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19 de mayo de 2022
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12:05 am
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Poder

PERFILES

Por: Carolina Alduvín

“Tu verbo es simple, eso les llega muy bien pues tú tienes la salsa que hace falta, emociónales, tómalos en cuenta, aprende a manejar la ignorancia, el verbo debe ser entendido, de poder y poder”.

El párrafo anterior figura en la famosa carta dirigida a Hugo Chávez, por Fidel Castro; de ahí que la de los votos prestados y el coordinador de las liebres refundidoras, no vacilen en crear la ilusión del poder popular. Circula en las redes un documento de propuesta al respecto, en modalidad de decreto ejecutivo. Entre los considerandos, invoca los artículos constitucionales 1, 2, 4 y 5, el plan de gobierno de la actual administración, algunos numerales del artículo 245, más el 294 y 299 de la misma carta magna. Dando a entender que de alguna manera no se han estado cumpliendo; y por tanto hay que crear organismos paralelos, en lugar de simplemente cumplir con las disposiciones constitucionales.

Decreta entonces, crear un sistema nacional de poder popular, ya no integrado mediante representantes electos, sino por movimientos y organizaciones sociales, históricas, legítimas y emergentes, así como aquellas otras que, aun existiendo de hecho, tengan representación local, temática o nacional de significación y trascendencia para la definición de políticas públicas y políticas de Estado, las cuales deberán obtener su personería jurídica al más corto plazo posible.

No es difícil detectar la clara intención de sustituir al Congreso Nacional por un conglomerado que la directiva liebre pueda manipular, ya sea por afinidad ya existente, o por la que puedan adquirir vía reconocimiento de existencia jurídica; sin mencionar que, se abusará del poder que otorga dicho mecanismo, para determinar quién puede participar de las decisiones populares y a quienes se considera antipueblo, sin mencionar los pingües negocios que implica la expedición de tal licencia estatal.

Adicionalmente contempla unidades de poder popular, dentro de las secretarías de Estado; en pocas palabras, montar paralelas en cada ministerio y, mesas de poder popular, conformadas por representantes de los movimientos sociales -previamente reconocidos por el mandamás- o sea sus pequeños sátrapas, según ellos respetando la autonomía y autodeterminación -siempre y cuando sea afín- de las organizaciones que sean convocadas por las mesas del poder popular. El afán de manipulación es evidente.

Vemos ahora algunas de las atribuciones de la mentada asamblea nacional del poder popular y que el amable lector juzgue las intenciones de los refundidores:

1) Recibir planteamientos, peticiones, propuestas de políticas públicas y de Estado, normativa jurídica relativa a reformas constitucionales, emisión de leyes, decretos ejecutivos, reglamentos u otras, proveniente de las mesas de poder popular. 2) Considerar viabilidad técnica y respaldo jurídico tanto en la normativa constitucional como de tratados internacionales suscritos por el Estado de Honduras, o que se deben suscribir, adherir, ratificar y hacer el depósito correspondiente en las secretarías establecidas. 3) Velar por el cumplimiento de las leyes sobre participación ciudadana, la organización y funcionamiento de las instancias de poder popular, recibir peticiones y remitirlas a quien consideren conveniente. 4) Promover el fortalecimiento, consolidación y ampliación de organizaciones y movimientos sociales -afines a su ideología, claro está. 5) Rendir informe a la Presidencia de la República y a las mesas de poder popular sobre seguimiento e implementación de las propuestas presentadas a la asamblea de poder popular. 6) Elaborar el plan operativo anual y plan estratégico del sistema nacional del poder popular y 7) el reglamento del mismo. 8) Promover, regular y establecer instancias y mecanismos de participación ciudadana 9) Velar por la efectiva aplicación del principio de participación ciudadana 10) Convocar, establecer los requisitos, formas de organización y funcionamiento de las instancias sectoriales y temáticas.

En pocas palabras, tomar el control que corresponde a secretarías de Estado, la Corte Suprema de Justicia y Congreso Nacional, manipulando a ignorantes o incondicionales, para sus fines.

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