Reseña de libros: PEDIRLE A MESSI QUE “CIERRE LOS OJOS”, ES ¡UNA ATREVIDA AVENTURA LITERARIA!

ZV
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7 de mayo de 2023
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12:29 am
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Reseña de libros: PEDIRLE A MESSI QUE “CIERRE LOS OJOS”, ES ¡UNA ATREVIDA AVENTURA LITERARIA!

Juan Ramón Martínez

Conocí a Óscar Flores López, en La Tribuna. Era un reportero que, por razones de su talento, incursionada en el subgénero de la entrevista. Me llamaron la atención, las formas, la precisión de las preguntas; y la captura objetiva de las opiniones de los entrevistados. Aunque me fije también, en su anormal fijación, en alguna faceta que le parecía singular en el entrevistado: la belleza de los trajes bien planchados, el color de la corbata, el impecable corte de pelo, el meticuloso cuidado del bigote, el brillo de los dientes; y en un caso, el valorar la marca, el color y el brillo de los zapatos. Le llamé la atención y le dije que, de repente estaba proyectando sus propias frustraciones; y sus deseos por tener las prendas de los entrevistados. No me dispenso mucho caso entonces. El 2007 fui a Cartagena de Indias y le compré una “Antología de Crónicas Colombianas” de Daniel Samper Pizano, entonces colega director de la Academia de la Lengua de aquel país. Se la entregue. Presentí entonces que en Flores López había un narrador muy prometedor. Poco tiempo después, me desilusioné, porque lo vi derivar hacia la crónica deportiva con una pasión que, me pareció perjudicial para su carrera literaria. Eso nos alejó durante mucho tiempo, hasta ahora que me ha hecho llegar su segundo libro “Messi, cerrá un rato los ojos”, una sorprendente maravilla literaria que hace del deporte, sus figuras, los eventos deportivos y las anécdotas alrededor de esa actividad lúdica y comercial, el escenario de fondo, sobre el cual, presentar, mezclados los temas más relevantes de la vida nacional, con los cuales, producir bellas e inolvidables historia que, sin duda, constituyen una forma de avance de la cuentista nacional.

Son 13 cuentos, la mayoría en escenarios deportivos, muy bien escritos, con espacios muy claros, con una estructura tradicional del cuento clásico: planteamiento, nudo y conclusión impecables, lenguaje puro sin ripios o digresiones innecesarios, sin adjetivos abusivos; y, con una maestría narradora, bien definida que aclara la historia sin que el narrador robe protagonismo a los personajes que están muy bien perfilados en sus humanas disposiciones. Evitando siempre la tentación del narrador, que nos sople malcriado y abusivo, por encima de la espalda, información que nosotros los lectores debemos obtener. Y desde varios puntos de vista, que poco se han usado en Honduras, especialmente en la forma en que los mezcla Flores López con enorme naturalidad. Posiblemente como fruto de su entrenamiento periodístico. Consiguiendo, por ejemplo, desde atrás de los relatos, colocar las preocupaciones, políticas, los desaparecidos por los gobiernos militares y liberales, los torturadores amenazantes; e, incluso la muerte del más alto líder militar del siglo pasado, liquidado en un incidente todavía, sin aclarar, creando sin estridencia, un panorama general de la vida política hondureña y latinoamericana. Y las venganzas de los narcotraficantes. Además, los cuentos, están bien ordenados – posiblemente de acuerdo a las fechas en que fueron escritos—por lo que van, desde un tanteo discreto e intuitivo, algunos casi invisibles pasos en falso, en que la redonda calidad es, todavía esquiva, hasta el final, donde logra en los últimos cuatro relatos: “Un Gol para marcar”, “Taffarel”, “El último Vuelo del Zanate” y, el mejor de todos, “Messi cerrá un poco los ojos”, alcanzar su más alto momento narrativo. Al final, de su bello libro, Flores López consigue describir la situación política de Honduras, sin estridencias, sin juzgar a nadie – ni siquiera al famoso agente del DIN, apellidado Vilorio—porque con su literatura Flores López, no juzga, no señala; ni castiga nadie, sino que muestra el escenario con los actores, buenos y malos, inocentes y listos, ingenuos y tontos, criminales y santos, para que seamos los lectores que, en la belleza de una narración perfecta, nos hagamos nuestros juicios, par al final, entender lo que pasó. Sin caer en el panfleto y la diatriba, que son tan poco efectivas literariamente hablando. Y sin que el deporte, que el inicio de la lectura me pareció un telón de fondo ordinario, vulgar e inconveniente, le quité protagonismo a la narración y a la belleza del lenguaje con el cual, el autor, construye bellas historias, dolorosos relatos; e hilarantes propuestas en las que los hondureños, desde la infancia que reconoce que no entiende las palabras, hacen de la derrota futbolera, un ejercicio de dignidad y una salvación del honor. Y sin que, la lucha de los derrotados, no deje de hacernos reír, impresionados y orgullosos de la fuerza moral de niños, que no renuncian a ser niños, para luchar, hasta el final. Nunca he leído una obra literaria hondureña más irónica, simpática y risueña; y menos latinoamericana que sea mejor que el cuento “El Último Vuelo del Zanate”, que me ha hecho reír como nunca ante ningún autor había logrado. Ni siquiera la mejor que se ha escrito en el mundo hispánico: “Pantaleón y Las Visitadoras” de Mario Vargas Llosa. Porque Flores López, parece no intentarlo; pero logra fácilmente hacernos reír casi sin control, como fue mi caso: pero con enorme orgullo por el triunfo de la inocencia que, desde el honor grupal, transforma una derrota en un triunfo inolvidable. Y con una gran inocencia, porque todos sus buenos personajes, los mejores, son niños, a los que no los vuelve adultos y no pone en sus bocas expresiones suyas, sino que los deja, libres, hablar a ellos, mostrando sus inocencias y sus ingenuidades. Este es posiblemente, uno de los grandes logros de la narrativa de Óscar Flores López.

No creo que esta sea la mejor obra que Flores López escriba en toda su carrera literaria. Más bien creo que, es el anuncio de una cosecha que nos sorprenderá en el futuro y que, una vez que salte del cuento, en donde se siente muy cómodo, y pase a la novela, puede convertirse en el mejor novelista que Honduras pueda llegar a tener, en este veloz siglo XXI.

Por supuesto, no todos los cuentos tienen igual calidad. Hay algunos débiles. El más desafortunado, es el intento suyo en “Ayer llegó el circo”, de mostrar el discurso religioso, cuando quiere hacer hablar al cura. Se nota que sabe mucho de deporte pero que, igual que un expresidente del que nos burlamos en toda conversación trivial, no sabe el “Padre Nuestro”, no ha oído predicar un sacerdote; y, solo salva el cuento, que tiene sus méritos, claro que sí, cuando por medio de ese diálogo anticipa, la bella e inesperada conclusión.

Pero el último cuento, que le da el nombre al libro, “Messi, cerrá un rato los ojos”, es el más tierno, más inocente – es un niño de diez años que juega con su padre a los policías y los ladrones y que el sin que el niño lo sepa sea activo en el narcotráfico—que es capturado por sus enemigos en la calle; y que lo matan, en la presencia del niño que cree que todo es un juego, hasta que al final, aunque el padre pide que no lo maten delante de su hijo, le dan de tiros y lo dejan muerto en la calle ante la indiferencia de los vecinos, y la confusión del niño que no sabe si es juego o es de verdad un acción mortal, pidiéndole a Messi que cierre los ojos, para que todo sea realmente un juego y no maten a su padre. Es de una terrible ternura este cuento. Bien escrito, sin que nada le sobre y desde un punto de vista difícil de manejar, como es la perspectiva inocente del niño que pone en evidencia la tragedia de la inseguridad que representa la vida de quienes, se involucran en acciones irregulares, por las cuales es ajusticiado por sus mismos cómplices. Insuperable. Y expone a los inocentes a sufrir sus daños marginales.

Una palabra final y una recomendación. Honduras tiene en Óscar Flores López, un prospecto literario singular con el cual irrumpir en la vida literaria mundial, por lo que, anticipo nuevas obras suyas en el futuro, –novelas preferentemente–, editadas aquí y en el exterior, por lo que creo que los lectores, hondureños, debemos leer esta su primera obra maestra que compartimos con orgullo, satisfacción y enorme alegría. Para participar una carrera literaria que, sin duda, nos dará el prestigio que nos merecemos los hondureños.

Tegucigalpa, abril 21 de 2023

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