Leyes para espantar la inversión

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5 de mayo de 2022
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12:04 am
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Leyes para espantar la inversión

Esperanza para los hondureños

LETRAS LIBERTARIAS
Por: Héctor A. Martínez (Sociólogo)

Que alguien les diga a los honorables diputados hondureños, que el mundo se mueve aceleradamente, no solo sobre su propio eje, como nos enseñaron en la escuela, sino también en línea recta, en una autopista pavimentada, y a una velocidad imperceptible para la mente humana. Que les digan que el mundo cambia vertiginosamente, y que debemos ir a su paso para adaptarnos lo más rápido posible a las circunstancias, de lo contrario, como bien pronosticaba Yuval Harari hace un par de años, desapareceremos como sociedad.

Que alguien les diga que si pretenden “trabajar para el pueblo” -como suelen repetir hasta el hastío-, que la cosa no se arregla emitiendo leyes sensacionalistas para ganar “likes” en las redes sociales, sino creando las condiciones para que los individuos tengan acceso a un empleo digno y a servicios de alta calidad.

Son las circunstancias las que evolucionan velozmente, dejando a su paso una estela de obsolescencia que resulta incomprensible para quienes no advierten -por falta de inteligencia o perversidad-, que para sobrevivir a los desenfrenados cambios del mundo, hay que interpretar correctamente la realidad. Y en esa obsolescencia se enlistan, desde luego, el Mercado, el Estado y sus instituciones. Es decir, la forma en cómo organizamos la sociedad habla mucho sobre la capacidad de los dirigentes de un país, sin importar su afiliación partidista. Las sociedades necesitan que las dirijan hombres y mujeres pensantes que hagan a un lado sus cálculos politiqueros, porque la realidad no se arregla con doctrinas ni remiendos legales, sino echando mano de soluciones prácticas.

Si las intenciones de los políticos responden a un cálculo de beneficios destinados para unos pocos, entonces, no importa lo que hagamos cada cuatro años, siempre nos mantendremos estancados mientras otras sociedades gozan de los frutos de un proyecto nacional enfocado en la generación de la riqueza. En los momentos en que aparentamos legislar sobre la farsa del bien común, los indicadores económicos y sociales nos muestran el nivel tercermundista que prevalece en la mente de nuestros legisladores.

El establecimiento de disposiciones jurídicas emitidas sin un sentido de la realidad del mundo, por creer que arrancarán los aplausos de los “rosso-neri”, no hace más que calzar la economía hondureña con zapatillas de hierro para competir en desventaja en esa azarosa carrera del tan cacaraqueado progreso económico. En otras palabras, mientras el mundo corre a la velocidad de la luz, nosotros nos montamos plácidamente sobre una yunta de bueyes creyendo que, a punta de decretos, bien pudiéramos llegar al podio de los triunfadores.

El mundo de hoy ya no es el de “Pajarito” Villeda ni el de Suazo Córdoba. Ni siquiera se parece a los tiempos de Rafael Leonardo Callejas o al de “Mel” Zelaya. Después de ellos, el mundo ha girado un trillón de veces antes de darnos cuenta de que contamos con los políticos más ineficaces de la región y porque las leyes no funcionan, aunque las páginas de la Constitución se escriban con tinta de oro.

Antes de hacer a un lado el triunfalismo electorero y de parar de aplaudir la extradición de JOH los políticos de Libre deben saber que, en el mundo de hoy ya no es la política nacional la que decide sobre los destinos de una sociedad sino las grandes corporaciones, las multinacionales. Si queremos socializar la economía y la riqueza, entonces, primero unámonos a esos monstruos, conozcamos su lógica y funcionamiento, y luego pensemos en enfrentarlos, si queremos. Pero antes, atraigámoslos como han hecho inteligentemente los chinos.

Si las intenciones de un sector de los diputados es espantar a quienes crean la riqueza, ya lo están logrando. No hace mucho nos dimos cuenta de que una gran empresa que ocupa a cientos de trabajadores ha decidido largarse a otro país mientras terceriza operaciones. Cualquiera haría lo mismo. Los que generan la riqueza ya saben de lo que se trata: basta con leer las señales para darse cuenta del tipo de amenazas que se ciernen sobre el país, de continuar con estos disparates legislativos.

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