LA INVITACIÓN

ZV
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22 de mayo de 2023
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12:13 am
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LA INVITACIÓN

SEMANAS atrás recibimos del representante residente del PNUD –competente funcionario del ente internacional quien, durante su gestión, ha impulsado varios programas de sumo beneficio al país, entre ellos en materia electoral y de identificación– gentil nota de invitación que agradecemos: El PNUD –explica la misiva– elabora el Informe de Desarrollo Humano (IDH) con el propósito de contribuir con información, análisis y criterios acerca de los principales retos del desarrollo de Honduras”. “El último informe titulado “Estado de Derecho Fundamento de la Transformación 2022-2030”, fue presentado ante las autoridades y sociedad hondureñas en julio de 2022”. “Como primer paso de la planificación de un nuevo informe que se estará elaborando en 2023-2024, el PNUD plantea realizar entrevistas a autoridades y líderes nacionales acerca de los retos y ámbitos del desarrollo del país de mayor relevancia que podrían ser tratados en esta iniciativa futura”. “El objetivo es impulsar un proceso de investigación y discusión de temas clave para el futuro de Honduras muy acorde a las necesidades del país, que aporte insumos útiles para el debate, las decisiones y las políticas públicas que se están impulsando”.

Piden “una entrevista de aproximadamente 40 a 45 minutos, que será realizada por destacados especialistas del PNUD en cuestiones de desarrollo humano y prospectiva, con gran experiencia internacional y regional”. Ningún ánimo de desairar; por lo que explicamos el sentir para declinar la entrevista: “Gracias por su gentileza”. “Quizás los capaces expertos que vienen a explorar criterios para su informe, no debiesen malgastar su valioso tiempo con nosotros”. “Muy poco o de nada sirvió lo aportado en la entrevista anterior, sobre lo que a nuestro juicio es el mayor trastorno que afecta e impacta en las sociedades de hoy y, por lo tanto, mucho de lo que incide en el precario desarrollo humano de la nuestra”. “Así que, intuimos, igual ocurrirá en esta ocasión”. “No prestarán atención o interés alguno a lo que digamos”. “Su enfoque es sobre los problemas tradicionales, no sobre el “Big Bang tecnológico” –expuesto exhaustivamente en editoriales– que ha venido a trastocar todo lo convencionalmente conocido”. “Con usted tuvimos una larga plática por zoom, cuando, en primicia –amabilidad suya– fuimos privilegiados con un resumen del informe”. “Total, nada de lo formulado por su servidor o de las recomendaciones, tuvieron mayores consecuencias, ni seguimiento”. “Así las cosas, agradezco al PNUD la invitación, pero hay otras personas que mejor pueden contribuir a lo que ustedes desean saber, y acoplarse a los formatos preconcebidos”. “Esto, más bien, nos da material para continuar terciando en editoriales”. Para que el criterio esbozado no desvanezca entre las sombras de lo inútil, ni pase del todo desaparecido”. (“Fuerte abrazo”.)

Posiblemente habrá quien estime impertinencia rechazar ese valioso espacio de 40 minutos –más o menos como las visitas relámpago de altos y medianos funcionarios extranjeros que, con tomar la temperatura (a las febriles crisis que se padecen), regresan al suyo ya en calidad de versados expertos de la situación nacional– si Honduras es tan chiquito, se presume, que en un insignificante recipiente le cabe la vida. Tampoco vaya a malinterpretarse, que desestimamos como inservibles los informes –gasto en fardos de papeles que llenan bodegas enteras– de ninguno de los organismos internacionales. Innegable que un buen diagnóstico –como esos del desarrollo humano– con sugerencias, en algo ayuda. No es esa la aprensión. Es que en esos estudios técnicos convencionales –seguramente porque la explosión y la velocidad de lo ocurrido los ha dejado paralizados y no saben qué hacer de ello– ni siquiera conjuga, como factor de la ecuación, esa terrible alteración en la vida de las sociedades –sus problemas, sus comportamientos, y por ende todo lo demás relacionado que gira alrededor del cambio radical de la humanidad en el contexto de la nueva realidad– producida por el mayor invento tecnológico del siglo en la conectividad, la comunicación, la socialización y la convivencia. Y si eso los ha dejado inmóviles, atónitos, inocentes, con la boca abierta, espérense que cuaje el otro animal, el de la Inteligencia Artificial. (Ajá –interviene el Sisimite– y la burocracia internacional –montada precisamente para lidiar con las crisis, como esa peste sanitaria que golpeó al mundo y lo puso de rodillas– con honrosas excepciones, ¿no dejó mucho que desear? -¿Y la pasmosa pasividad –irrumpe Winston– y la deplorable falta de creatividad? ¿Pudo responder, con acciones puntuales a las inmensas necesidades, con la eficiencia y prontitud exigida por las urgencias, con los recursos suficientes requeridos en la desesperación de pueblos atormentados? ¿O la reacción de esos encumbrados jefes, directores de gabinetes, secretarios generales –en manifestaciones y boletines– no fue de resignada inacción, de solo repetir que “estaban muy preocupados”? -No solo eso –interrumpe el Sisimite–¿y varios gobiernos, cuando más apremiaba la mancomunidad, en vez de colaborar, más bien no se aislaron? -La preocupada comunidad internacional –suspira Winston– ¿estuvo a la altura de los insufribles apuros de la gente o decepcionó? ¿Satisfizo la aflicción de los más vulnerables en estos pintorescos paisajes acabados? Al día de hoy, pareciera, ¿siguen sin tener remota noción siquiera, de cómo eso sacudió los cimientos de todos los sistemas y continúa golpeando; sin idea de cuál sea el orden (o desorden) de cosas de la nueva realidad?).

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