EN EL TINTERO

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28 de marzo de 2022
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12:38 am
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EN EL TINTERO

LA intención solo era dedicar un único espacio de esta columna a los comentarios. Sin embargo, varios que leímos ya tarde, no merecen quedarse en el tintero. Estos, referidos a las líneas iniciales del artículo: Hay días, dependiendo del tema, –decíamos– que mandamos el enlace digital del editorial a contactos escogidos. Algunos de ellos reclaman cuando, de repente, no lo enviamos. La mayoría responde con un comentario sucinto al contenido. Hay, pocos por cierto, que lo dan por visto –no hay forma de enterarse si lo leyeron– y mandan un pichingo. Por lo menos, tienen la cortesía del acuse de recibo. Unos cuantos, como quien oye llover. Ha habido veces –si percibimos apatía en la persona receptora (por lo general es gente con alergia a la lectura)–, siguiendo el consejo del Sisimite de “no gastar pólvora en zopilotes”, y hasta ahí no más.

“Hola viejo amigo” –de un casi prócer con buen sentido del humor– “dile a mi primo y casi vecino, el Sisimite, que yo sí leo todos los días el editorial y lo hago en “doble play”. En el correo que me envían religiosamente y en el periódico que me llevan a la oficina todos los días”. “Aquí entre nos, sí dile a tu alumno el Sisimite que yo sí resiento que nunca me ha dicho si mis artículos de los sábados alternos, en uno de la competencia, valen la pena leerlos porque también he tenido ganas de tirar la toalla”. “Recuerda que alguna vez pensamos juntos que arábamos en el mar”. “Un abrazote; feliz día de la “Tustaca”, que ya lo instituyeron como día de fiesta nacional”. (De parte nuestra, de Winston y del Sisimite, que ni se le ocurra resentirse. Igual, lo leemos, ya que hoy, como nunca antes, es orientación juiciosa que se ocupa, “arando en el mar” con azadones, piochas y palas, aunque sea en la competencia). De un excelente empresario: “Estimado Presidente, leí temprano su editorial. Aunque pocas veces le escriba, me sentí aludido y con el deseo de expresarle que parte de mi proceso de aprendizaje estriba justamente en la lectura matutina de sus editoriales, los que, para este servidor suyo, constituyen piezas de invaluable valor por su profundidad y conocimiento que solamente su experiencia puede brindar a la nación. Aspiro algún día poder conocer al Sisimite y aprender algo de él”. Fuerte abrazo. (Vamos a mandar recado al Sisimite con Winston, que lo quieren conocer). De un entrañable amigo de la prensa: “Buen día; yo los leo diariamente así que las “putiadas” no son para mí. De hecho, guardo algunos y hago foros sobre los temas que usted aborda diariamente”.

De un estudioso del derecho: “Buenos días Presidente fíjese que este editorial del día de hoy me recordó algunos profesores de la Facultad de Derecho; que todo el periodo se la llevan haciendo exposiciones elaboradas por los alumnos, y no dan clase”. Estos jalones de oreja incentivan a todos los amables lectores –como dice usted– para expresar sus opiniones, como debe ser. Muchas gracias”. (Hay tantas otras contribuciones, ya enfocadas a la desesperante falta de agua en la ciudad capital, las promesas de los políticos en campaña, las soluciones que nunca llegan, lo admirable de tanta gente que solo Dios sabe de sus apuros por la miserable ración que recibe del más vital elemento para la vida). / (Así cerrábamos el último artículo: Mire usted –agrega el Sisimite, alegre por las menciones que recibe– al suave, los lectores hoy le escribieron su editorial./ Sobre esa posdata de la vez pasada, ojos lectores corrigen: “No precisamente, mire que reunir comentarios, darles hilo conductor de esa forma y captar la atención, no es fácil; al suave pusieron ladrillos con los que solamente un experto en construir de la nada, puede erigir un edificio. No fue tan al suave, ja ja ja… ¡Abrazo Presidente!).

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