régimen híbrido, al mando del entonces presidente Juan Orlando Hernández. En esta misma línea, el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), reveló el resultado de una investigación que consideraba que la democracia en Honduras seguía siendo débil.
Dos años después y con datos de 2021, se sigue considerando a Honduras bajo un régimen híbrido, situando al país en el puesto 92, junto a Bolivia y Guatemala, a dos pasos de Haití, Nicaragua, Cuba y Venezuela, clasificados como gobiernos autoritarios.
Chile, por ejemplo, pasó de ser clasificada como una “democracia completa” a una “defectuosa”. Precisamente, The Economist midió con la misma vara las victorias de Gabriel Boric en Chile, Pedro Castillo en Perú y Xiomara Castro en Honduras, producto del “colapso de las poderosas coaliciones de centro”.
Ahora bien, durante toda la campaña presidencial, Xiomara Castro y la mayor parte de la “oposición” tildaron al expresidente Hernández de “dictador”, mientras The Economist lo señalaba como un hombre cuyas características no se pueden catalogar como demócrata, pero tampoco como dictador, sin embargo, iba encaminado hacia el autoritarismo.
Entonces, estando en el poder y dejando de ser “oposición”, la pregunta es ¿hacia dónde se moverá Xiomara Castro?
La respuesta: hacia Uruguay y Costa Rica o hacia Cuba y Venezuela.
Si opta por los primeros dos países mencionados, tendría que desplazarse de un “régimen híbrido” hacia una “democracia defectuosa”, que, con el transcurrir del tiempo permita a su gobierno ser clasificado como una “democracia completa”. Lo que sugiere moverse del puesto 92 hacia el puesto 13 ó 20 respectivamente. Para ello, tendría que mejorar el proceso electoral, el funcionamiento del gobierno y la participación política. Por otra parte, si decide moverse entre La Habana y Caracas, entonces logrará lo que el expresidente Hernández no pudo: su gobierno será ubicado como un sistema “autoritario” y eso será, el verdadero colapso.
Carlos G. Cálix es Doctor en Ciencias Administrativas, profesor del Doctorado en Dirección Empresarial en la UNAH y cofundador de Pericia Consultores, Grupo LIX y FESEL. Tiene un postdoctorado por el CONICET en el IIESS-Argentina. Autor de El fin de la democracia y el último liberal, El modelo de desarrollo que La Ceiba necesita y próximamente El Gran Problema con la Presidenta.
