Unos que vienen… otros que se van

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18 de marzo de 2024
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12:05 am
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Unos que vienen… otros que se van

Por: Otto Martín Wolf

China tiene un gran problema.

Pensándolo bien, en un país de ese tamaño todos los problemas son grandes. Pero no, no es escasez de arroz ni nada parecido, lo que les está haciendo falta es… gente!

Durante muchos años el gobierno chino mantuvo un duro control sobre la natalidad, limitando a un hijo por pareja.

Ahora, sorprendentemente, se enfrenta a una situación en la que tiene que dar estímulos en efectivo para que se reproduzcan como lo hacían antes… como chinos!

El plan no les está funcionando y, si la tendencia sigue igual -mucho sexo y pocos hijos- en el mediano plazo no habrá suficientes personas para llenar los vacíos que van dejando los que se jubilan, mueren, abandonan el país (o se desaparecen misteriosamente, como tristemente se acostumbra ahí).

Fábricas, trabajo en el campo, oficinas, escuelas, hospitales, etc. todos estarán cortos de personal, clientes, profesores y hasta pacientes.

A la falta de natalidad se le suman sus estrictas leyes migratorias, que evitan la llegada de extranjeros a residir (nunca se han visto caravanas de gente viajando hacia China) y, paradójicamente, la emigración de muchos chinos que buscan nuevas vidas en otros países, especialmente en los Estados Unidos.

África, donde hace falta de todo -menos gente- tiene un problema a la inversa; no hay suficiente empleo, comida, agua o medicinas y, además, la difícil situación político/militar en muchas de sus naciones, arroja fuera decenas de miles mensualmente, como un acto de supervivencia.

Ahí abunda la gente, uno lo puede ver en los reportajes; niños famélicos a montones, por todas partes.

En barco, a pie, en tren o como sea, abandonan su continente en busca de todo lo que les hace falta.

Lo mismo sucede en muchas naciones en Medio Oriente y en Latinoamérica; se van como sea, preferiblemente hacia los Estados Unidos.

Cuba, Venezuela y también Honduras se han convertido en grandes exportadores de gente.

Veamos: Venezuela ha mandado al exterior 7, 7 millones de personas de una población inicial de 28 millones. Cuba que empezó su exportación en 1959, después de su liberación por Fidel Castro, ha enviado al exilio 1.7 millones, de una población inicial de 6 millones.

Honduras, de una población inicial estimada de 8 millones, ha exportado cerca de un millón de personas, casi un 12 por ciento de su gente.

Al ver que el destino de los emigrantes de Cuba y Venezuela (luego vamos con Honduras) son los Estados Unidos, país odiado por sus gobernantes, uno no puede menos que preguntarse si los que se van saben lo “terrible” que es el imperio, según lo expresan los presidentes de ambas naciones.

Qué saben ellos que no saben los que se van?

Honduras, cuyos gobiernos en el pasado han demostrado un deseo de amistad con los USA, también produce una gran cantidad de viajeros sin retorno deseado, aunque a veces obligados (deportados).

Pero es como una puerta revolvente: Se van, los regresan, se vuelven a ir, los regresan, etc.

Al final algunos logran quedarse y empezar una nueva vida.

La Unión Europea también recibe muchos hondureños, especialmente España, donde encuentran más oportunidades que aquí y quizá hasta aprenden a hablar mejor el idioma.

Los que logran quedarse y que han dejado sus familias atrás, pasan a formar parte de los que financian su país de origen con las remesas.

Una buena parte de los ingresos de Honduras se deben a ese envío de dólares.

Si lo vemos desde el punto de vista comercial, la cosa es muy cómoda y conveniente para el país.

Por una parte toda esa gente deja de ser una carga en escuelas, hospitales, etc., ahora todo lo obtienen en los USA.

Y, a cambio de librarse de todos esos costos, Honduras recibe dinero.

Exportamos gente, dejan de consumir servicios públicos en Honduras y mandan dinero… puede haber un negocio mejor?

En este momento vale la pena preguntar (sólo por aquellos admiradores de la dictadura china) ¿nos ayudarían con el exceso de población?

Ya sabemos comer Chop Suey y arroz frito, casi todo lo que utilizamos en la vida diaria es fabricado ahí, recibir unos dos o trescientos mil nos ayudaría a nosotros y a ellos con su problema poblacional.

Rusia, se ha dedicado a importar gente para reemplazar a los que están muriendo en la guerra, es otra opción, un poco más arriesgada que la carretera.

Hasta el momento se cuentan unos 50 mil los muertos, aunque se supone que son muchos más, las cifras del gobierno ruso no son confiables.

Conclusiones: No sobra ni falta gente en el mundo, sólo es cuestión de distribuirla correctamente…

Se necesita un Karl Marx de la población… emigrantes del mundo uníos!

[email protected]

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