El pasado como estrategia política

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27 de mayo de 2022
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12:03 am
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El pasado como estrategia política

Por: Edgardo Rodríguez
Politólogo y Periodista

Cuando alguien se dedica a la política a tiempo completo pocas cosas lo pueden sorprender y mucho menos cuando se trata de asuntos demasiado obvios. Ya no vivimos como hace treinta años atrás, cuando se podían esconder las acciones de gobierno, no solo la tecnología ha cambiado el acceso a la información, sino que también algunas normas legales. De tal manera que hoy la oposición sabe perfectamente lo que se hace o se deja de hacer desde las instancias de gobierno. Es por ello, que cuando se arriba al poder no se puede alegar que se desconocía la situación de las finanzas nacionales, tampoco se acepta la excusa de que la situación encontrada es demasiado crítica, porque se supone que el que gana las elecciones es el mejor capacitado para enfrentar los enormes retos que supone dirigir al segundo país más pobre del continente.

Insistentemente escuchamos algunas autoridades del país, al asesor de la Presidente, ministros, funcionarios y diputados oficialistas, culpar de todo lo malo a los últimos tres gobiernos, esa será la excusa perfecta de los próximos cuatro años. Si las cosas no salen bien, para la actual administración, no será su culpa, será culpa de los anteriores, así de fácil se eluden las responsabilidades. Es una estrategia política elemental, culpar a otros de lo que yo no soy capaz de resolver o de las promesas que no podré cumplir en mi administración de gobierno. Y no hay duda que volveremos a otra campaña y los que hoy gobiernan dirán que necesitan más tiempo para arreglar los enormes problemas “heredados” del pasado. Y si más allá del siguiente periodo el pueblo les permite continuar gobernando, siempre apelarán al pasado, como responsable permanente de sus errores y de sus incapacidades de resolver las miserias que nos inundan. Ese discurso sobre el pasado nunca terminará.

Hace pocos días leí unas acertadas declaraciones de don Luis Zelaya, exprecandidato presidencial del Partido Liberal, dijo que el gobierno debe dejar en el pasado la crisis política del 2009 y concentrarse en hacer las cosas bien, agregó, que se sigue hablando de temas del pasado con un discurso que data desde el golpe de Estado. Con claridad Zelaya Medrano señaló que no aprecia que se le está prestando la atención debida a los verdaderos problemas del país y que más bien se está en un ambiente de confrontación y odio que no nos va a llevar a nada. Esta es la opinión que muchos sostenemos de estos primeros cuatro meses de la nueva administración, han llegado a quejarse, a improvisar y a usar el raído expediente del pasado, para esconder sus débiles destrezas en el manejo de la cosa pública, ya todos sabemos que gobernar es cosa muy seria, delicada, y compleja. Por eso, el que se mete a político en Honduras, de antemano sabe que se enfrentará a enormes problemas, por eso deben prepararse con tiempo, para que después no se estén quejando de las herencias que les dejaron.

El sociólogo norteamericano, Lawrence Harrison, decía en su libro “El subdesarrollo está en la mente”, que una de las lamentables características de los latinoamericanos, es que para todo vivimos reviviendo y quejándonos del pasado, ello nos ata, nos estanca y no nos deja avanzar en el presente y hacia el futuro. Tenía mucha razón, algunos políticos son ejemplo de esa nociva visión retrógrada. El pasado ya no está, se fue, no volverá, solo contamos con el hoy y el mañana, sobre esto debemos trabajar arduamente, corregir lo malo y dejar lo bueno que heredamos. Si hay narcotráfico, pues a combatirlo, si hay dictadura, a derribarla, si hay corrupción, a castigarla, si hay pobreza, a combatirla, si hay pocos recursos, a eficientar lo exiguo que se tiene. Pero, igual que Luis, creo que muy poco de esto se está haciendo, al menos, no en estos primeros meses, lo único que oímos son quejas y ataques.

Y para no quedarme estancando solo en la crítica, diré que si el mal manejo continúa igual, la Presidente, al final del año, si no es que antes, debería efectuar una profunda reestructuración de su gabinete de gobierno, ubicando en los puestos claves a verdaderos profesionales de talento, con capacidad y experiencia, que los tiene, pero están marginados. Pero no solo eso, debe revisar a fondo el rumbo de su administración, sus estrategias en el manejo de los tremas más complejos, en especial, en el área de política económica y financiera.

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