Contracorriente: ¿Modelo?; ni para Cuba

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2 de junio de 2023
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Contracorriente: ¿Modelo?; ni para Cuba

Por: Juan Ramón Martínez

Cuando hablamos de modelos, nos referimos casi siempre, a un “arquetipo o punto de referencia para imitarlo o reproducirlo”. En el plano moral, un ejemplo que por su perfección se debe seguir; o, imitar. En los negocios, guía orientadora. Hace algunos años tuvimos en Honduras las “escuelas modelos” y las “granjas modelo o demostrativas”. La Universidad Agrícola, empezó como una granja demostrativa. Es decir que, se tiene el concepto que lo que se busca es, algo mejor que, lo que se tiene. Por ello, en Olanchito de los años cincuenta de siglo pasado, los modelos eran los mejores. No, los pobres no. Por supuesto, siempre había tontos, anormales que carecían de conceptos porque carecían de capacidad para diferenciar entre el bien y el mal, que sus modelos eran el mejor ladrón, el mayor asesino, el que no trabajaba; y vivía bien; o el que se burlaba de todos; pero no hacía nada singular.

En momentos de polarización, de búsqueda de algo indefinido como el desarrollo nacional, o la instauración del socialismo, algunos brasean en el vacío. Y dicen cosas que, careciendo de lógica, — solo explicables en el plano de la irracionalidad–, priva mucha confusión. Y mucho más, cuando los lideres dicen cosas impropias o estúpidas. Decir que Cuba es un modelo para Honduras, resulta incomprensible. Excepto que moviéndonos nosotros en la búsqueda de lo mejor, la superación de la pobreza y la consolidación de las tesis tradicionales del progreso – para ir de lo menos humano a lo más humano—y quienes nos proponen a una nación arruinada, donde su pueblo vive en la miseria y en la que sus políticos muestran incompetencia para originar mínimos cambios, incluidos los recomendados por los aliados tradicionales, solo es explicable dentro de una lógica bizarra o paralela, imaginada por los actuales gobernantes. Buscar lo malo, ir tras el fracaso o la muerte, no requiere modelo. Cualquier cosa es válida. Incluso la inactividad que, precede a la muerte, pérdida irremediablemente la ilusión y la esperanza.

Hay dos tipos de pobreza material. La voluntaria y la impuesta. La pobreza de los monjes, de los sacerdotes e incluso de algunos líderes que, viven con lo mínimo y que se sienten cómodos en lo exiguo y ven en la falta de comida una fuerza para el desarrollo espiritual, es ejemplar y admirable. Por su carácter libérrimo. El problema es la pobreza impuesta por la familia, la sociedad o el gobierno. Aquí es, donde surgen las contradicciones. La historia nos da ejemplos muy interesantes. Se sabe que los padres pobres, preparan hijos para la pobreza. De modo que los hijos no pueden evitar la maldición de la falta de tortillas para llevárselas a la boca. Los insatisfechos, crean esperanzas, sueños ilusiones y la búsqueda de modelos. Juan Martínez, que había emigrado pobre y sin zapatos de Olancho, nos enseñó a sus hijos que, había que diferenciar entre estar pobre y ser pobre. Lo primero era una cuestión circunstancial, superable. El ser pobre, imposible que, había que evitar.

La mayoría de los lideres, provienen de abajo. Siguiendo modelos específicos, se han abierto paso y logrado el éxito. Morazán, Valle, Molina, Bonilla y Villeda Morales, son ejemplos de esfuerzo, estudio, superación. Búsqueda de lo mejor. Incluso, Rixi Moncada que proviene de un hogar pobre que, puestos de pie, vinieron a Tegucigalpa y con mucha dedicación y trabajo han logrado éxito. Como muchos de nosotros, cada quien en su propia escala de valores. Por ello, resulta incomprensible para todos, escuchar a la lideresa refundacional, hablar de Cuba como modelo. Allí no hay nada. Todo es una ruina. Hasta los diplomáticos tienen problemas para lo fundamental. Y el gobierno de Díaz–Canel, en este momento, está pasando sus peores problemas. Y lo peor de Cuba es su incapacidad para abandonar el modelo soviético que impuso Fidel Castro que ni siquiera la Rusia de Putin sigue. Los chinos, los rusos, los vietnamitas y los españoles, en varios momentos, han recomendado cambios que los cubanos se resisten a introducir.

Si Cuba, no es ejemplo ni siquiera para la población cubana, porque díganme Rixi Moncada nos hace tal recomendación. ¿Ignorancia? ¿Maldad?. No quiere que triunfemos como ella y su familia. ¿Y por eso, quita la escalera que subiera, condenándonos a la pobreza y la desesperanza? Sólo, ¡los Moncada¡. Increible.

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