El Salvador alcanzó el hito de llegar a 365 días sin homicidios

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10 de septiembre de 2023
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12:18 am
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El Salvador alcanzó el hito de  llegar a 365 días sin homicidios

Por: Arq. Óscar Cárcamo Vindel
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Qué podemos expresar ante tal singular hazaña; solamente comentar qué es un logro enteramente impresionante, en verdad extraordinario, y sin duda alguna grandioso. El deslumbrante presidente Nayib Bukele, alcanzó ensombrecer por mucho a sus deslucidos colegas, los presidentes de la izquierda y derecha Latinoamérica. Y por el contrario, con resuelta contundencia, goza sobradamente ante la opinión pública de la ciudadanía salvadoreña de unas cifras de aprobación ciertamente insólitas, y eso en consideración que en cercanía a culminar su mandato, el espontáneo degaste del poder no le originó impacto adverso.

Dispensando las críticas de sus múltiples detractores; en materia de derechos humanos, autoritarismo, y otros temas; estimamos en ponderación de sus antagonistas, que la muy relevante prerrogativa que la vasta pluralidad del pueblo salvadoreño le dispensa; habla mucho más en favor del sobresaliente presidente, que las discrepantes interpretaciones de conspicuos periodistas o analistas, de refinadas corbatas de ceda y destellantes cuellos almidonados; cuando residen amparados en la seguridad de los Estados Unidos o Europa, y no cuentan con la lucidez de poder descifrar ni cercanamente con certidumbre, el sufrimiento y la desesperación, que supone el habitar subyugados por la feroz esclavitud ejercida por la tiranía de la criminalidad, en naciones que se han venido desangrando ante el dolor y el luto por incesantes décadas.

La evidencia de las múltiples encuestas de opinión, es de alguna manera irrebatible, le consagran con una media en su conjunto de un imponderable 91% de aprobación de su gestión por parte de la totalidad de la ciudadanía, una cifra que se distingue como una calificación enteramente sobresaliente, y nunca antes vista en el continente americano. De la misma forma las encuestas acentúan la cuantía de un firme 86% de aprobación en la idea de la dirección economía en la que conduce a la nación, un 76% de confianza en las instituciones públicas y de igual manera de la certidumbre en la confianza en el desempeño del estamento policial.

La muy inédita coyuntura, que nueve de cada diez salvadoreños aprueben fervorosamente el mandato del señor presidente Bukele luego de 4 años de gobierno, en donde la lógica nos manifiesta que la habitual prolongación del período de tiempo presidencial, tiende a erosionar y distender el desempeño de una determinada gestión ante la opinión pública. Empero, este asunto en cuestión, es en verdad una materia qué requiere de un exhaustivo análisis, en vista del extremo grado de complejidad que representa para una administración, mantenerse en el pico de la cresta de las altas expectativas de aceptación y de apoyo ciudadano, ante las complejas exigencias que se amalgaman en la diversidad de una heterogénea población.

Examinando entonces, las casi irreales estadísticas que nos revela actualmente el hermano país del pulgarcito de América, que ahora se agiganta, empequeñeciendo al continente, en virtud del alcance de un éxito incomparable; una robusta cohesión de unidad nacional en torno a su insigne presidente, en razón de la favorable expectativa colectiva, que finalmente un mandatario está realizando sus deberes en debida correspondencia. Este argumento, es en verdad un hecho admirable, que ya lo podríamos catalogar como “el fenómeno Bukele”, en el sentido que los salvadoreños han superado en la presente actualidad, la insufrible fragmentación ideológica que aqueja a las américas, y ahora disfrutan la esperanzadora unanimidad y consenso nacional por impulsar un fin común, de la mano del vibrante liderazgo de su notable gobernante. Tanto así, que el nombre Bukele, ya origina ruido por toda la región, y supone nerviosismo al status quo de los políticos de raíz criolla, ante las sospechas del surgimiento de líderes antisistema en sus traspatios, que alcancen a emular el enérgico carácter del bien amado Bukele.

En definitiva, y en conformidad a los diversos puntos de vista, para bien o para mal, “el fenómeno Bukele”, nos da cuenta que; de frente a la fragilidad en la que se cimientan nuestras naciones sustentadas en una endeble institucionalidad, un persistente desempeño hacia la decidida anarquía, y en la dirección del despropósito sin un previsible rumbo fijo; irremisiblemente precisan de liderazgos de mano dura e inflexible en el acometido de sus objetivos, en donde no tiene cabida la demagogia de la hipocresía del políticamente correcto, o de las acostumbradas componendas de sentarse a negociar intentando reconciliar al cielo y con el infierno.

Como resultado entonces de este original efecto en nuestra región, de alguna manera, para el común denominador del desmesurado conjunto de ciudadanos desengañados y frustrados por las abultadas promesas incumplidas de los desgastados políticos criollos; los residentes de las naciones vecinas, atesoran el esperanzador sentimiento; ¿si existirá por allí?, algún Bukele agazapado entre las multitudes, aguardando la oportunidad idónea de alzarse, para abanderar un notable liderazgo que unifique finalmente sus naciones.

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